La noche de anoche

1804 Words
Fabio La observaba mientras hacía una cosa aquí y otra allá, tratando de disimular su frustración y aparentar que todo estaba bien. Evitando tener contacto visual conmigo; tal vez por miedo a que yo descubriera en sus ojos, lo que no podía ocultarme, por más que se esforzara. Ya lo sabía. Me fue evidente desde el momento en que la vi en el aeropuerto. Quería preguntarle, si realmente me había amado en verdad en algún momento de todos estos años. Que, si había vivido todo este tiempo, con el dolor de un amor que no pudo vivir; con la ilusión de verlo y tener una historia con él. Pero no me atreví a preguntar. Tampoco le iba a decir que lo sabía. Que sabía que amaba a otro desde que la conocí; y que fui egoísta arrebatándola de tener su historia con el hombre que amaba. Tampoco le diría que sabía que…no solo se habían encontrado como amigos, si no que… era evidente que habían tenido sexo y que ... tal vez su historia con él… comenzaba ahora. Se lo diría; pero no era el momento. No sé por qué motivo no me sentía molesto al punto de querer acabar con todos y con todo lo que había a mi alrededor, lo cual se entiende debería ser la reacción de cualquier persona con certeza de que lo han engañado. Estaba triste, porque amo a mi mujer y no quiero perderla. Pero la perderé de igual manera. Así que está vez, no seré egoísta. Creo que lo correcto es que la deje libre, para que siga su destino. No maldecía a la vida por eso. Al contrario. Daba gracias por el tiempo que me tocó vivir. Por las cosas que vivimos juntos. Y pedía perdón, por si acaso, debido a mi egoísmo, y la dichosa costumbre de poseer todo lo que se me antojaba, interrumpí de alguna manera en el destino de esos dos. Creo que, si ellos tienen que vivir su historia, entonces de algún modo, yo me interpuse antes, y ahora ya no debo estar aquí. Mientras se hacía una ducha, cociné una pasta para que comiéramos juntos. Y el recuerdo de aquellos días, me hizo sonreír. Estaba todavía en el hotel cuando Desperté. Miré el reloj. Sobresaltado salí de la cama. Había pasado ya mucho tiempo. Eran pasada las dos de la tarde. _ No puede ser. Me quedé dormido. _ sin querer perder más tiempo, por miedo a que se encuentre con ese tipo antes de que yo llegara, me lavé lo más rápido que pude, saqué lo que iba a ponerme, me vestí, tomé el dichoso diario y salí apresurado de la habitación. Fui directo a alquilar un auto. Si no estaba en casa iría por ella a la escuela o allá donde se encuentre. La traeré de regreso conmigo. De eso estaba seguro. Sonreí de buen gusto cuando ya iba de camino. Me sentí extrañamente feliz. Como libre y aventurero. Entendía claramente a mis padres y a mi amigo Massimo. Este no era yo. No conocía esta faceta de mí. Pero me gustaba. Confieso que lo estaba disfrutando. Cuando llegué, miré el panorama desde el auto. Ya había estado allí, pero no había enfatizado en los detalles. Al frente de su casa, debajo de un frondoso árbol que había allí, estaban un grupo de personas sentados. Conversaban y reían. Todos miraron al ver llegar el auto. Vi que algunos de ellos estaban sentados alrededor de una mesa, y supuse que estaban teniendo alguna especie de juego de mesa. Miré al frente y allí la vi. Mis ojos se iluminaron al verla. Mi corazón se alegró de haberla encontrado ahí, en casa. Ella no había visto llegar el auto. Me bajé rápidamente y me encaminé hacia ella. Como todos me miraban sin hablar, atentos a mí y a la situación, entonces, les saludé, con una sonrisa, levantando una mano y haciendo un gesto con la cabeza. Luego miré y en ese momento ella se inclina para tomar algo del suelo, haciendo que me mordiera el labio inferior y sintiera un ligero cosquilleo entre mis piernas, ante la hermosa escena de su hermoso trasero apuntándome, bien enmarcado y apretado dentro de un bien corto y muy gastado short rosa que traía como prenda para cubrir no mucho diría yo, sus partes más íntimas. Un poco de molestia sentí, porque la vista no era exclusiva para mí. Eché una mirada rápida de reojo a los demás expectantes, por si acaso, y marcar así mi terreno, retándolos a no mirar lo que es mio, y volví a mirar al frente. Ella todavía no me había visto. Estaba echando agua con un balde de metal, muy viejo y oxidado que tenía en la mano, en el pórtico de la casa. Y cantaba como loca, y a toda voz, y nada mal, dicho sea de paso, porque se escuchaba bien, una canción que salía de algún lado desde dentro. SI LA NOCHE DE ANOCHE VOLVIERA, Y YO ME SINTIERA, EN TUS BRAZOS OTRA VEZ. YO NO SE, CUANTAS COSAS TE HICIERA. PORQUE NO TE FUERAS. CUANTAS COSAS, NO LO SE. SI LA NOCHE DE ANOCHE VOLVIERA...VALDRÍA LA PENA, OLVIDAR QUE SOY MUJER. PARA AMARTE Y SIN MIEDO ENTREAGARME. Y BEBERME TU A MOR COMO EL AIRE… Y GRITAR Y LLORAR DE PLACER. Me quedé observándola, porque quería ver su reacción al verme. Pero de pronto la canción deja de sonar y sale su madre. Ella deja lo que estaba haciendo y la mira. _ Madre por qué quitaste la música? _ Le pregunta. La madre me mira _ Porque tienes visita. _ Yo no podía borrar la sonrisa de mis labios al ver la reacción de ella, cuando se gira inmediatamente y se queda sorprendida de verme. Sus ojos y su boca desmesuradamente abiertos me hicieron entender de que era más que evidente, que no lo esperaba. Silencio por unos minutos en los que yo decidí no decir nada, y ella parecía estar buscando en su mente qué debía decir o cómo debía reaccionar. Borró la sonrisa de mis labios, cuando vi como ladeo la cabeza y entrecerró los ojos, mirándome con enojo. _ Madre, yo no estoy esperando a nadie. _ dijo con enojo dirigiéndose a su madre sin dejar de mirarme. Su madre la miró a ella y luego a mí. _ Pasa algo? _ me pregunta preocupada. _ Eh… no. No pasa nada madre… yo… solo quiero hablar con ella. _ Le respondí sintiéndome un poquito nervioso e intimidado por la presencia de la señora. _ Madre… DILE: que no te llame madre_ Enfatizó con mucha imperatividad las palabras_ Y QUE YO NO TENGO NADA QUE HABLAR CON EL. _Sí sentí un poco de dolor en mi pecho, tal vez por orgullo, o quizás por el hecho de que no corriera a mis brazos y me abrazara y me besara por que decidí quedarme. _ Madre… _ Hizo un gesto ladeando la cabeza al otro lado y cerrando más los ojos, como encontrando demasiado descarado que siguiera llamando madre a su madre, después de que dijo que no lo hiciera. No lo entendía, pero en el fondo, adoraba sus gestos y hasta su postura en ese momento. _ Puede decirle, por favor, que… NO TENGO APURO, y que, ESTARE AQUI, hasta que, ELLA, decida escucharme. _ enfaticé también mis palabras, para que supiera que estaba decidido. Me quedé para conquistarla. Así que debía tener paciencia, y hacer lo que fuera necesario para lograrlo. Su madre nos miraba seria y callada, con gesto de no haber entendido muy bien, lo que estaba sucediendo. _ Hmm! Has estado mintiéndome no es así señorita. _ parecía haber caído en cuenta y haber descubierto el juego al fin, entendiendo la situación. Ella mira incrédula y sorprendida a su madre. La cual, después de unos segundos de no obtener respuesta, me mira y me habla ahora a mí. _ Tú no te habías ido!? _ no capté si era una pregunta o una exclamación. Y cómo no lo entendía, tampoco no sabía si esperaba una respuesta o solo era retórico. Avergonzado sin saber exactamente de qué, bajé la cabeza buscando una justificación a mi respuesta que no perjudicara a mi chiquita. Pero ella no parecía estar esperando en ningún momento una respuesta a las preguntas que nos hacía a ambos. Lo supe, porque seguido vuelve a plantearme directamente a mí, otra, tratando de disipar sus dudas. _ Ha estado contigo todo este tiempo, ¿verdad? _ Yo me quedo confundido sin entender todavía si debía responder o no, y más asustado aún sin saber qué responder, si este era el caso. Miro a mi chiquita, buscando ayuda. La verdad es que no contaba con un adversario tan fuerte en mi plan de conquista. _ Mamá.!? _ dijo la chiquita en un susurro sin quitar la mirada de su madre. _ Me dijiste que estabas en la escuela. _ movía la cabeza de arriba abajo en movimientos cortos y pausados al hablar _ Lo cual era mentira por supuesto. estaban juntos, Y todo indica que tuvieron algún desacuerdo. _ decía convencida de que sabía lo que estaba pasando. Luego dejó de mover la cabeza y la miró, ojos entrecerrados e interrogativos. _ Ya me parecía extraño que te hayas levantado tan trabajadora hoy. Ya sabes, no es tu costumbre. _ La chiquita la miró más asombrada aun cuando le dijo aquello. _ MAMÁ.!? _ le respondió un poco más alto, avergonzada por lo que había dicho. A mí ya me estaba causando un poco de gracia la situación. Mirando como aquellas dos tenían un duelo de miradas y gestos en medio de aquella interesante conversación. Mi chica bajó entonces la guardia. Descansó de su postura y agachó la mirada, rendida, reconociendo que había perdido el duelo contra su madre. _ Termina de limpiar de una vez, y atiéndelo. _Le ordenó. Me echó una mirada y se fue. A mí empezó a gustarme más la señora al escuchar eso. Y hasta decidí hacerme aliado de ella, para que me ayudara en mi plan. Mi chica esperó que estuviera un poco alejada, me dio una mirada enojada y bajito para que su madre no escuchara dijo: _ Lo siento. Ya dije que no hay nada de qué hablar. _Y siguió con su trabajo. _ Claro que sí tenemos mucho de qué hablar. _ Continuó en lo que hacía sin hacer caso de lo que dije. _ Hmm! No te preocupes, sigue en lo tuyo. Como ya te dije, no me iré de aquí hasta que nos pongamos de acuerdo. Esperaré el tiempo que sea necesario, hasta que estés lista, sin importar cuánto. Y créeme chiquita, puedo ser bastante obstinado. _ le dije también bajito, pero seguro de mí mismo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD