PRÓLOGO
Oliver.
Años atrás.
—No puedo con esto Oliver.
Mis ojos se quedan fijos en Nicole. La observo, solo hago eso mientras ella parece entrar en un estado de psicosis. Porque es el sendero, que está tomando todo este asunto.
—Considero que estas exagerando—su ceja derecha se arqueó.
—¿Tienes planeado algo conmigo? O solo seré la eterna novia que te descubre en la cama con tu prima.
Abrí la boca y la cerré, no tenía sentido lo que decía. Nada de lo que hablaba parecía ser correcto, porque primero, eso era enfermo y no era un jodido depravado. Segundo, ella estaba alucinando cosas que no eran.
—¿De qué hablas? Eso es enfermo—negué.
—¿Seguro?
Nicole nunca pudo superar mi relación con Molly, para ella, nuestra amistad era sinónimo de algo más, siempre pensaba que había más y eso se debía a que, en ocasiones, Molly terminaba durmiendo en mi habitación porque tenía pesadillas, no eran muchas veces, solo algunas, donde despertaba en la madrugada y venía.
—Sí.
—Oliver, llevamos años juntos—sacudió su cabeza y caminó.
Su cabello rubio que se encontraba suelto se sacudió hacia todos lados. Había sido mi novia desde chico, llevábamos años juntos, pero solo nos quedamos en esto, porque siendo sincero, no tenía algo que me hiciera querer hacerla mi esposa.
No se sentía correcto.
—Lo sé, no es algo que pasa desapercibido—. No lo hacía—. Te quedas a dormir en casa, yo en la tuya.
Algunas veces, pocas, sus padres no eran de mi agrado, intentaba, en verdad trataba de que lo fuesen, pero ellos y yo no íbamos por el mismo camino.
—¡Estás enamorado de esa niña! —sacudí la cabeza.
—¿Te oyes? —la negativa a sus palabras fue notoria mientras me acercaba a ella—, acaso escuchas lo que dices.
—Lo hago. Es lo que considero, estabas con ella en la misma cama—tomé aire.
—¡Es una niña, tuvo una pesadilla!
—¡Hubiese ido con su madre!
La frialdad con la que hablaba del asunto me ponía los pelos de punta, ella no tenía por qué referirse a Molly de esa manera.
—Estaba asustada, Nicole—me pare frente a ella—, entiendo que para ti no sea importante, pero hay personas que no pueden dormir a causa de un mal sueño. Somos amigos, la he cuidado.
Soltó una risa falsa antes de comenzar a caminar por la habitación, estábamos en mi cuarto, medio desnudos, porque sí, acababa de despertarme gracias a un almohadón en mi rostro.
Me levanté algo desorientado, no iba a negarlo, sobre todo porque ella gritaba como un chimpancé peleando por territorio. Me asombraba que mis padres no hubiesen venido, pero también estaba convencido de que trabajaban.
—Se fue de niña, ha venido un puñado de veces y en cada una de ellas, se ha comportado como una maldita arpía conmigo.
Eso era verdad, no lo iba a negar.
Molly había entrado en su parte rebelde, solía ser mala con Nicole y solo se acercaba a mí cuando ella no estaba.
—Cuando ella viene de visita, no me dejas quedar y cuando vengo, están dormidos aquí—señaló la cama—, en tu cama, abrazados…
—Lo haces ver como si fuese un puto enfermo, no soy un enfermo, es mi prima.
La realidad en todo esto era, que Molly odiaba a Nicole, siempre le hacía caras o le tiraba cosas “sin querer”. Intentaba evitar algún acontecimiento que pudiese complicar más las cosas entre ellas.
—¿Sí? —cruzó los brazos y arqueó una ceja—, dime algo ¿Qué mierda sueñas con tu prima que tanto la llamas dormido?
Mierda ¿Había hecho eso?
Por la forma en que Nico cambiaba de color mientras esperaba mi respuesta pude deducir que sí. Yo había hecho eso. Llamé a Molly dormido, aunque no recordaba haber soñado con ella.
—Eso no puede ser correcto—caminé por mi ropa.
—¿Me dices mentirosa? —tomé aire.
—Nena, estabas dormida, puedo haber dicho otra cosa—coloqué mis pantalones.
—Haber, ilumíname ¿Qué dijiste?
Ahora estaba jodido, necesitaba pensar en algo rápido, solo una cosa que me dejara librado de todo lo que podía pasar luego, necesitaba una palabra.
—Mono, moto—moví el rostro—, quiero comprarme una moto—me levanté—, dicen que físicamente…
Otro objeto golpeó mi rostro, la tela amortiguó un poco el golpe, porque sí, tuvo la delicadeza de golpearme con uno de los cojines.
—¡Estás inventando cosas! —negué.
—Podría decir lo mismo de ti.
El frio de mis palabras fue notorio.
—Yo no sueño con otro.
Era celoso, no iba a negar eso y sus palabras eran algo que probablemente debían llamar mi atención, pero no lo hizo. No causaron nada.
¿Eso era un parámetro para tener en cuenta?
—Estoy acá, esperando que decidas hacer algo y no pasa —suspiró—, no quieres un futuro conmigo, de ser así, sería tu prometida. Algo más—el dolor tiño sus rasgos—, no me amas y está bien, no causo eso en ti.
No podía decir nada, porque era verdad. No nos visualizó juntos en un futuro. No nos veía con hijos, ni nada que se le pareciera.
—Tienes más fotos con ella, que conmigo—sus hombros cayeron derrotados—. Me rindo.
—Lo siento.
Fue lo único que pude decir. Sonrió con amargura y suspiró. Es todo lo que hizo antes de separar nuestro camino por completo.