Liger: RENACIMIENTO. Ángela salió de su habitación en busca de su hijo; no entendía como su pecho comenzó a latir fuertemente; como si presintiera que algo iba a suceder. Pasó la mano por su cabeza; como si creyera que con eso sus pensamientos extraños se disiparan. Sonrió y dirigió todas sus energías al pequeño, él era su fuerza de empuje. Por él se animaba a seguir viva, todo lo que había pasado, todo lo que había sufrido. Absolutamente todo, valía la pena por él. Enseguida a su cabeza vino la imagen de él. Le siguió el recuerdo de su padre, uno que por más quisiera olvidarlo, siempre le perseguía como una sombra. Su alma aún reclamaba la suya, y su corazón continuaba anhelándolo como el primer día, como fue desde que Ángela había tenido uso razón, esa era la verdad. Era cierto;

