Capítulo 27. Verdades a medias... pero que igual sorprenden.
La llegada de Vicenzo y Maia no pasó desapercibida. Muchas miradas se posaron en ellos, algunas por admiración y otras por celos evidentes. Entre esas miradas, la de Casandra destacaba. La joven Ducke apretó los dientes al verlos juntos y tomó la copa de vino que tenía frente a ella con más fuerza de la necesaria.
-- No puedo creerlo… -- murmuró dando un zapatazo al piso. No muchos la vieron hacerlo, pero lo que pudieron apreciarlo comenzaron a murmurar, su padre que estaba de pie a su lado también se percato de su arrebato y coloco una mano sobre su brazo.
-- Será mejor que te calmes, no quiero que los demás se den cuenta de la situación – pero Casandra lo ignoró y centró su atención en Luca, quien también estaba en el evento
