ARGUMENTO:

1092 Words
Liger: RENACIMIENTO. Angélica Plaza.   —Hasta que por fin la bella durmiente, está despierta. Aquella voz era conocida para ella, pero no tenía fuerzas. Sus párpados no respondían a la orden que le daba su cerebro. Solo recordaba aquella mujer desquiciada, con la mirada perdida, y que le gritaba que ella era una enviada del infierno, y que debía morir. Luego como por arte de magia, la muy loca le había sacado una pistola taser. Sintió que algo le quemaba el brazo, pero no le prestó atención. Hizo el intento dos veces más; hasta que después todo se volvió oscuridad. Olía a la esterilidad de los hospitales. Estaba en el laboratorio podría jurarlo, sus fosas nasales no la engañaban. Pero... ¿en dónde estaba su padre? ¿por qué estaba Brandon Harris a su lado?, su corazón dejó de latir por un momento al imaginarse que Kail, pudo haber sido atrapado. La pesadez en el ambiento; le hizo saber que algo malo había sucedido. Abrió los ojos poco a poco. Fue imposible dejarlos abiertos mucho tiempo, tuvo que cerrarlos de golpe porque, tenía una luz blanca encima del rostro que le quemaba la vista. Movió la cabeza de un lado a otro. —¿Qué ha pasado? —preguntó con voz pastosa y ronca por haber pasado mucho tiempo inconsciente. —Eres una vergüenza Ángela. —Contestó el hombre con reproche. —¿En dónde...? ¿En dónde estoy? —continuó preguntando moviendo uno de sus brazos, y dándose cuenta de que estaba inmovilizada. Más de mil preguntas pasaron por su cabeza. —¿Sabes, Angie? —dijo con calma. —Realmente me gustabas, estuve meses detrás de ti. Esperando sinceramente a que me dieras una oportunidad. —No sé de qué me hablas. —Habló con los labios temblando por el frío. El hombre chasqueó los dientes. —¡Ah! —exclamó— ¿No sabes de qué te hablo? —La miró furioso—. Hablo del hecho, de que le abriste las piernas a ese animal. La cabeza de Ángela dolía, por el jodido frío, que se le calaba hasta los huesos, y además la luz que tenía en frente, continuó haciendo que le ardiera el rostro. Su mente estaba en la nebulosa; no podía pensar con claridad. Lo cierto era que estaba aterrada. —Yo no entiendo a qué te refieres. —Dijo ladeando la cabeza de un lado a otro. Brandon se puso violento, y la tomó fuertemente de la barbilla. Obligándola a mirarlo, obligándola a aceptar su toque, y recordarle en ese momento que su vida dependía de él. —Hablo querida, Ángela de que llevas en tu vientre… — su mano libre la puso encima del abdomen de ella; y lo estrujó con rabia, y apretó los dientes—, al hijo de Kail Black. —¡No! ¡Eso no puede ser cierto! —gritó angustiada, eso no podía suceder. —¿No es cierto qué Ángela? —Estas en un error, Brandon. —El único error que he cometido fue el haberte dejado ir esa noche, cuando estabas tan dispuesta a entregarte a mí. Qué tonto fui al dejar pasar esa oportunidad. —¡Yo no puedo estar embarazada! —gritó de nuevo, mientras las lágrimas caían por su rostro —¡ESO JAMÁS PUEDE SUCEDER! Brandon la miraba con el ceño fruncido, al verla completamente fuera de sí. —¿Por qué dices que no puede suceder? —Estaba un poco confundido. —Yo… estoy muriendo, Brandon —dijo llorando esperando que él se apiadara de ella—. Tengo leucemia avanzada —lo miró con los ojos llenos de lágrimas—. Además Kail Black es mi hermano. El hombre en ese momento, la soltó y se pasó la mano por el rostro, síntoma de total frustración. —Cuando nos vimos la última vez. Recién me habían dado la noticia, como comprenderás no iba a poder ser compañía para ti. De todos modos. —Se relamió los labios. —¿Y cómo es que estás embarazada? La virgen María no eres. —No pudo evitar la pregunta cruzando los brazos sobre el pecho. Debía contestar rápido, tenía que ser en ese momento ingeniosa, no podía permitir que la usaran en contra de Kail. —Como bien sabes mi padre es científico, hizo algunos experimentos —negó con la cabeza—. No sé que pudo haber hecho; porque la mayor parte estuve interna e inconsciente. —¿Entonces los rumores de que eres la amante de esa bestia de Black son falsos? —indagó Brandon. El cuerpo de Ángela se estremeció. Kail no era ninguna bestia, lo conocía desde que había nacido. Tembló al pensar en la mentira que iba a decir. Últimamente había dicho tantas que estaba segura de que Dios le iba a pasar factura. —¡NUNCA! —Lo miró a los ojos. —Fuimos criados como hermanos —negó una vez más con la cabeza—. Te repito, no sé que pudo haber hecho mi padre. En su desesperación, por encontrar la cura a mi enfermedad. El rostro de Brandon se suavizó, y pasó la mano por una de sus mejillas delicadamente; y como si hubiera tomado una decisión. —No te preocupes. —Limpió con los dedos pulgares sus lágrimas—. Veré de qué forma, te puedo ayudar —se inclinó y besó su frente, y luego se marchó. Al parecer le había creído, y esperaba que así lo hiciera. No podía creer que en el fondo Kail había tenido razón; cuando le decía que debía mantenerse alejado de él. Su corazón dolía por él, porque sabía que iban usarla en su contra. El amor que sentía por Kail Black era muy grande. Desde niña lo había querido, de joven lo había adorado, y de mujer lo había amado, hasta el punto de que dolía. Hacía pocos minutos, Brandon le había dado la noticia de que estaba embarazada. Ella llevaba en sus entrañas no solo al hijo de Kail Black. Y ella, no podía creerlo. Porque era la consumación de su amor en la unión más perfecta. Un solo ser, lo que siempre soñó formar su familia con él, pero no en esas circunstancias. Ellos la habían secuestrado para manipularlo, y que se entregara, estaba segura de que él la encontraría, sólo tenía que mantenerse a salvo. No podía pensar en solitario, eran dos. Su hijo y ella. Estaba decidida a hacer lo que fuese necesario. Hasta que Kail fuera por ellos.    
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