Capítulo 13. Sin escapatoria mujer. En ese momento Maia bufó. La jovencita no sabía si debía reír o no por el comentario de su esposo, aunque estaba agradecida que Vicenzo hubiera llegado en su ayuda. -- Ridículo – murmuro entre dientes, pensando que no la había escuchado, pero se equivocó. -- No te das cuenta del peligro, Maia – ella lo miró con desafío. -- ¿O sea que Casandra sí puede arrastrarte con quien sea, pero yo no puedo hablar con quién se me acerque? – Vicenzo frunció el ceño. Nuevamente podía notar los celos en su acompañante, y por alguna extraña razón, le gustaba demasiado. -- Casandra no es peligrosa – -- Tal vez no para ti, pero yo no diría lo mismo – Vicenzo la observó por un largo rato. Luego, sin previo aviso, la tomó del brazo y la sacó de la reunión. -- ¿A dónd

