Capitulo 4

1145 Words
—¿Y adónde fue? —preguntó Martín. —Me fui a la universidad—, dijo Kelly. —Y eres estudiante de segundo año, así que no has tenido relaciones sexuales en dos años—, dijo Martin. —Bueno, de todas formas siempre me toca al final —dijo Kelly—. Si lo miras así, no ha cambiado mucho. —Bueno, esa es nuestra entrevista —dijo Martin—, y aquí están los otros 250 dólares. —Eso fue fácil —sonrió Kelly, tomando el dinero y rebuscando en su bolso para guardarlo. —Y aquí tienes otros 500 dólares esperándote —dijo Martin—. ¿Te gustaría hablar sobre cómo podrías ganarlos? ////// —Otros 500 dólares aparecieron extendidos en las manos de Martin. Se veía bien. Kelly reflexionó un instante. —Supongo que no estaría mal al menos escuchar —dijo. —Te pagaré estos 500 dólares adicionales por mostrarnos tu cuerpo desnudo —dijo Martin. Kelly lo miró fijamente. —O te pago 500 dólares por una paja o una mamada —dijo Martin. —¿Para ti? —preguntó Kelly con una sonrisa burlona—. Esto es lo que habías planeado desde el principio, ¿verdad? —Kelly, me encantaría que me hicieras una mamada hoy —suspiró Martin con fuerza—. Pero, por desgracia, tengo aquí a un chico que cobra trabaje o no. Scott, ¿podrías venir? —Apareció un hombre alto, delgado y canoso. Vestía una camiseta, pantalones cortos y zapatillas, todo oscuro. A Kelly le recordó a esas estrellas de cine de antaño. Era un viejo, pero se lo tiraría. Tenía abdominales marcados y brazos y piernas delgados pero musculosos. Al acercarse, la superaba en altura, sentado en la cama, con la cabeza casi rozando el techo. Se sentó en cuclillas junto a ella, mirándola a los ojos. Parecía encantado y tenía una sonrisa encantadora. —Scott, ella es Kelly. —Es un honor —dijo Scott, estrechándole la mano. Sus manos eran fácilmente el doble de grandes que las de ella. —¿Cuánto mides? —preguntó Kelly. —A esta hora del día mido 2,03 metros —dijo Scott—. Encojo unos dos centímetros durante el día. ¿No tienes novio ahora mismo? Porque ya he oído suficiente. Quiero ser tu novio. —¡Tienes la edad de mi padre! —replicó Kelly. —Lo que ves es lo que hay —dijo Scott. —Un momento —dijo Martin—. Iba a pedirle que fuera mi novia. Scott se giró hacia Martin. —¿Y Jenny? ¿Tu esposa, Jenny? —Volvió a mirar a Kelly—. Está casado. —¡Hombre repugnante! —Kelly le apuntó con el dedo a Martin con una sonrisa burlona—. ¡Voy a contárselo a tu mujer! —Pero te voy a conseguir para ella —suplicó Martin. Kelly extendió las manos hacia Martin y se rió. —¡Aléjate! —rió—. ¡Aléjate de mí! —¡Ya oíste su historia, Martin, por Dios! —dijo Scott fingiendo horror—. ¡Ella no está metida en ninguna de esas perversiones que hacéis por ahí! —Bueno, para no quitarle ningún incentivo a la situación, ¿puedes guardar tu propuesta de matrimonio para después del rodaje? Estás bajo mi responsabilidad. —Tienes razón, lo siento, Martin —dijo Scott. Se volvió hacia Kelly y le dijo con sinceridad—: No bromeo, estoy enamorado. Lo que decidas hacer hoy está perfecto. Si decides ir más allá, yo te cuidaré. Kelly sintió la promesa de Scott hasta la punta de los pies. Sintió que se estaba enamorando de él. Pensó en presentárselo a sus padres. ¡Uf! Eso la hizo reaccionar. Aun así, quería quedarse. —Ambas cosas —dijo. ¿De verdad había dicho eso? —¿Estabas diciendo que quieres hacer ambas cosas? —Martin sonrió. —Eso es lo que dije —dijo Kelly. Al fin y al cabo, eso era lo que había dicho. Fue un impulso. Pero ya había sido impulsiva antes. Pensó en todos los chicos que se correrían cuando se desnudara y hiciera que Scott eyaculara en su cara. —¿Quieres enseñarnos tu cuerpo desnudo y quieres hacerle una mamada a Scott? —confirmó Martin. —Mira, me he acostado con hombres mucho menos valiosos que Scott, y no solo con novios —dijo Kelly. Ella no era ninguna cualquiera, como Martin la trataba. Ya había estado en la cama de una caravana un par de veces. —Hablemos de ganar más dinero —dijo Martin—. Puedes hacer algunas de estas cosas a la vez y ganar más dinero simultáneamente. Kelly ya no miraba a Martin, sino a los ojos de Scott, sus ojos color avellana. Estaban iluminados por destellos marrones eléctricos. —Te escucho —dijo. —Te daremos 500 dólares adicionales si tienes un orgasmo frente a la cámara. Puedes usar los dedos. Si quieres, tenemos una increíble selección de juguetes, todos nuevos y en sus empaques. Incluso tenemos cosas más grandes como un Sybian y una máquina de follar. Lo que quieras, sola. O bien, puedes ganar los mismos 500 dólares si Scott te practica sexo oral. —No solo uno —dijo Scott, mirando fijamente los ojos azul pálido de Kelly—. Todos los que quieras. Más de los que jamás haya imaginado. Kelly se enderezó y tiró de Scott para que se acercara. Él se arrodilló frente a ella. La rodeó con un brazo enorme por la cintura. Su cabeza, también enorme, descansaba en su regazo. —Me la chuparás, por favor. —¡Sí! ¡Gracias a Dios! —dijo Scott. —¿Puedo hacer ambas cosas? ¿Por ambas cantidades? —preguntó Kelly. —No, es una cosa o la otra —dijo Martin—. Pero lo bueno es que puedes volver y hacer la otra. Ganarás más dinero, porque te pagarán 500 dólares por desnudarte cada vez. Y si quieres venir, y quieres que Scott esté aquí, ¿qué dices, Scott? —Cuando quieras, estaré aquí para cuidarte —dijo Scott, recostado en el regazo de Kelly. Se veía tan tranquilo. Todo estaba siendo grabado en video. —¿Qué tal si me pagas? —dijo Martin. —Me da igual, pero deberías jugar limpio —dijo Scott. —Si no le pagas, no lo haré —dijo Kelly. —Bueno, asunto zanjado —dijo Martin. —Cásate conmigo —dijo Scott. —En tu tiempo libre, por favor —dijo Martin—. Los matrimonios relacionados con el porno rara vez son felices, Kelly. —No te preocupes por mí —dijo Kelly—. ¿Te imaginas que conociera a mis padres? Tú… ¿cuántos años tienes? —Cincuenta —dijo Scott.
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