Capítulo 30. Regalo de bodas.

3236 Words
Me desperté con la luz del sol tocando mi rostro, el cuerpo entero me dolía y a la vez me sentía más feliz y satisfecha que nunca, me moví un poco acurrucándome nuevamente sobre el torso del chico a mi lado y ver su rostro tranquilo y feliz me hizo sonreír, esa había sido nuestra primera noche juntos y para haber sido su primera vez había sido más que magnífico, parecía que había conocido mi cuerpo por completo, moví los brazo sintiendo el agotamiento que cada movimiento provocaba haciéndome sonreír aún más al provocar recuerdos vividos de nuestro tiempo juntos, para ser honesta me había preocupado un poco que se molestara al no ser virgen, pero parecía que en realidad no le había importado y eso me tranquilizaba. -Una moneda por tus pensamientos.- Su voz me hizo dejar de observar mis brazos para regresar mis ojos a su sonriente rostro, solté una breve risilla antes de estirarme y besar sus hermosos labios. -Estaba pensando en esa mágica noche, la mejor de toda mi vida.- Susurre sobre sus labios, mientras comenzaba a recorrer su torso con las yemas de mis dedos y disfrutando como soltaba el aliento de manera entrecortada, diciéndome lo excitado que se empezaba a sentir. -Amor mío, aunque quisiera que nos quedáramos en esta cama por el resto de nuestras vidas, hablaba muy enserio anoche. Su voz me hizo detenerme y colocar mis manos sobre su torso para acunar mi cara sobre ellas y observarlo fijamente. -Hablas de casarnos hoy mismo, ¿no es verdad?- Le sonreí juguetonamente para ocultar mi ansiedad. -Es cierto,- disfrute de las caricias que me daba en la mejilla y cerré los ojos para perderme en la sensación -quiero que seas mi esposa lo más pronto posible, de esa forma, sin importar lo que pase, nos unirá el lazo matrimonial, podré seguirte a donde quiera que vayas o te guiara de vuelta hasta mi. -Tienes el concepto de matrimonio más romántico del universo, y para ser honesta con la historia familiar que te cargas me sorprende un poco.- Sonreí malévolamente pero divertida al ver su fingido enojo. -¿Cómo dices eso?- Pronuncio antes de reírse. -Para ser honesto es gracias a mi madre, ella me dijo que debía desear o esperar como esposo y me guió para que nunca fuera como mi padre, después yo mismo cree mi matrimonio idóneo y sabía cómo debía ser mi comportamiento para obtenerlo, lo demás son simples palabras de mi corazón hechizado por tu amor. -Justo cuando creía que no podía estar más enamorada de ti, vienes con algo así.- Sonreí mientras volvía a besarlo y me levantaba un poco para jalarlo conmigo. - De acuerdo, tenemos una boda por planear y debe quedar para esta noche, así que mejor nos apuramos. -Gracias.- Colocándome sobre su regazo pasó los brazos por mi cuerpo abrazándome y susurrando contra mi cuello. -Me haces el hombre más feliz del mundo y más al saber que a partir de esta noche serás mi esposa desde ahora, hasta el final de los tiempos. -Nací para serlo, príncipe mío.- Bese sus labios y me puse de pie, extrañando de inmediato el calor de su cuerpo, por lo que jale su mano y lo lleve conmigo a iniciar este día que será el primero del resto de nuestras vidas. ******** El castillo había entrado en un frenesí de movimiento en cuanto anunciamos nuestra decisión de casarnos hoy mismo, mi nueva suegra se habia puesto tan feliz que lloro en mis brazos por un rato antes de abrazar a Will y ordenarle que fuera el marido que ambos merecíamos, incluso su pequeña hermana se había puesto a brincar feliz mientras gritaba ideas para decorar de manera rápida y eficaz. Todos parecían más emocionados y felices de que podía esperar, hasta nuestros invitados diplomáticos decidieron retrasar su partida al día siguiente con el fin de ser parte de lo que empezaban a llamar, el evento del año. -Desearía que me hubiesen dado un poco más de tiempo.- Murmuró mi nueva suegra mientras caminaba hasta mi seguida de su hija y una serie de sastres y costureras, cargados todos ellos de algunos vestidos de novia casi terminados. -Trajimos todo lo que el pueblo podía ofrecer, elige tu favorito y lo tendrán listo en unas pocas horas. La observé sonreír orgullosa mientras colocaban todos los diseños sobre cada superficie de mi habitación, parecía que una nube de tul y algodón había bajado y bañado todo a su alrededor, solo pude sonreír agradecida y abrazarla con cariño. -Me gustaría que ambas se quedaran aquí para la prueba de vestido, por desgracia no tengo a mi madre aquí y desearía que ustedes puedan ser parte de este importante momento, por favor.- Pedí humildemente, ellas sabían que la madre de Morgana había sido asesinada, pero no tenían idea de que en realidad yo misma era una huérfana que había pasado de casa de acogida en casa de acogida, sin ser capaz de pertenecer jamás a un lugar y esto significaría mucho para mi también, por lo que su tierna mirada alegro mi corazón. -Por supuesto querida, ahora eres mi hija también y me encantará ser parte del día más importante en tu vida.- Ambas nos sonreímos mutuamente y procedimos a observar los vestidos uno a uno. Estábamos admirando las telas e intrincados diseños cuando una juguetona gatita entró a la habitación cual tornado, brincando directamente sobre el escritorio y sentándose a lavar su pata mientras ronroneaba, me acerque a tomarla en brazos temerosa de que maltratara alguno de estos hermosos vestidos, cuando mis ojos se posaron sobre el que ella había elegido, perdiendo el aliento al instante, era el vestido más hermoso que había visto en toda mi vida, por lo que pase la mano sobre la suave tela, un hermoso corsé cubierto de diamantes que dibujaban un intrincado dibujo sobre la tela resaltaba cada curva y detalle, un hermoso cinturón de diamantes marcaba el inicio de una falda ligera y esponjosa que brillaba con cada movimiento y cubría una falda más ajustada de seda blanca, ese era un vestido que cumplía con mis más locas fantasías y parecía sacado de mis sueños. -Tú gatita tiene muy buen gusto, es uno de los diseños más hermosos que haya visto jamás, estoy segura que serás la reina más hermosa de todo el continente y lo lucirás maravillosamente.- Sonrió mi suegra mientras ordenaba a todos ayudarme a colocármelo para añadir los detalles finales del vestido. -Me alegra mucho que haya elegido este vestido su majestad.- Me dijo el sastre mientras me ayudaba a quitármelo después de tomar mis medidas para prepararlo. -Lo diseñe el día después de que llegó al pueblo por primera vez, llegó a mi en un sueño y como su fiera magia las telas adecuadas llegaron a mis manos al día siguiente, así que siempre fue pensado para ser suyo cuando el día llegará.- Respondió después de ver mi mirada interrogante. -Es usted un artista maravilloso, muchas gracias por hacer el vestido de mis sueños, es absolutamente perfecto.- Dije antes de abrazarlo en agradecimiento y asombrando a todos. -Me alegra que el príncipe la encontrará su majestad, se que será una muy buena reina.- Sus palabras me alegraban y entristecían al mismo tiempo, desearía poder estar de acuerdo pero me sentía a contrarreloj y temía despertar en cualquier momento. El día corrió rápidamente mientras todo tomaba forma, el salón principal donde se había celebrado el baile se había vestido de blanco y dorado, todos los rincones poseían detalles hermosos hechos con mucha emoción y esfuerzo por los pobladores de todo el reino, incluso había visto a la princesa Meryot sentada entre las demás mujeres del pueblo, platicando, mientras terminaban hermosos centros de mesa de jarrones dorados decorados de diamantes y rosas blancas, sonreí al ver tan extraña y bonita imagen, esta debía ser su boda y, sin embargo, se veía más que feliz de ayudar a organízala al lado de Marco para mi, pude disfrutar del momento Justo un segundo antes de ser llevada a una nueva habitación para tomar más decisiones, comenzaba a extrañar a William cada vez más, pero de vez en vez lograba escuchar su voz corriendo de un lado al otro ayudando a tener todo terminado para el anochecer, por lo que me enfocaría en ayudar a terminar esto lo antes posible. Y así pasaron las horas, hasta que finalmente estaba parada frente al espejo, observando mi rostro a través del hermoso velo que me cubría la cara y bajaba por mi cabello, la corona que William me había puesto del día del baile brillaba sobre mi cabeza y el vestido me ajustaba como un guante, el brillo y la hermosa tela me hacía lucir como una verdadera reina, al igual que el peinado y maquillaje que mi querida amiga y dama de compañía había hecho para mi, llamándolo su mejor trabajo de toda la vida, no podía estar más de acuerdo, hermosos detalles de delineado dorado que ayudaban a lucir mis ojos más grandes y brillantes, así como tres diminutos diamantes, completaban el tema de colores de la boda y me daban un toque místico y hermoso, respire profundamente, tomé el ramo de rosas y estaba a punto de caminar hasta la puerta cuando tres golpea secos se oyeron, haciendo que mi amiga saliera corriendo a abrir la puerta, me acerque para observar con asombro a Elion, el príncipe elfo en un hermoso traje sastre a la medida. -Su alteza.- Se inclinó respetuosamente frente a mi. -Si me lo permite, he venido a acompañarla hasta el altar, antes de cualquier cosa, su familia y la mía han sido amigas desde siempre y será para mi un honor entregarla al hombre que posee su corazón. -Elion, para mi será un honor caminar a tu lado, muchas gracias.- Pose la mano sobre su brazo y sonreí agradecida. -Son mi familia y me alegra que estén aquí.- Acomode mi mano sobre su ante brazo y volteé a ver a mi amiga y mi nueva cuñada. -Chivas si no es mucho pedir, me gustaría que caminaran en mi profesión nupcial como mis damas de honor, todos formaremos parte de este momento de victoria, al final, nos pertenece a todos. Los gritos y risas de emoción nos acompañaron mientras caminábamos hasta las puertas del templo, la pequeña capilla estaba Justo a un costado del castillo y cada imagen del anterior rey, había sido substituida o tapada con el fin de crear el escenario Perfecto para la boda que iniciaría un nuevo comienzo para todos, respire en la puerta escuchando las primeras notas de una marcha nupcial, esta no era la que yo había conocido en el mundo humano, pero era algo similar, solo que más alegre y bonita, el príncipe Elion me sonrió y dio el primer paso, adentrándonos al templo. Di los primeros dos pasos observando a todo el pueblo y mandatarios ahí reunidos, pude notar las miradas que me dirigían, la mayoría brillantes y alegres, unas pocas recelosas y quizá una que otra envidiosa, sonreí para mis adentros al pensar que al final, todos los humanos son bastante parecidos. Pero en cuanto dirigí mi mirada al frente, perdí todo pensamiento racional y hasta aceleré un poco mi paso, provocando una risa por parte de Elion, todos mis pensamientos e ideas, habían sido tomadas por el hombre que me sonreía, William, lucia tan guapo y Perfecto, con su corona de príncipe y un traje blanco a juego con mi vestido, su moño dorado daba una luz nueva a su rostro y esa sonrisa dedicada solo a mi hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, sonreí feliz y enamorada, ese hombre había sido el único que había amado jamás y sabía que sería así hasta el final de mis días. La ceremonia dio inicio en cuanto Elion colocó mi mano sobre la de mi amado, y la voz del religioso lleno la habitación, proclamando el inicio de la unión bendecida por el dios Padre y la diosa Madre, pero sus palabras me eran indiferentes mientras observaba a mi amado, sonriendo como la chica enamorada que era, sabía que a él le pasaba algo similar ya que solo me decía moviendo los labios que lucia hermosa y que había esperado este día por mucho tiempo, murmullos que respondía de la misma forma, dejando que pasara el tiempo hasta que tocó el momento de decir nuestros votos. -Hanna, desde el día que te conocí por primera vez, supe que habías llegado a mi vida a cambiarlo todo y quedarte con mi alma, me enamore de ti tan profundamente que sabía lograría llevarte al altar para poderle gritar al mundo entero que eras mía,- sus palabras provocaron una ligera risa entre el público. -tú magia no ha llegado solo a cambiar a mi Pueblo para mejor, ha llegado a encantar mi corazón, haciéndolo estar dispuesto a seguirte a donde sea para siempre, así que en este día juro acompañarte, protegerte y adorarte, desde hoy y hasta que el tiempo deje de existir. -William,- comencé llorosa y sin aliento por sus palabras -te he amado desde mucho antes de que tú lo supieras, y desde el primer momento mi corazón a sido tuyo, eres el hombre más maravilloso, caballeroso y tierno que existe y para mi será un honor y un placer compartir mi eternidad a tu lado, por lo que en este día juro acompañarte, protegerte y amarte, desde hoy y hasta que el tiempo deje de existir. -¡Mis hermanos, levantaos por favor!- Pronuncio el religioso provocando que todos los presentes se pusieran de pie frente a nosotros, William me guío de forma que ambos quedamos de frente al pueblo y acompañado de mi suegra quitaron las coronas de príncipes y colocaron sobre nuestras cabezas nuevas coronas que nos marcaban como el rey y la reina. -¡En este día y con el poder que me confieren los dioses, los declaró marido y mujer! ¡Larga vida al rey William y a la reina Hanna! Su potente voz fue seguida de fuertes vítores y gritos emocionados de todos los presentes, aclamando por nuestra larga y próspera vida, emocionados por el inicio que esto marcaba, inicio que esperaba estuviese repleto de alegrias y prosperidad, así frente a los humanos que antes me temían y cientos de los seres que el bosque ha protegido, me casé con el hombre que había tomado mis sueños y corazón desde el primer día en que escribí sobre él. Pasaron algunas horas en las que celebramos un banquete en que todo el pueblo fue invitado, fue emocionante ver cómo las personas convivían con los habitantes del bosque, incluso pude observar a Mika robar algunos bocadillos para ella y Kiki, provocando ternura y risas de aquellos que las pudieron observar, todo salía de manera armoniosa y perfecta, acercándonos poco a poco al final del día mientras la noche tomaba posesión del exterior. -Amor mío, hay una sorpresa que te tengo preparada.- Susurre a William mientras recogían los restos del banquete y comenzaban a quitar las mesas del gran salón. -¿Una sorpresa?- Me pregunto alegre y curioso. -Es un regalo de bodas, para nuestra primera pieza como marido y mujer. -Bueno, entonces es momento de abrir el baile ¿no es así?- Dijo emocionado mientras se ponía de pie y nos dirigía al centro de la pista ahora limpia. Me reí y caminé hasta donde los músicos estaban, cerré los ojos y me concentré en la canción que quería dedicarle, deje que una luz dorada cubriera a los músicos para transmitirles la música adecuada que me ayudará a completar mi actuación, regrese al lado del príncipe y tomé su mano, pronto el colocó la otra sobre mi cintura y comenzamos a movernos cuando las primeras notas de “Como mirarte” de Sebastián Yatra sonaban llenado el salón entero, pronto comencé a cantar con todo el amor llenando cada nota, tratando de transmitir un mensaje. No me salen las palabras para expresarte que te quiero No sé cómo explicarte qué me haces sentir Como si fuera el verano y el invierno no existiera Como si se para todo Y con esa sonrisa Que cambia la vida, miraste hacia aquí Y ya no puedo contemplar Que tú no seas el que me ama Y cómo mirarte A esos ojos que me dejan en enero Cuando sé que no son míos y me muero El destino no nos quiere ver pasar, oh Y cómo decirte Que no quiero que este amor sea pasajero Que de pronto se dé un día y yo te espero El destino no nos tiene que importar No sé cómo ser yo mismo, si no estás al lado mío Se harán largos estos meses, si no estás junto a mí Y con esa sonrisa, que nunca se olvida, llegaste y te vi Y ya no puedo soportar, que tú no seas la que me ama Y cómo mirarte A esos ojos que me dejan en enero Cuando sé que no son míos y me muero El destino no nos quiere ver pasar, oh Y cómo decirte Que no quiero que este amor sea pasajero Que de pronto se dé un día y yo te espero El destino no nos tiene que importar Y cómo olvidarte Si la vida me enseñó que vas primero No me importa la distancia, yo te quiero Y al final sé que a mi lado vas a estar Voy a esperarte Cuando se ama de verdad no existe el tiempo Y te juro que no es el final del cuento El destino no nos puede separar Cómo mirarte Lágrimas corrían por las mejillas de ambos para cuando terminó la pieza, sabía que el había entendido el mensaje pues me abrazaba con fuerza, demostrándome que, pasara lo que pasara, estaríamos juntos como un equipo, peleando juntos para siempre. ***** Aún sonaban las últimas notas de la conmovedora canción que mi humana Hanna había decidido cantar, cuando tuve que mover velozmente mi peludas patitas hasta el balcón más cercano, me subí a la barda y olfateé el aire, moviendo ligeramente mis bigotes y acelerando mi peluda colita, podía detectar que algo se estaba moviendo en esta dirección y podía notar que seria algo malo, sin pensarlo dos veces me baje y corrí hasta Elion. -Su alteza.- Me saludó en cuanto me vio. -Elion es urgente, debes mover a toda tu gente y a los seres mágicos de vuelta al bosque de inmediato, algo se acerca y debemos ponerlos a salvo.- Volteé a todos lados mientras observaba como de inmediato sus hombres comenzaron a movilizarse entre la m******d para poner a salvo a todos los seres mágicos. -Debenos avisar a la Reina de inmediato.- Pronuncio y dio el primer paso hacia adelante, pero velozmente me puse frente a él mientras observaba a Hanna bailar con su príncipe, -No, dejala disfrutar esta noche, será nuestro regalo de bodas para ellos, una noche de paz, mientras tanto nos encargaremos de retrasar lo más posible la maldad que se dirige a nosotros. -De acuerdo alteza, como ordene. Lo observé salir discretamente tras todos los habitantes del bosque, y suspirando me senté sobre mis patitas a observar el inicio del baile, sabía que Morgana aprobaría mi decisión, sólo esperaba perder darle un poco más de tiempo a su cuento de hadas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD