Una declaración

2171 Words
Elena salió del salón creyendo que lo que había hecho era lo mejor, al salir se dio cuenta que Patrick seguía allí, ella de nuevo sonrió un poco, tal vez todo esto le ayudé olvidar lo que su loco jefe le estaba diciendo. Al menos sabía algo positivo hoy y es que no tenía que ir a la oficina, Christopher necesitaba tiempo para poder alistarse a la perfección para sus absurdos encuentros o algo así entendió ella. En realidad, el hecho de que afuera la hubiera esperado Patrick completamente solo esperándola la tenía con los nervios de punta. —¿Y bien? —dice él, ella sube sus brazos dando a entender que no comprendió muy bien lo que dijo. Él vuelve a sonreír, con esa sonrisa coqueta que tanto la había enamorado a ella. —¿Y bien qué? —él pone la mano en la mejilla de Elena, como lo hacía hace algún tiempo. —¿Qué te iba a decir el profesor? —ella abrió su boca y allí comprendió que debe estar más atenta a lo que dice y lo que hace. No puede dejar que se den cuenta de esa “relación” que tiene con él, porque ella podría perder el cupo en la universidad claramente. —Nada, lo que escuchaste, unos cuantos consejos; al final lo mismo de siempre, que debemos estudiar un poco más y una y otra cosa. Ya sabes. —Bueno, sé que es importante tus notas y eso, pero definitivamente ese hombre es un inoportuno, nos interrumpió…¿ en qué nos quedamos? —él curva su sonrisa—, creo que te estaba pidiendo que saliéramos hoy ¿lo recuerdas? —Está bien, ¿te parece si nos tomamos un café ahora? en la noche tengo algo que hacer, es importante. Patrick asiente con su cabeza y luego le señala con la mano para que sigan. Él abre la puerta de su carro Elena siente un poco de incomodidad y mira hacia atrás, es como si alguien la estuviera mirando de una manera demasiado intensa. Ella sube el carro finalmente y se dirigen hasta una cafetería lo suficientemente costosa que en la que ella no se podría permitir asistir uno que otro día. Se quedaron en silencio algunos minutos, ella inhaló el aroma del café recién hecho que les habían acabado de traer mientras que él la observaba y sonreía. —¿Qué me miras? —ella pregunta entre risas nerviosas. —¿Tengo algo en la cara o qué? —No, la verdad es que estás muy hermosa y como bien te dije hace mucho no te veía y creo que es importante que nos veamos más seguido. Me di cuenta lo mucho que extrañaba tener esas conversaciones amenas contigo —él dice. —Yo también extraño eso, mucho más de lo que crees. —Por eso creo que sacarnos tiempo para los dos es bastante importante… ¿y estás enamorada de alguien? —él pregunta y ella niega rápidamente —No, no estoy saliendo con nadie en estos momentos, estoy sola, solita, soltera —ella contesta con nerviosismo. —Pero esa no fue la pregunta que te hice, te pregunté que si estabas enamorada de alguien —él replica. —Puede ser, digamos que puede que haya alguien por ahí, pero es solo algo de mi parte, no tengo claro si esa persona siente lo mismo por mi. —Y no crees que para saberlo es importante decírselo. Estoy seguro de que cualquier hombre estaría orgulloso de salir con alguien como tú, cualquier hombre estaría feliz de poder agarrar tus manos y de poder besarte. —¿Eso crees? —ella siente como sus manos sudan y es que esas palabras simplemente hicieron que todo su sistema nervioso se alterara. —Estoy completamente seguro… deberíamos hacer esto más seguido —él dice mirando por la ventana—. En que me dijiste que estás trabajando ahora. —Estoy trabajando como asistente de un ogro gruñón. —Que suerte tiene ese ogro gruñón, —él se acerca y pone sus manos en la mejilla de ella, rozando levemente sus dedos en sus labios. —¿Y tú cuéntame cómo vas? —ella pregunta quitando ese momento que podría ser bien el momento en el que él se decidiera a besarla, pero que en cierto modo ella no sentía tanta emoción. —Seguí trabajando con mi papá, él quiere que yo me haga cargo de la empresa cuando salga de la carrera, no me gusta mucho el tema de administrar, pero creo que podré al menos brindar apoyo jurídico —los dos ríen—. Te ves muy linda cuando ríes creo que podría quedarme toda la tarde viéndote y me sentiría completamente privilegiado por semejante vista. Elena bajó su rostro y lo puso serio y aunque él estaba diciendo palabras que realmente la emocionaba no todo le cuadraba, quizá la desconfianza que sentía por creer que no la iban a querer en serio era mucho mayor. —¿Por qué ahora me dices estas cosas? antes nos hablábamos casi todos los días y nunca me hacías un comentario de este tipo —ella dice. —¿No te gusta que te diga esto, te sientes incómoda? —No, solo que es algo raro escucharlo ahora. —Entiendo, la verdad te pido disculpas si en algún momento te llegó a incomodar; por mucho tiempo me contuve de hacer este tipo de comentarios porque creo que lo único que importa es que te sientas bien, pero al pasar el tiempo y perder el contacto contigo me dije a mí mismo, mi mismo no puedes desaprovechar las oportunidades que la vida te da y aquí estoy intentando remediar eso que no hice por mucho tiempo. —Y eso quiere decir… —Eso quiere decir que me gustas y volver a verte me dejó claro que sí me gustas, que me gustaste y que me gustaras. Solo quiero saber si esto es recíproco, si sientes lo mismo o las señales que veo simplemente no las veo con claridad y es mi mente quien intenta mentirme. Él pone su mano sobre la de ella y hace que se miren fijamente. —Quiero saber si es verdad o solo es el intento de mi cerebro para hacer ver las cosas de esta manera, quiero saber si de pronto también te gusto, si quizá tengo alguna oportunidad. —Si, también me gustas y si tienes una oportunidad conmigo. —Perfecto es la mejor noticia que he escuchado… sé que me dijiste que tenías planes esta noche, pero quisiera que hiciéramos algo los dos, no sé ver alguna película o algo que nos haga salir de esta realidad un poco. —Me encantaría, pero es mi jefe y creo que negarme será algo después contraproducente. —Está bien, lo entiendo. Elena, voy a lograr que te enamores completamente de mí, que no sea un solo gusto, que sea mucho más que eso. Él se acercó un poco por encima de la mesa y dio un pequeño beso sobre los labios de ella, algo que la dejó con un sin sabor de boca… algo que la dejó ¿decepcionada? ¿esperaba más quizá? Él se separó y pidió la cuenta. —Te llevo en el carro hasta tu casa y no acepto un no como respuesta —él afirmó, ella movió su cabeza asintiendo y luego se subieron en el carro. Él colocaba su mano en la rodilla de ella dándole pequeños masajes. Elena puso su mirada sobre la ventana, tanto tiempo queriendo esto y ahora ya había pasado, pero no le daba esa emoción que esperaba, no tenía esas ganas de gritarle al mundo que por fin estaba con su crush. —¿Qué tanto piensas? —ella negó con su cabeza y lo ignora cuando su teléfono vibra. Elena mira su teléfono cuando Cristopher comenzó a llamar. Ella rechazó la llamada una y otra vez, no le iba a dar el gusto que la controlará a este punto, suficiente con el hecho de que estuviera aceptando ir a ese lugar en contra de su voluntad prácticamente… aunque a decir verdad, la curiosidad también influía. Pero de nuevo su teléfono comenzó a vibrar, ella miró y esta vez era un mensaje “estoy esperándote cerca a tu casa, no me gusta llegar tarde a mis encuentros así que no tardes, aquí tengo un vestido para ti, debes ir con la vestimenta adecuada, te cambiarás en mi casa.” Ella abre su boca completamente sorprendida y rebuzna. —¡Qué tal es atrevido…! uy es que me encantaría estrangularlo con mis propias manos —ella dice en baja voz, pero no tan baja como para que Patrick no escuchara. —¿Y quién es el atrevido que está molestándote de esa forma para que te pongas completamente roja? —ella pone las manos en su mejilla y apaga su teléfono. —Solo es mi jefe, ya sabes cosas de jefes en donde busca la manera en que uno se sienta completamente incómodo y molesto por todo. —Si en algún momento necesitas cambiar de trabajo, que ya te sientas completamente sofocada puedes hacerlo, te aseguro que mi papá te recibirá en su empresa de la mejor manera. —Te agradezco pero al igual que tú no me veo en la empresa de tu papá en otro sector, pienso graduarme y ser una de las mejores abogadas para poder ayudar a las personas que lo necesitan. —Wow, definitivamente escucharte hablar así es bastante motivador. —Lo sé, al menos a mí me funciona, motivarme de esta manera y decirme día a día que todo esto me ayudará a convertirme en una abogada impecable, una que busca la manera de poder ayudar a los demás y sacar a esas personas inocentes que son culpadas injustamente y están en la cárcel. —Eres de admirar, te lo juro que eres tan especial que no puedo dejar de admirarte. Patrick se acercó de nuevo esta vez al igual que en el restaurante, su mano se apoyó en la barbilla de Elena para atraerla hacia él, y darle un beso, esta vez un poco más profundo. Ella se separó y le dio una tímida sonrisa, definitivamente en la vida, lo que más deseas te llega. Él continuó manejando hasta llegar enfrente de la casa de ella, el carro de su jefe se veía parqueado enfrente afortunadamente no se le había dado por bajarse porque si no se daría cuenta que su jefe es realmente era su profesor y sería un poco raro y cuestionable todo eso. —Te agradezco mucho por haberme traído, definitivamente que estés acá es algo muy especial para mí —ella dice con una tímida sonrisa —Esperé mucho tiempo, pero te garantizo que compensaré a la vida y a ti por esta oportunidad. Ahora ve y trabaja, estoy orgulloso de ti y quiero verte convertida en la mejor abogada. —De tantos halagos me lo voy a terminar cayendo. —Ella le da un beso en la comisura de sus labios y abre la puerta del carro—. Te veo luego. —Te veo luego Elena —él mueve su mano despidiéndose y luego arranca. Ella quedó allí viendo como el carro se aleja, con la incertidumbre de saber que son, y si puede que ella tuviera que también hablarlo y decir ven que somos, pero ella quería sentir esa sensación de que el hombre que se le había declarado le dijera que quería que fueran novios o algo parecido. Ella quita la sonrisa que tenía en su rostro y se gira para el carro de él. Ella va y toca la ventana del carro y cruza sus brazos, él va a la ventana ella para eso sale igual ver lo atractivo que se ve. —Te demoraste mucho Elena, deberías manejar tu tiempo para no hacerme esperar… deberías tener prioridades y ese muchacho, estoy muy seguro que no debería de ser una de tus prioridades. —¿Perdón, se está escuchando? Lo siento pero no tengo porque ajustar mis tiempos para que usted no se sienta afectado. Le recuerdo que la única persona que está insistiendo por eso es usted, acepté para que me dejara en paz. —Elena te voy a decir algo, no le insisto a las personas, pueden joderse si quieren, pero cuando una mujer me interesa para que sea mi sumisa, no descanso hasta el punto de que ella acepte. Ponte este vestido —él dice pasándole una caja—, te lo pones y sales, te espero aquí. Ella tomó el vestido entre sus manos, tuerce sus ojos y luego entra hasta su casa. —”No le insisto a las personas pueden joderse si quieren” —ella lo imita haciendo una que otra mueca en su rostro. Sin embargo, cuándo pasó la puerta de la habitación de su mamá para poder saludarla, la encontró tirada en el suelo.
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