En la oficina

1695 Words
Me senté en la orilla de la cama. El solo hecho de saber que la volvería a ver hoy, hacía que mi corazón latiera acelerado. En un gesto desesperado, paso mi mano por la cara y sigo un recorrido pasándola por mi cabeza, despeinando mi cabello, pasando por la parte trasera del cuello, donde práctico cierta presión. Tiro hacia atrás la cabeza, estirando el tórax, el brazo derecho y los hombros. Giro la cabeza en forma de ejercicio de calentamiento para poder disipar lo que ocupa mi pensamiento y al girar a mi izquierda, veo que mi esposa me estaba mirando con aquella mirada que antes no podía despreciar. _ Todavía tenemos tiempo_ Me dice. _ Lo siento Viviana. Me tengo que ir. Tengo algunos pendientes que resolver temprano. _ Me acerco para darle un beso y ella me atrapa por el cuello. Con un movimiento me hace quedar tendido en la cama y ella queda sobre mí. _ Te prometo que no durará mucho tiempo. _ Me decía mientras besaba mi cuello, pasaba sus labios por todo mi pecho dejando suaves y húmedos besos. La tomé por las manos, separándola de mí y haciendo que me mirara a los ojos. _ Ya te dije que tengo que irme Viviana. _ Ella se deja caer en la cama con una mirada decepcionada y yo salgo rápido para darme una ducha. Dejo que el agua corra por mi espalda mientras apoyaba ambas manos de la pared, con la cabeza gacha, sintiéndome realmente mal. Cómo es posible que me sienta así, por una mujer que no me ha dado ni el más mínimo detalle, ni uno solo para motivarme a sentir lo que siento.? ¿Cómo, después de tanto tiempo que hacía que no la veía? ¿Cómo es posible esto? No tenía la respuesta. Pero necesitaba encontrarla. No pensaba serle infiel a Viviana, ella no lo merecía. Pero sabe Dios, que realmente pienso en Emily, no como amiga. Deseaba poder besarla y hacerla mía. Deseaba de verdad, que mi sueño de adolescente se hiciera realidad. Aun cuando sabía que eso estaba mal. No es un sentimiento nuevo para mí. Esto es desde la escuela. Pero si quiero una respuesta a esto, ¿cómo la encuentro? Me cuestionaba mientras el agua seguía corriendo. Y de pronto me viene a la cabeza. Debo decirle a Em lo que siento. Tal vez y solo así pueda quitar esto de mi cabeza. Cuando llegué a mi oficina, mi secretaria me trae mi café y el periódico como cada día. Me dice lo que tengo en mi agenda para el día de hoy y le doy instrucciones de lo que ella debía hacer. _ Hoy voy a recibir una visita. Su nombre es Emily. Avisa a recepción para que la dejen pasar inmediatamente. _ Si señor Van Dalen. _ Desea algo más? _ A lo que respondo con un movimiento negativo de mi cabeza y ella sale de la oficina. Bebo mi café y me recuesto en el espaldar de la silla para mirar el periódico, mientras espero ansioso el momento de ver a mi amiga atravesando por esa puerta. Sí, no podía negarlo, deseaba verla. Habíamos acordado para las 11:00 de la mañana y 10 minutos antes sentí que tocaron a la puerta. _ Pase_ Ahí estaba ella. Llevaba un pantalón rojo, ajustado al cuerpo que le llegaba hasta la parte alta de los tobillos, y una blusa blanca holgada que llevaba solo una parte de ella por dentro del pantalón en y la otra parte quedaba deliberadamente por fuera. Sus zapatos y su cartera, negros, hacían juego. Traía el cabello recogido en una cola alta y algunos flecos sueltos que caían sobre su rostro. _Hola Noah. _ Me dijo cuando entró, y yo me fui a su encuentro para saludarla. Me abrazó como siempre y me dio un beso muy tierno en la mejilla. Yo respondí del mismo modo. _ Bienvenida Em! Pasa y ponte cómoda por favor. Ella pasa su mirada por la oficina, con un movimiento positivo de su cabeza, como aceptando todo lo que sus ojos ven, con una hermosa sonrisa en sus labios. _ Te gusta lo que ves? _ Le pregunté mientras me sentaba detrás de mi buró ella en el asiento de enfrente _ Mucho. Adoro el gris y el naranja. Son mis colores preferidos. _ ¡Uhmmm! Eso me alegra. Emily Había recibido bien tarde en la noche del domingo un mensaje de Noah, pidiéndome que nos viéramos en su empresa en la mañana. Y tengo que confesar que no lo dudé ni un minuto. Respondí que sí. Porque realmente quería verlo antes del próximo fin de semana, que era la cita más cercana que habíamos acordado para volver a vernos. Para entonces no insistí, porque no quería que supiera que realmente me sentía decepcionada de no poder verlo un poco más en esos pocos días que tenía. Había dado por hecho de que no sería así, que íbamos a poder pasar tiempo juntos. Por tanto, cuando recibí ese mensaje de él. Cuánta alegría.!! Así que, acepté. Cuando llegué al edificio donde se encontraban las oficinas de su empresa, en cuanto di mi nombre en la recepción me dejaron entrar, porque él ya había avisado sobre mi visita. También su secretaria, cuando llegué al piso donde estaba directamente su oficina. _ Soy Emily, vine para ver al señor Van Dalen. _ Pase por favor, señorita. El señor Van Dalen la espera. _ Me dijo, y yo empujé la puerta, al mismo tiempo que di unos dos golpes suaves para anunciar que estaba ahí. Cuando me mandó a pasar, yo ya estaba dentro. Él estaba de pie frente a un ventanal de cristal que estaba detrás de su mesa, una mano en un bolsillo del pantalón, y la otra, pude ver cuando se gira para verme, una botella de cristal, pequeña, con agua. Miró la hora en su reloj de pulsera, como controlando si llegué a tiempo o no. Pude notar que se alegraba de verme. Se acerca y nos saludamos con un abrazo y los respectivos besos en las mejillas. _ Bienvenida Em!! _ Me dijo. _ Su oficina era hermosa y amplia. Adoré la decoración y los colores que eran casualmente mis preferidos. Combinados en gris oscuro y terracota. Algunos abstractos en las paredes que llamaron mi atención. Un sofá en una esquina, junto a un minibar, donde había varias bebidas, una mesa de centro con dos sillones a los lados. En la otra esquina, cerca de una puerta, que supuse que debía ser el baño, un estante con libros y una pequeña cómoda, y su mesa buró. Todo el inmueble y las puertas era de madera maciza. De cedro supuse, por el hermoso color oscuro que toma con el barniz. El piso era laminado y tenía el mismo color de los muebles. El sofá y los asientos, incluido el de él, eran de cuero. El espacio era bastante amplio y sin muchas cosas. En el centro una hermosa alfombra de color gris que combinaba con las paredes. _ Te gusta lo que ves? _ Me preguntó, mientras se sentaba detrás de mesa buró. Y yo en un asiento en frente. _ Mucho.! Adoro el gris y el naranja. Son mis colores favoritos. _ Le respondí. El me miró complacido. Se notaba alegre y eso me agradaba. Y mucho. _ Uhmm! Eso me alegra. _ Me respondió con una sonrisa alegre y un movimiento positivo de la cabeza que repitió varias veces. _ Deseas algo para beber. _ Me dijo mientras apuntaba al Minibar_ O tal vez un café, no lo se. Lo que quieras. _ Café y agua por favor. _ Entonces levanta el teléfono _ Carla por favor puedes traer un café y agua? _ Un silencio, como escuchando algo que decía su secretaria. Todo eso sin dejar de mirarme. _ Cómo lo quieres, n***o, con leche, con o sin azúcar.? _ Me pregunta _ Con dos de azúcar y sin leche. _ Ok Carla, Y trae uno para mí también por favor. _ Colgó y se recuesta en el espaldar de su asiento. _ En verdad me hace feliz que estes aquí Em! La expresión de su rostro al mirarme era una mezcla de alegría y tristeza a la vez. Entonces se reclina hacia adelante, apoyando sus manos en la mesa. _ Y lo digo en general. _ Baja la mirada. _ Me gustaría poder vernos un poco más el tiempo que vas a estar aquí. Si te parece, claro. _ Claro. Me parece bien. _ ¿Tienes planes, algo que quieres hacer? _ No mucho realmente, porque tengo poco tiempo. Algunos planes dentro de la ciudad. Luis me invito para ir al Bowling Mañana por la noche por ejemplo y de paso a comer. _ Ah Luis? _ Me mira como asombrado. _ Así que lo viste? _ Me pregunta con los labios fruncidos y con un movimiento de cabeza, como si negara y aceptara a la vez. _ Y… qué me dices de él? _ Su pregunta y su mirada me dicen que se está enojando. _ Qué quieres saber Noah? _ Pues, No lo se. ¿Cómo sabe que estás aquí, por ejemplo? ¿Está aquí casualmente, o se pusieron de acuerdo? Porque sé que él también se fue del país. _ Ah! _ Lo miro un poco desconcertada. _ Pues… yo... le dije. _ Noah se sorprendió de mi respuesta y me dio una mirada interrogante. _ Lo encontré en unos de mis viajes aquí y desde entonces tenemos contacto. _ Le mentí. Realmente siempre había tenido contacto con Luis _ O sea que estás aquí para encontrarte con él también? _ De qué hablas Noah.? Por favor. _ Ya sabes de que hablo Em. ¿Sigues con ese hombre, a pesar de estar casada? _ Me mira enojado_ Lo has dejado alguna vez? _ Por Dios Noah que cosas dices.! Claro que no. ¿Acaso estás loco? ¿Cómo te parece que pueda hacer algo así? _ Le dije algo alterada. _ No lo sé Em. Dímelo tú. Y quiero que seas sincera.
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