No te dejaré ir otra vez

1629 Words
Emily Cuando me giré para volver a míralo, él había cerrado sus ojos de golpe, como si le hubiesen propinado un golpe que le causó mucho dolor, y estuviese tratando de adaptarse al dolor. No quería decir más, pero él me estaba reclamando algo que ni siquiera sabía. Yo quería decirle que el primer año de UNI, lo esperé. Que me había hecho la ilusión de que volvería por mí, porque había creído lo que todos decían, de que íbamos a terminar juntos. Que nuestra amistad terminaría en amor y matrimonio. Que lo mío con Luis no era cierto al principio. Que había sido una mentira en acuerdo con él, para darle celos porque yo, estaba celosa de él con su novia Caroline. Que después de ese largo año sin saber nada de él, fue que Luis apareció nuevamente en mi vida y entonces le dije que sí. Y ahí apareció Fabio. Que no quería al principio, porque esperaba por él, que soñaba con una vida junto a él, pero desperté, porque supe que había estado de permiso en su casa y que ni quiera se había acordado de preguntar por mí. Que, en ese permiso, andaba con Caroline y que posiblemente se habían casado. Y entonces fue cuando me decidí por Fabio. Pero valía la pena despertar todo eso ahora.? _No sé qué estás pensando de mí ahora Noah. Pero quiero que entiendas que no soy más aquella amiga a la que protegías porque era indefensa y distraída. No pude seguir siéndolo después de terminar la prepa. _ él ni siquiera me miraba a los ojos. Me evitaba a como diera lugar, pero no me miraba. _ Tuve que hacerlo Noah. Por mí... por mi familia. Noah No podía mirarla a los ojos, aquellas palabras parecían cuchillos cortando sin piedad en mi interior. Acaso tenía necesidad de preguntar, ¿qué significaban aquellas palabras? NO. Sabía perfectamente que significaban. Aquel… que no quiero ni recordar su nombre, estuvo ahí para ella cuando yo, no estuve. Y no solo eso, sino que... también la…llevó a …qué estuviera con otros hombres... no puedo y no quiero ni pensar en eso. Estaba estupefacto. Y sí, estaba seguro, más que seguro, de que la Emily que yo conocía, no es la que está aquí frente a mí. Cómo ella pudo hacerlo.? No podía aceptarlo. Mi Em, no haría eso. Ese idiota fue quien la embaucó para que lo hiciera. Estaba seguro. Supe que estaba llorando por su voz entrecortada. Entonces la miré. Estaba con la cabeza gacha mirando hacia abajo. Me dolió en el corazón verla así. Se veía en verdad triste. Quería acercarme a ella y abrazarla. Pero no tuve el valor de acercarme. Me sentía molesto, pero a la vez... ¿tenía yo el derecho de reclamarle algo.? Entonces se secó las lágrimas y me miró de nuevo. Con una mirada desafiante. _ Pero sabes Noah. _ Me dijo_ No me arrepiento. Fabio es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Luis pasó a ser lo que es: un amigo. Y eso te lo aseguro. Después que me casé, o antes incluso, nunca más hemos tenido más que una amistad. _ Dio un paso hacia mí, pero se detuvo. Continuó hablando un poco más calmada _ Si tú no hubieras significado nada para mí, no te habría buscado. De verdad que te extrañé. Y no quiero que nos peleemos ahora que nos hemos reencontrado otra vez. Pero si esto te afecta de algún modo, si he roto la imagen que tenías de mí, y no me consideras más como una amiga. y crees que no es bueno para ti o para tu matrimonio, no hay problema Noah. _ Con dos pasos más queda frente a mí y me mira muy de cerca _ No quiero volver a perderte. _ Me dice en un susurro que casi no logré entender lo que decía. _ Pero sabré entender... Si es así...si es necesario Noah, me iré otra vez. _ Yo la miré también. Nos miramos sin decir nada. Nuestros rostros estaban muy cerca. Yo sentía la garganta seca. Tragué saliva con el intento de remojarla y poder decir algo, pero no pude. _ _ Es cierto que Luis sabía que venía, sí. _ Continuó ella _ Pero yo estoy aquí por ti. Quería verte a ti. Solo que, como no dijiste nada, pensé que tal vez a tu esposa no le gustaría y, preferí dejarlo así, para no hacer problemas. _ Yo la miraba. Mi corazón podría delatarme, si alguien pudiera ver, como latía. Su mirada, sus labios entreabiertos que parecían invitarme a saborearlos...mi garganta cada vez más seca, deseando llenarse con los fluidos de su boca, y mis deseos despertando y a la vez adormeciendo cada centímetro de sentido común que podía tener. Ella, mucho más pequeña que yo, tenía que mirar hacia arriba para poder verme los ojos, y yo la miraba sin poder quitar mis ojos de ella. “Si ella supiera” _ Pensaba yo. _ “Ah si tan solo ella supiera lo que está haciendo conmigo” _ Me encantaba ver su mirada en ese momento. Esa mirada que me suplicaba que no la dejara ir otra vez. Que me rogaba por una respuesta que yo no podía darle porque sentía que no podía hablar, por toda la información que me había dado y que yo todavía no podía procesar. Todo el enojo que sentía se evaporó. ¿Cómo logró que me olvidara tan rápido de mi enojo? Con aquella mirada suplicante. Y…. es que…. En verdad, qué importancia tiene, ¿cómo conoció a su esposo? No soy quién para juzgarla. Más bien debo estar feliz por ella, por haber encontrado a un hombre que la desposó y le dio el valor y el lugar que merecía, aunque muy en el fondo, lo envidiaba, porque me habría gustado a mí, ser el hombre que le brindara todo eso y más a mi Em. No importa cuanto haya hecho para alcanzar lo que tiene ahora. Lo importante es que sea feliz. ¿Qué ha cambiado? En algunas cosas sí, pero seguía siendo mi Em. Podía sentirlo. Pero sí me molestaba que ese formato sin terminar tuviera algo que ver con todo en la vida ella, antes, durante y en el presente y que yo no haya podido estar ahí para ella. De repente me abraza y yo trago en seco una vez más. Y mirándola le dije como pude, con mi voz un poco ronca _ ¿Entonces, apareció Luis una vez más verdad? ¿Cada vez que te falló, aparece él entonces, es eso? _ Noah! ¡Por favor! _ Farfulló como una niña, dándome un golpe suave en la espalda. Luego la tomé de los brazos, separándola un poco de mí. La tomé por la barbilla haciendo que me mirara a los ojos, y todavía tenía esa hermosa mirada suplicante, como si temiera que mi respuesta fuera negativa. _ No te dejaré ir Em.! _ Le dije mirándola a los ojos_ No lo sabes, pero también te extrañé. _ Mi voz era un susurro apenas audible, por todos los sentimientos mezclados que estaban aflorando en ese momento. _ Tampoco me olvidé de ti. Y ahora que has vuelto, no pienso dejarte ir. No te será tan fácil alejarte de mí. _ Me da una hermosa sonrisa, su mirada se torna alegre. _Te quiero en mi vida. Y voy a involucrarme en la tuya tanto como me lo permitas. No permitiré nunca más que... tú otro amigo, ocupe el lugar que me corresponde. Lo echaré de tu vida Em.! Es una promesa. _ Y nos abrazamos. Podía sentir como nuestros corazones latían. Era como si entre ellos tuvieran una conversación. El aroma de ella me embriagaba como si fuera un hechizo. Hundí mi nariz en su cuello y aspiré su perfume, y lo amé. Se quedó grabado en mi olfato y en mi mente, y el poco raciocinio que me quedaba, lo perdí. No sé qué me pasó por la mente en ese momento, no lo sé, pero no me resistí, y le puse un beso suave, en el cuello, donde se rosó su piel con mis labios. Creo que lo necesitaba. Sentí, cómo ella se estremecía al sentir mi beso, y creo que mis sentidos fallaron aún más al percibir que ella, también estaba tan afectada como yo, y me dejé llevar, porque…acaricié su espalda, bajando una mano acariciando hasta la parte baja de su espalda y la apreté, acercándola más a mí, mientras mi otra mano la tomó por la parte de atrás de su cabeza, para que no pudiera escapar de mí beso, como queriendo obligarla a aceptar lo que iba a suceder. Sí, iba a apoderarme de su boca por primera vez, como tanto lo deseé antes y lo deseo ahora. Levanté mi cabeza despacio, embriagándome de su aroma, haciendo un recorrido por su cuello y oliendo su piel. Me detuve en su oído y tuve un poco de miedo en ese momento, pensé por un segundo en detenerme, porque ella se movió, y mi entrepierna latió, poniéndose más dura aún con su movimiento de ella. Pero no se apartó. Pude sentir como temblaba y como se aceleró su respiración. Oh, Dios, creo que voy a enloquecer.! Pensé, porque me salió un gemido que no pude evitar decir su nombre en su oído. _ Em!! Ella trató de retener un gemido que salía de lo profundo de ella, como si quisiera evitarlo, pero pude sentirlo. Supe que a ella también la invadía el deseo. Y eso me enloqueció aún más. Y entonces, ya decidido y sin pensarlo más, con un instinto desesperado por besarla, busqué sus labios… y suena el teléfono.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD