—No creo que quiera hacerlo. Ha venido hasta aquí. —Mi hermana es… —¿Insistente? —Caprichosa—objetó—. Mucho, pero es inteligente también. Espero no tener la necesidad de repetir mi postura y que entienda por qué debe mantenerse alejada de todo lo que tiene que ver conmigo por su bien y por el bien de Samir. Adnan debe tener los ojos sobre ella. Su hermanastro era de armas tomar. Aunque eran “familia” y fingía ante todos que Samir y Kirina tenían una buena relación con su casa, la realidad era contraría y buscaba cualquier forma de destruir cualquier mérito. Era capaz de destruir la reputación de su hermana e inventar cualquier cosa para desprestigiarla y eso en Riad era tres veces más importantes que en Estambul. —Tu… ¿Hermanastro? No sabía como llamarlo sin que sonara molesto.

