Ellos no pueden enterarse.

1346 Words
Los niños aprovecharon que el día estaba claro, alegre y hasta parecía mágico, para salir a dar una vuelta por los alrededores, tal y como Dorys y el Rey Alfa, lo habían dispuesto. Era una buena idea, buscar todas las formas posibles para que los hermanitos Gold Myerston, se distrajeran, al fin y al cabo, tenían que olvidar un poco, todo lo que les había ocurrido unas pocas horas antes, para poder continuar su vida, pues ya tenían, de hecho, una segunda oportunidad para hacerlo. Afuera el espacio estaba cubierto de árboles, el sol se derramaba en las colinas, las flores adornaban todo el lugar, mientras que algunas frutas caídas alfombraban los jardines y parte del bosque, El lugar era hermoso y acogedor. Por su parte, los otros miembros de la manada, ya estaban al tanto de la llegada de los nuevos integrantes, sabían que estaban destinados a seguir con ellos por el transitar de la vida, tanto humana como lobuna. Conocían, aunque no a fondo, que Sarah era la luna esperada por el viejo Rey Alfa y su príncipe heredero, Lyam, pero también estaban al tanto de que tenían que cuidarla y protegerla de todo y de todos aquellos que buscaran hacerle daño, sobre todo del Alfa de la manada oscura, quien no perdía oportunidad para oler a todo aquel que se acercara o no a su zona o a la de la manada Luna Plateada. En los diarios, apareció la noticia de los niños perdidos del accidente de la familia que vacacionaba en la playa. Se esperaba que no se corriera entre los periodistas y los vecinos del lugar, que habían niños en aquel accidente, sin embargo, algo con lo que no contaban o que probablemente había olvidado el Rey Alfa, era que ellos venían de unas cabañas a unos kilómetros del espeso bosque, y que en la administración o recepción de la misma, tuvieron que ser registrados por sus padres, de modo que, los socorristas o bomberos, al no encontrar sus restos en el accidente, supondrían que estarían vivos y comenzarían la búsqueda. Las manadas vecinas, podrían ponerse al corriente de lo sucedido y tratar de encontrar entre los niños perdidos, una luna para sus primogénitos. Para el viejo Rey, no era algo que le hiciera mucho ruido, no quería que se supiera de ello, al menos no, entre las manadas, pues todos conocían acerca de la profecía. Todos los Alfas, querrían una luna para sus herederos. Lo que otros no sabían, era que la Luna Sarah, ya estaba destinada por la Diosa, mucho antes de nacer y que siendo de esta manera, nadie podría pasar por encima de esta decisión de parte de la gran Diosa de los Cielos y los licántropos.. ―Dorys, por favor llámame a los muchachos, necesito hablar urgentemente con ellos. ―Enseguida, amo. ¿Tratará algún tema que tenga que ver con los niños Ian y Sarah? ―Sí, necesito que todos, desaparezcan los diarios del pueblo y sus adyacencias. ―¿Los diarios? No comprendo, ¿Qué tienen que ver los diarios con los hermanitos? ―Sí, Dorys, nadie puede enterarse de las existencia de los niños humanos en nuestra aldea, o de lo contrario levantaremos sospechas en las manadas vecinas, sobre todo de la manada oscura, y créeme que eso es lo que menos quiero. Tener problemas con su Alfa, sería declarar mi propio deceso. ―Amo, ¡No diga eso! Además usted también es un Rey con mucha fortaleza y todos los miembros de la manada son jóvenes y fuertes, están preparados para cuidarlo a usted, a nuestras mujeres, niños y a todas las aldeas nobles. ―Lo sé Dorys, pero hay cosas que no se pueden ocultar ni puede taparse el sol con un dedo, ―No entiendo, ¿A qué se refiere? ―El líder de la manada oscura es más joven que yo, y... si algo quisiera cobrarse, lo podría hacer tranquilamente. ―¿Qué podría querer cobrarse ese Alfa malvado? ―Sabes que hay algo que puede cobrar... ―Sigo sin entender, amo. Desde que “ese”, se hizo tan malvado que hasta las flores mueren cuando él pasa cerca, no se tuvo más nada que ver con él, ni deudas pendientes, recuerde que las que alguna vez tuvo, ya fueron saldadas. ―No, Dorys, aún hay algo más que puede cobrarse ese desgraciado, incluso con mi propia vida... ―¿Qué será amo? Dígame exactamente a qué se refiere... ―Recuerda que hace algunos años atrás en medio de la desesperación por no hallar a la luna para nuestros hijos, hicimos un pacto, y en ese pacto, entra esta muchachita que ha llegado a casa, pero yo no quiero hacer lo acordado. ―¿Hicieron un pacto a espaldas de la Diosa? ―Podría decirse que actuamos en medio de la desesperación. ―Pero, pero amo, eso sería una traición para la Diosa de los Cielos y para ustedes mismos como manada y como familia.. ―Es posible... o no, en realidad es una traición, pero a él, no a la Diosa, ella es Sagrada. No vuelvas a repetir que ese malnacido y yo somos familia. Ese desgraciado, no es mi familia, recuerda muy bien todo lo que hizo y por lo cual, fue desterrado. ―Sí amo, perdone, no ha sido mi intención nombrarlo como tal. Procuraré no repetirlo en un futuro. ―... Pensándolo en frío, yo no puedo permitir que mi hijo esté alejado de su luna y menos si ella está destinada a él y a su vida, desde el primer momento en el que ella tomó el soplo de vida. ―¡Por supuesto que no, amo! Por ese motivo cuidaremos muy bien de la niña Sarah para que en el día que corresponda, el niño Lyam, se una para siempre ante la ley de los hombres y los lobos, con su luna. ― ―Para eso falta mucho tiempo, pero por lo pronto, lo que podemos hacer es tratar de unirlos, lo más que se pueda, Ian debe estar siempre con ellos, podría ser el Beta para nuestro futuro Alfa. Solo espero que la Diosa me de vida pra ver a mi hijo hacerse hombre, un hombre de bien. ―Así será amo. El niño Lyam, ha sido educado con los mejores valores, tanto en la vida humana como la licántropa, es un muchacho de principios y un lobo noble. ―Y todo eso ha sido gracias a ti, Dorys, has estado con nosotros desde mucho antes, que mi amada Lidia muriera en las garras de aquella loba malvada, no sé que habría sido de nosotros, de no tenerte en nuestras vidas y en nuestra manada. ―Amo, yo estoy muy contenta y agradecida con ustedes. No soy de la r**a pero... aún siendo humana, he aprendido a cuidarlos, protegerlos y a amarlos, como si fueran de la mía. Ustedes me han enseñado que no hace falta ser de la misma r**a para ser familia. ―Claro que sí, Dorys. Somos una familia y ahora va creciendo, con la llegada de la Luna y el futuro Beta de mi muchacho. Más adelante, espero ver nietos. ―Tenga fe en que será así, amo. ―Por lo pronto, tratemos que no se corra la voz de la estadía de los niños aquí, hasta que pase todo esto y la gente lo olvide, pero sobre todo, los integrantes de las manadas vecinas. Nadie puede enterarse de nada, Dorys, ¡Por favor! O de lo contrario, estaríamos corriendo peligro, no solo ellos sino también nosotros. ―Se lo comunicaré a las mujeres de la manada. ―Te lo agradeceré. Yo lo haré con mis hombres. Ahore, ve. Y trata de evitar que los niños, salgan de las cercanías. ―Enseguida, amo. Con permiso. Dorys salió de la casa en busca de las lobas para expresarles lo que el viejo Rey Alfa, hubo decidido. En el camino, se encontró con los hombres lobos de la manada, comunicándoles que el Rey, los esperaba para darles instrucciones.
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