—Creí que no me habías extrañado, Johannes — sus labios se separaron de los míos, sus manos dentro de mi suéter se sintieron un poco frías, pero firmes. —Bueno… — sonreí un poco y él me devolvió la sonrisa, suspiró y se pasó una mano por el cabello. —No tienes que decir nada, no te preocupes — susurró, sus labios volvieron a unirse con los míos, sus ojos verdes me miraron con ternura. —¿Estás seguro que quieres venir conmigo? ¿Qué hay de tu novio? ¿Isak? — su gesto se volvió un poco amargo y duro, miré por la ventana hasta el apartamento donde Isak dormía ahora sin saber nada de esto. —Sí, iré contigo — dije despacio, sabía que quizá podría ser un error, pero Even estaba ahí, su olor y su voz me llamaban a donde se encontraba y aunque no era una excusa y sabía que podía arrepentir

