NARRA TANDRED:
Todavía me encuentro en la oficina. No puedo dejar de pensar en ella, sus labios, su pelo, sus ojos. La mande a llamar porque quería escucharla hablar en el idioma de mi madre. Nunca pensé, que el solo hecho de verla hablar y la connotación que adquiere su voz al hacerlo, me excitara tanto.
Lucia antes de retirarse paso a dejarme una lista de los actores que vería mañana y se retiró. Al rato escucho resonar en el ambiente los pasos que deduje eran de ella. Me levanté de mi silla y como poseído salí tras ella. La vi que estaba por tomar el ascensor y tomándola de un brazo, la jalé hacia mí. Con mi mano libre tome su cabeza y sin pensarlo dos veces la bese. Ella me respondió agarrándose de mi nuca. Nunca sentí tanto placer al besar a alguien como hasta hoy. Cuando sentía que me perdería sino la soltaba, la deje sin explicación y volví a mi oficina tal como llegue.
A la mañana siguiente me despierto y desde ya siento que mi día será una tortura al saberla tan cerca y lejos a la vez. No sé qué me impulso hacer lo que hice anoche, pero creo que había esperado mucho tiempo. No sé qué va a pasar ahora, tendré que disculparme con ella. No me arrepiento, pero no quiero que piense mal de la situación.
Llego a la oficina y ya hay algunos actores esperando para el casting de hoy. Saludo a Lucia y le digo que me prepare la sala de castin.
—Ya llego Drina?
—No, —pero me señala el ascensor—. Ahí viene.
La miro y cuando nuestros ojos se juntan aparta la mirada avergonzada.
—Buen día Lucia, Sr. Tandred. —saluda y pasa hacia su cubículo.
—Buen día. —saludamos al unísono con Lucia.
Voy tras ella, toco la puerta con los nudillos de mis dedos y la abro. Me quedo parado en el marco como tanteando el aire. Ella al verme muerde su labio inferior como un acto involuntario y si no fuera porque me contengo me le lanzaría encima.
—Me quería disculpar contigo por lo de anoche. —se pone roja como un tomate y sin mirarme me responde.
—Esta disculpado. —levanta su cara y en sus ojos hay un brillo particular—. Le quería preguntar, ¿Por qué me pidió que tradujera eso en irlandés?
—A eso, bueno te escuche hablándolo y me preguntaba porque no lo incluiste en tu currículo.
—Seria como incluir mi idioma natal. —la miro sin comprender—. Mi madre era irlandesa. Desde pequeña hablo los dos idiomas y como es natural en mí no lo incluyo, como así también muchos más que todavía no perfecciono.
—Pues deberías incluirlo. Luego de los castings paso a ver cómo va la traducción de la película.
—Sí señor. —hago una mueca, ¿me dijo señor nuevamente?
—Trátame de tu, dime Tandred. Señor suena anticuado.
—Ok, Tandred. —la miré y antes de cometer una locura salí.
Me dirigí derecho a la sala de castin y comencé mi mañana entre actores que hacían su papel para la próxima película. Muchos eran buenos, pero algunos sinceramente daban pena. Al rededor de las tres de la tarde termine el casting. estaba cansado y hambriento. Salgo y primero le dejo el material a Lucia.
—Estos son los seleccionados —le marco las carpetas—. Y estos sería bueno que se busquen otra cosa. a los seleccionados le mandas los horarios que veremos qué papel cubrirán cada uno, pero trata de ubicármelos en la semana, no más de tres actores por día. La señorita Drina se encuentra en su cubículo?
—Si todavía se encuentra ahí, no sé si bajo a almorzar.
—Ok gracias.
Me dirijo a su puesto toco y como no obtengo repuesta dedujo que esta con los auriculares puestos. Abro y me la encuentro con los ojos llenos de lágrimas, eso me alarma y entro desesperado por saber que le sucede.
—Drina estas bien, ¿Por qué lloras? —se sobresalta y parándose se saca los cascos.
—Estoy bien, solo es la película. —suspire me había asustado.
—Me asustaste niña. ¿Cómo va la traducción?
—Bien casi la termino. Es muy emocionante y yo soy una magdalena.
—¿La podemos revisar? —tomo la silla y me acerco a su lado.
Me ubico y ella me muestra lo que tiene hasta ahora. Le indico algunos cambios y cuando me estoy por retirar recuerdo lo que me había dicho Lucia.
—¿Almorzaste hoy?
—Todavía no —mira la hora y se sorprende—. Wow el tiempo vuela cuando te entretienes.
—Yo tampoco almorcé, recién salgo de los castings, te invito.
—Pero debo hacer los cambios.
—Los haces mañana, nos vemos en el estacionamiento.
No le doy tiempo a responder y salgo para mi oficina. Me quedo recuperando el aire, ¿cómo se me ocurre invitarla si a duras penas me contengo a su lado?
Salgo y le digo a Lucia que ya se puede retirar y me dirijo al estacionamiento, al llegar miro una desconcertada Drina que mira para todos lados. Me le acerco y con una seña me sigue. Llegamos hasta donde se encuentra mi auto y abriéndole la puerta la invito a subir.
Llegamos a un restorán y mientras disfrutamos de nuestra comida comenzamos hablar como si fuéramos amigos de toda la vida. Cuando ríe sus ojos se iluminan y se le hacen unos hoyuelos en las mejillas, es adorable. Me cuenta cosas de cuando estábamos en la universidad.
—En la universidad estaba enamorada de un chico que siempre vi de lejos, nunca supe su nombre hasta que lo averigüé en el último año. Siempre espere a que se me acercara, pero nunca lo hizo. sé que me veía de lejos. —¿Por qué me cuenta eso? me está matando—. Después comencé a salir con un idiota que lo único que hizo fue burlarse de mí.
—Bueno ya que estamos de confidentes, te cuento que también estuve enamorado de una chica en la universidad, pero nunca me animé a hablarle, ni siquiera me sabia su nombre, no hasta hace unos días.
—¿La conozco?
—De seguro más que yo.
—¿O quién es? —me pregunta toda emocionada y yo me quedo mudo mirándola—. O lo siento soy una entrometida.
—Cambiando de tema, cuéntame algo de ti. —decidí cambiar de tema para que no muera la conversación.
—Bueno que te puedo decir... —piensa un rato—. He leído muchas novelas tuyas, incluso algunas las e traducido.
—Guau, eso si me sorprende, sabía que se habían publicado en otros idiomas, pero nunca supe quien las traducía, y ¿Qué piensas?
—Las primeras me gustan un montón, pero el suspenso no es lo mío y más cuando vives sola y tienes que traducirla.
—¿Asique vives sola?
—Sí, ni siquiera una mascota que me acompañe. —quisiera ser tu mascota, pienso.
—Ahora estoy por terminar una nueva, ¿También me la traducirás?
—Trabajo para ti ahora no trabajo más para la editorial. —a esta altura estábamos casi cara a cara.
—Te puedo obligar.
—Si quieres —apoya un brazo y coloca su mejilla sobre ella y me mira sonriente.
—Eso me recuerda que tengo algo para que me traduzcas. —saco de mi bolsillo un papel casi arrugado y se lo muestro.
—A ver.
Lo toma y comienza a leer, está en irlandés, es una escena candente de una novela. A medida que lee su voz cambia y se sonroja.
—enserio quieres que te traduzcas esto. —esta avergonzada y yo sonrió.
—Solo me conformo con escucharte. —me mira extrañada—. Es que también se el idioma, sino no lo hubiera reconocido, no todos lo hablan.
—Si sabes el idioma porque me pides que te lo traduzcas, me tomas el pelo?
—No, ¿Cómo haría eso? es que me gusta escucharle hablarlo.
—Pues no hace falta que me pongas en ridículo podemos seguir hablando en ese idioma si es que lo sabes cómo lo dices.
—No te enojes, por favor. No era mi intención molestarte. —le respondo en el idioma.
—Wow tu pronunciación es perfecta
—Mi madre también es irlandesa.
—Valla algo que tenemos en común.
—Sí, pero preferiría que sigamos hablando en nuestro idioma.
—¿Por?
—Porque sí. —¿Qué le iba a decir que me tenía duro como roble?
—El misterio te persigue incluso hablando contigo.
—¿Qué? —no entendí que quiso decir con eso.
—Siempre fuiste misterioso.
—Yo, ¿misterioso? —digo señalándome.
—Sí, en la universidad siempre estabas solo, hablabas poco. y cuando lo hacías creo que era con Carla la chica que atendía la cafetería con quien más hablabas. Hasta llegue a pensar que te gustaba. —creo que algo se me está escapando.
—En ese entonces era muy tímido y poco seguro de mí. Todavía me cuesta, pero no tanto como antes. Contigo me siento cómodo por eso no me bloqueo.
—Cómo me gustaría que... —se calla.
—¿Qué?
—Nada.
—No te voy a morder, dime.
—Es que siempre espere a que te me acercaras y nunca lo hiciste. —me dice mirando sus manos.
—Pero, ¿Qué? —no entiendo.
—Eres lento. yo sé que tú me veías de lejos, siempre sentía tu mirada siguiéndome. Pero nunca te acercaste.
—¿Entonces...? —me quede mirándola, ¿era yo?
—Si. —responde mi pregunta no formulada y se queda mirándome seria.
—Ya vengo voy a pagar la cuenta.
Necesito salir antes de comérmela sobre la mesa del restorán. Salimos y cuando estábamos llegando donde estaba mi auto estacionado no me aguante más y la tome por la cintura y desesperado volví a besarla. Ella se pegó a mí, enrosco sus manos en mi nuca profundizando el beso. El levante tomándola de sus nalgas y apoyándola en la pared seguí besándola, ella enrosco sus piernas en mi cintura. A esta altura creo que sentía muy bien mi erección. Solté su boca y me perdí en su cuello, ella lanzaba pequeños jadeos de su boca y pasaba sus manos por todo alrededor. Con desgana la fui soltando, esto se estaba volviendo muy febril, junté nuestras cabezas mientras nos mirábamos ambos agitados por el beso que se había vuelto frenético.
—¿Por qué tardaste tanto?
—Ya te dije, lo siento. Vamos antes de que te pierda más el control.
—Sabes que no me importaría, es más me gustaría que lo pierdas más seguido.
—Si bueno, pero no es el lugar.
—Llevas razón.
Subimos al auto y a cada rato la miraba y besaba sus nudillos, no podía dejar de hacerlo, muchos años esperando el momento. No puedo creer lo estúpido que fui. No sé porque en ese entonces la timidez nublaba mi juicio. Ella me indico la dirección de su casa y la lleve hasta allí. Llegamos y aparque y me acomodo para tenerla de frente.
—¿Quieres una taza de café? —si entro a ese apartamento te follare hasta que digas basta.
—Me encantaría, pero hoy no.
—O lo siento debes estar con muchos pendientes y yo frenándote.
—No es eso, te veo mañana hermosa. —le doy un beso, me siento en la gloria.
La veo bajar y saludarme para perderse en el interior de su depto. Arranco y voy derecho a mi tatuador, mi corazón late a mil. Marcar mi piel me ayuda a calmar mi ansiedad, en el camino llamo a Carla, ella se volvió una muy buena amiga mía. Sabe de mi enamoramiento. y a pesar de que insistió más de una vez en decirme su nombre nunca lo quise por el solo hecho de que no quería buscarla, pero el destino se encarga de juntar las piezas de este puzle que es la vida. Le cuento todo lo vivido con Drina y puedo escuchar su grito de alegría.
—Sabía que esa chica gustaba de vos. Ves tonto, tanto tiempo perdido al pedo.
—Para cada cosa hay un tiempo, sabes que en ese entonces me costaba hablar hasta con mi sombra.
—Pero bueno, ahora se dio, te felicito. Al fin dejaras de joder con la colorada esa.
—No amiga ahora será peor. Bueno te dejo, estoy llegando a lo de Richard.
—¿Qué te harás ahora?
—Lo que sea, tengo que calmar la ansiedad.
—Tendrías que calmarla follando, como cualquier persona normal, no tatuándote.
—Te repito, cada cosa a su tiempo.
—Si no te conociera dirías que eres virgen, pero te conozco.
—Sí, sí. Chau, ya llegué, nos hablamos.
Estaciono y bajo del auto entro al local de mi amigo, saludándolo tomo el libro de figuras y veo que pondré sobre mi piel. Elijo uno y le indico cual.
—¿Nueva frustración o la misma de siempre?
—La misma de siempre.
De tanto que vengo ya sabe de mis frustraciones y ansiedades. Luego de dos horas vuelvo a mi departamento y rendido caigo a mi cama, pero esta vez una sonrisa cubre mi rostro. Cierro mis ojos y como cada noche ella me hace compañía.