ANKARA, TURQUÍA. De existir otro camino lo habría tomado, porque como dolía. Esperaba haber elegido la correcta porque, aunque deseaba complicar las cosas para la policía y salir de la casa de seguridad, tampoco le funcionaba estar limitada en movimientos. Sintió la punzada de la sutura a pesar de que le colocaron un poco de anestesia para poder trabajar mejor. Pararon el sangrado de solo Allah sabía que manera, pues en cuanto llegó terminó en emergencias y con varías manos sobre ella. La herida fue cerrada nuevamente y la sensación fue mucho más llevadera que recordar el dolor de los puntos saliendo de su cuerpo. Apretó la mandíbula nada más de recordarlo. Ni la sangre, ni el dolor la harían decaer en su objetivo. La enfermera que le asignaron tenía buen pulso y logró completar la sutu

