Capítulo 9. Maia, Vicenzo y Casandra. Esa tarde, Maia se arregló con más cuidado del habitual. Estaba de pie observando por la ventana, esperando que su esposo llegará a recogerla, sin darse cuenta de que lo hacía con cierta impaciencia. Había aceptado su propuesta, sí, pero no dejaba de sentirse nerviosa. Oficialmente se había convertido en la amante de su propio esposo, y eso le revolvía el estómago de formas que no podía describir. Cuando vio que el auto n***o se detenía frente a su edificio, respiró hondo y salió. Estaba lista, aunque su corazón latía con fuerza. No sabía qué esperar del evento, pero sí sabía algo, ese acuerdo sería más complicado de lo que había imaginado. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con el chofer de él, en lugar de Vicenzo. -- Señorita Maia mi j

