Era solo un sueño

1573 Words
Tuve que dejarla ir porque Viviana estaba en línea. Me había llamado para recordarme una comida que teníamos con su familia y que yo había olvidado. Le dije que estaba bien, que iríamos, porque quería terminar rápido y buscar a Em, pero ella seguía hablando. A penas colgué la… bendita llamada que nos interrumpió, la llamé, pero ya había apagado su teléfono. La comida con la familia de Viviana fue un suplicio para mí. No podía concentrarme. Se me hacía difícil disimular la desesperación que tenía. _ Acaso no tenían otro día para reunirse? Necesitaba hablarle, saber cómo estaba, si estábamos bien, saber que no estaba enojada conmigo, que al menos me dijera algo. Fui varias veces al baño, alegando que no estaba bien, para poder llamarla, pero nunca me respondió. Estaba sentado en mi oficina en casa desde que regresé de la comida con la familia de Viviana. Esperaba poder comunicarme con ella. Pero todavía nada. Viviana había venido ya varias veces por mí y le mentí, diciéndole que estaba adelantando un trabajo importante. Pero tenía que irme a la cama ya, sí o sí. Eran pasada las 12 de la noche y tenía que trabajar en la mañana. Seguiré intentando y si no, iré por ella. Debemos aclarar las cosas. _ Em, no corras. _ corrí tras ella _ No te vayas amor, ven aquí. _ Corre amor alcánzame_ me decía mientras reía llena de felicidad. Yo la miraba fascinado de ver lo hermosa que se veía en aquel vestido de playa, blanco que dejaba ver perfectamente el juego de bikini amarillo mostaza que llevaba por debajo, y que combinaba perfecto con el hermoso color de su piel. Mi corazón estaba lleno de felicidad. Al fin estábamos juntos. Mi sueño se había hecho realidad. Sus pies se hundían en la arena, que a penas la dejaban correr. Yo estiré mis manos para alcanzarla, pero no pude. Se esfumó de mis manos como agua entre los dedos. Como quien quiere tocar a un fantasma, pero no puede, porque se escurre. Me detuve sorprendido, pensando, en qué era lo qué pasaba. ¿Acaso era un sueño? Tenía miedo de que no fuera realidad. Miré mis manos y luego a ella, para ver si descifraba lo que estaba sucediendo, pero vi que ella se detuvo y me miró _ Ven amor, _ Me llamaba ella _ acércate, amor. No tengas miedo. Estoy aquí. No me he ido. _ Mi mirada era de embeleso, de admirar tanta belleza. De repente, estaba frente a ella, sin haber dado ni un solo paso. _ Creo que estoy soñando_ Analicé, porque ya no estábamos en la playa. Ahora estábamos en una habitación, y una cama que me parecían conocidas. ¿Ella tomó mi cara con sus manos y me besó _ Y a quién le importa si es sueño? No quería seguir investigando. No más. Respondí a aquel beso, apretándola contra mí, y me abrí camino con mi lengua entre sus labios buscando la de ella, la cual recibió la mía con la misma urgencia, y se fundieron en un ardiente juego húmedo, dulce, agradable, sensual. _ Si esto era un sueño, no podía desperdiciar el tiempo. _ La tomé por la parte posterior de su cabeza, para profundizar más el beso y con la otra mano en su hermoso trasero la apreté más a mí, para que pudiera sentir lo duro que estaba. Y como si fuera poco, de su garganta salió un gemido que me puso más duro aún si eso era posible. _ Si esto era un sueño, aprovecharía la oportunidad que me estaban dando. _ Con cada gemido de ella, me excitaba más. Pasé mi mano por debajo de su vestido y toqué su piel. Hice un recorrido por sus muslos, subiendo por sus caderas, su espalda. El contacto de su piel con mi mano me desesperaba. La llevé a la cama porque ya no podía sopórtalo más, necesitaba entrar en ella, y era ya. Urgente. La acosté y me puse sobre ella, saboreando cada parte de su cuerpo _ No me importa si es un sueño. Ahora es mía. _ Me decía mientras le quitaba el sostén del juego de bikini, para saborear sus pechos. Jugué con ellos a mi antojo, haciéndola gemir mi nombre, y me pedía desesperada que entrara en ella, que quería sentirme dentro de ella. _ Sí. Ahora. Si esto era un sueño, no voy a despertar sin haberte hecho mía antes. _ Le quité la braga y abrí sus piernas sin poder contenerme más y la envestí, duro. En un solo golpe estaba todo dentro de ella y… su voz al decir mi nombre me sacó del sueño o de la fantasía que estaba viviendo, porque a quien acaba de penetrar era a Viviana. Cuando desperté, me detuve por un instante y abrí los ojos. La vi tan excitada, pidiéndome más y más. Y no pude evitarlo. Cerré los ojos y le di lo que me pidió. Con la misma intensidad con la que estaba viviendo mi sueño o mi fantasía, llevé a mi esposa hasta su tope y luego me descargué todo dentro de ella, mientras en mente, veía a Emily. La única explicación lógica que podía darme era, que estaba soñando con Emily y seguí esa fantasía cuando Viviana me despertó para tener sexo. Otra cosa no se me ocurría. Esto se estaba saliendo de lo normal. Me consideraba un hombre racional. Ni siquiera sabía que soñaba, o no me había detenido a analizarlo. También me parecía injusto que le estuviera haciendo esto a Viviana. No tenía ningún derecho. Ni siquiera quería pensar en si había hecho algo fuera de lo normal que me haya delatado, o que haya despertado en Viviana los deseos. No. no quería ni siquiera preguntarle, aunque la idea estaba rondando mi mente. La descartaré. Por mi bien, lo haré. Si hubiese hecho algo, ella me lo habría dicho.!? Me senté en la orilla de la cama, después de recuperar el aliento, porque el remordimiento me carcomía por dentro. Viviana era una mujer hermosa. En cuanto la vi por primera vez, me dije que quería tenerla para mí. Es alta casi como yo, con unas hermosas piernas largas y su cabello n***o intenso hacían un hermoso contraste con su piel blanca y sus hermosos ojos azules. Su belleza me llamó la atención de inmediato y no me equivoqué cuando la pude hacer mía por fin. Amaba también hacer el amor con ella, y, aunque no tenía intención de casarme otra vez, lo que no me parecía necesario, porque vivíamos juntos; lo analicé y me pareció perfecta como mujer para compartir toda mi vida con ella, y le pedí que se casara conmigo, después de que ella insistiera tanto. En cuanto a problemas; como todo matrimonio. Pero nada que me haya hecho pensar en separarme de ella. Si analizo nuestra relación, para encontrar una respuesta a lo que estaba pasando conmigo ahora, y encontrar un modo de culpar a algo a alguien, un motivo con el cual justificar mi postura, no podría decir que se tratara de ella. Si bien nuestros encuentros sexuales habían menguado un poco, en referencia al principio, era cierto; pero no lo podía relacionar con ello, porque me parecía algo normal después de un período de estar casados. Pero cuando sucedía, seguía siendo tan intenso y bueno como al principio. O sea que, mi mujer me gustaba y me sentía cómodo y tranquilo con ella. Mirando en mi corazón, no quiero hacerle daño. No quiero perder a mi mujer. Frustrado, con todos estos pensamientos en mi cabeza, paso mis manos por mi cara, emitiendo un largo respiro, dejando salir toda esta frustración. Siento como ella me abraza por la espalda y me besa el cuello. _Has estaba maravilloso amor. _ Aquellas palabras me pusieron en estado de alerta, haciéndome pensar en lo que me estaba cuestionando antes. ¿Hice o dije algo que no debí? entonces la tomé de las manos, la separé de mí para poder girarme y mirarla a los ojos. _ Acaso no ha sido así siempre o…? _ Apartó mis manos de la ellas y me atrapó de momento por la cara y me beso, interrumpiendo mis palabras. Quería resistirme, porque necesitaba saber, qué quiso decir con "maravilloso." Pero ella no me lo permitía con sus besos y sus caricias. ¿Acaso no era siempre maravilloso? ¿Qué había de diferente en esta ocasión? _ Siempre... eres... maravilloso mi amor. Pero esta vez… uhm... fuiste mucho más… ardiente y.…rudo. _ Me dijo entre cortando las palabras producto de su excitación. Ella seguía su juego besando mi cuello y acariciándome. Pero por más que quería no pude corresponderle. No podía dejar de pensar, que, aunque estaba dentro de ella, no era a ella a quien le estaba entregando todo lo maravilloso que ella dice que fue. _ Lo siento amor, pero seguiremos luego. Tengo que irme ya. _ La separé de mí y salí de una vez de la cama, dejándola con una mirada desilusionada. _ No te vayas todavía amor. Eres el jefe. Puedes llegar cuando quieras. _ No insistas. Sabes como soy con esas cosas. _ Le dije y voy de inmediato para la ducha. El lugar donde puedo respirar profundamente y dejar ir toda la frustración. Donde pienso y trato de meditar y encontrar una solución, mientras el agua recorre todo mi cuerpo.
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