–Te diría que te sintieras como en casa, pero dudo que lo hagas –comentó Reth mientras abría la puerta que conectaba el garaje con el resto de la casa.
Kilian lo siguió por detrás luego de escuchar a Reth diciéndole que debía de bajarse del coche porque él tambien tendría que cambiarse.
–Siéntate por lo menos, te traeré la ropa para que te cambies.
Le dijo antes de desaparecer de su vista y entrar en una de las cuatro puertas, la cual dirigía a su habitación. Ya allí abrió el ropero, el cual estaba lleno de ropa – demasiada – y sacó lo primero que logró divisar de varias tallas más que las que él acostumbraba usar.
Salió y vio a Kilian contemplando las fotografías que decoraban – o mejor dicho le daban vida – al living comedor cocina.
–¿Acaso todas las fotografías que tienes son de paisajes –le preguntó Kilian quedándose a mirar una de ellas en particular –Muy bonito lugar –comentó tomando el marco con la fotografía y enseñándosela –Pero ¿por qué el tan cliché Panteón de Atenas?
Reth se acercó a él y quitó la fotografía de las manos de Kilian para volverla a su lugar.
–Porque si miraras más detalladamente te darías cuenta que lo general no es lo importante –le contestó contemplándolo con cara de pocos amigos –Toma –extendió la ropa que había tomado hacia su nuevo guardaespaldas –Tendrás que ponerte este traje.
Una de las cejas de Kilian se elevó.
–No me pondré este traje gris brillante, pareceré sacado de la mafia.
–Es eso o eso, hacía que no tienes muchas opciones. Distinto sería si fuéramos de la misma talla –le contestó sonriéndole falsamente –Agradece que encontré una camisa negra que no le hará ver tan llamativo –Se encogió de hombros –La puerta de la derecha es un baño, por si quieres usarlo –terminó mientras se dirigía hacia la cocina y tomaba una pava y la llenaba de agua.
Kilian se le quedó contemplando hasta que lo vio colocar la misma sobre la estufa. Suspiró y se encaminó hacia donde Reth le había dicho que había un baño metiéndose en el mismo.
Reth se volteó en el momento en que Kilian se metió en la habitación y luego miró hacia todas las fotografías que no se encontraban lejos de su vista. Debía de sacar esas fotografías lo más rápido posible y olvidarse de todo.
Suspiró y se volvió a girar para darle su máxima atención a la pava, que poco a poco iba calentándose y por ende, calentando el agua dentro.
Cuando esta comenzó a hacer su ya típico ruido de que el agua estaba a punto de hervir, la sacó y colocó en dos tazas que había sacado con anterioridad, dos saquitos de té. Cuando terminó de llenarlos, Kilian salió del baño.
–¿Tienes un cinturón? Me ha quedado algo holgado el pantalón.
Reth se giró y lo miró. Hasta él mismo se preguntó si Kilian no era tan humano como quería aparentar, pues su ya contextura, y belleza natural, le hacían dudar de que aquel hombre frente a él, fuera en verdad, un ser humano común y corriente.
–Entra en la habitación, del lado izquierdo del armario están los cinturones –le contestó mientras se volvía a voltear y terminaba de preparar los dos té.
Kilian, sin decir nada, entró en la habitación y segundos después salió con uno en la mano. Reth por su parte, se sentó en el sofá que daba contra una de las paredes donde tenía el televisor con los pies sobre la mesa blanca ratona que tenía y la taza entre sus manos.
–Te he hecho uno por si querías –le contestó señalando la taza a un lado de él.
–¿Acaso no vamos a ir ahora?
–Dentro de un rato.
Kilian se sentó a su lado y tomó la taza, quedándose hacia delante, mirando al frente.
–William sabe sobre lo que eres capaz de hacer ¿no? –preguntó rompiendo el silencio.
–Solo sabe lo que he querido que supiera. Nadie sabe sobre todo lo que soy capaz de hacer.
–Diciendo eso me hace querer ir corriendo a la ODSRS a decirles que eres una bomba andante.
–Si fuera una bomba andante –comenzó a decir y giró su rostro, contemplando a Kilian, quien tambien se había girado a mirarlo –Todos hubiesen muerto hace ya siglos. Eso es lo que la ODSRS no ha entendido todo este tiempo. Se enfocan en lo general, pero nunca ven los detalles.
–¿Qué quieres decir con eso? No veo por donde tú eres algo general.
–Yo solo soy otro idiota que cayó bajo la mirada de tu organización y hace lo que puede para no terminar en la prisión que ya debe de tener mi nombre –se levantó llevando su taza con él –Hay miles de seres peores que yo, eso te lo aseguro, pero solo se han estado fijando en lo que son capaz de ver.
–¿Qué quieres decir con eso?
Reth dejó su taza en el fregadero y luego se volteó a verlo, ya que Kilian lo había seguido con la mirada y se había acomodado para poder verlo detrás del sofá.
–¿William te ha dicho lo que ha pasado hace dos años atrás?
–¿Qué cosa?
–Eso deja en claro que no lo ha hecho –suspiró –Pregúntaselo a él, luego dime quien es peor en todo esto.
–¿Qué tengo que preguntarle? ¡Reth! –se quejó al ver que Reth se dirigía hacia su habitación sin contestarle.
Reth llegó a la altura de la puerta y antes de abrirla agregó.
–Pregúntale solo sobre Nina. Con solo ese nombre sabrá qué es lo que estás preguntando –y terminado, entró en su habitación para poder cambiarse.
Cuando terminó de cambiarse y arreglarse con un traje n***o formal, una camisa blanca y una corbata bordo, salió, viendo a Kilian contemplando la misma fotografía que le había quitado de su lugar.
–Aunque la mires por cien años no serás capaz de ver qué es lo que en verdad he querido sacar –le dijo Reth desde su altura y Kilian levantó la mirada sobresaltado –¿Vamos? He hablado con Yaila en la habitación y me ha dicho que nos está esperando.
Kilian dejó la fotografía y se dirigió detrás de Reth hacia el garaje, donde se subieron en el coche como lo habían hecho antes y se fueron de su casa. Reth le colocó en la GPS, como anteriormente lo había hecho para que llegara a la casa, la dirección de ella.
Llegaron veinte minutos después en completo silencio.
–¿Estás seguro que es aquí? –le preguntó Kilian al ver que se trataba de un edificio de doble altura, tapeado, con ladrillo visto y con tan solo una puerta negra oxidada y vieja.
–Como he dicho, nunca los de la ODSRS serán capaz de ver nada –dijo Reth y luego se bajó, seguido por Kilian, quien tambien se bajó y se colocó a su altura.
Reth se acercó a la puerta y llamó tres veces. Una pequeña visera se abrió, dejando a la vista unos ojos amarillos como los de un gato n***o.
–Clave –dijo.
Reth rodó los ojos.
–Y el fuego se elevó hasta que acabó con todo, pero en ese todo fue donde surgió algo más.
La puerta se abrió, dejando a la vista a un hombre para nada humano. Con pelaje oscuro casi n***o, y rostro como el de un gato. Kilian abrió los ojos de par en par.
–¿Dónde está Yaila?
–¿Tienes cita con ella Reth?
Reth asintió con la cabeza. El hombre gato miró a Kilian.
–¿Y él?
–Solo me está acompañando –le contestó encogiéndose de hombros y colocando sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón –Un nuevo guardaespaldas.
–No será de la ODSRS ¿no? He oído que están intentando meterse por todos lados.
Reth miró de reojo a Kilian.
–Lo sé, pero estaría muy lejos en dar de mí para ayudarlos.
–Eso no me parece tan cierto –comentó una voz que se le hizo sumamente familiar y detrás de una cortina apareció una mujer de facciones perfectas, orejas algo puntiagudas y ojos de un violeta intenso.
La mujer lo miró a él, a Kilian y luego al hombre gato. –Pasen –les dijo a los dos y se volvió a esconder detrás de las cortinas aterciopeladas de un color borgoña.
Reth se acercó y corrió la cortina, encontrándose con el típico escenario al que ya se había acostumbrado. Pasaron por tres habitaciones, decoradas con cosas antiguas, y muchos objetos de los que Reth no estaba interesado, hasta que llegaron a una habitación, con una mesa redonda en medio y tres asientos.
–Como siempre adelantándose –comentó Reth mientras se sentaba en una de las mesas y ella lo hacía en la que se encontraba frente a ellos.
–Deberías de estar acostumbrado, como tambien sé que la paga es buena –dijo extendiendo su mano hacia él.
Reth rodó los ojos y de dentro del bolsillo interior sacó un colgante con una piedra negra redondeaba y perfeccionada.
Yaila la tomó y la dejó a un lado. Miró a Kilian.
–Parece que la ODSRS te quiere dentro de una celda junto con todos –miró a Reth –¿No crees que es algo peligroso que él sepa de mi locación y encima saber más cosas aún? –lo fulminó con la mirada.
–Sé que te podrás ocupar de ello.
Yaila lo fulminó con la mirada.
–Sabes que no hago nada gratis.
–Con lo que te he entregado te debe de servir como para diez sesiones de estas así que no molestes.
Yaila lo contempló molesta, pero no dijo nada más. Solo se levantó, buscó algo en una repisa y se acercó a ellos nuevamente.
–Para encontrar al hada tendrán que usar esto. La atraerá –le entregó una urna
–¿Y esto? –preguntó Reth.
–Contiene almas, es lo que llama la atención del hada, eso o tú mismo –le contestó mirándolo seriamente, pero no molesta.
Reth rodó los ojos, pero no dijo nada.
–¿Algún consejo para no terminar con los oídos reventados y el cerebro freído?
–Solo que una vez que se haya acercado tendrás que tirarle esto –le entregó un frasco con lo que parecía ser un polvo –Es para hacer dormir a cualquier criatura. No durará mucho en ella, pero creo que será lo suficiente como para que puedan llevarla a la ODSRS –terminó mirando a Kilian.
–Bueno –dijo Reth suspirando –Creo que nos toca trabajar entonces.
–Algo más antes de que se vayan –le dijo y miró a Reth y dejó delante de él un mazo de cartas.
–No tengo ganas de saber lo que me depara el futuro –le dijo Reth y levantó su mirada para ver a Yaila.
–No te estoy preguntando si lo quieres o no –le dijo y señaló el mazo –Veamos si lo que creo que he visto termina siendo cierto.