Ella en mis pensaminetos

1438 Words
Cuando desperté, un poco desubicado, pude ver que Viviana ya no estaba en la cama. Supe inmediatamente que debía ser ya, bastante tarde. Y sí, eran las 11:22 de la mañana cuando miré el reloj en la mesita de noche. No me levanté todavía. Mis pensamientos volaron corriendo a la noche anterior y comencé a hacer un recuento en mi mente de todo lo que pude recordar de la noche anterior. ¡Em! Qué guapa estaba.! ¡Bailó conmigo! ¡Qué raro! Antes no le gustaba bailar. Me contó que su esposo amaba bailar y que lo hacía muy bien, y que por eso ella también aprendió a bailar. Que con él había aprendido a ser un poco extrovertida, que ya no tenía vergüenza de hacer muchas cosas que no haría ni loca, cuando era adolescente. Que él le había enseñado a ser un poco más atrevida y valiente. Recuerdo la punzada que sentí en mi pecho cuando me dijo aquello. Ni pensar las veces que le pedí que bailara conmigo en la prepa y siempre se negó. Le gustaba cantar. Eso sí. Y cuando le pedía que cantara lo hacía. Nunca olvido aquellas canciones de Ana Gabriel que tanto le gustaban en aquellos tiempos. Sonreí como un idiota trayendo a mi mente esos recuerdos. ¡Había aprendido a bailar y, lo hacía muy bien! Sentí una punzada en el pecho al recordar el celo que me invadía cuando anoche bailaba con otros. Me hacía sentir egoísta y posesivo, pero en ese momento no me importaba, No quería compartirla. La quería solo para mí. El recuerdo de sus caderas moviéndose al ritmo de la música, la gracia con la que lo hacía, como me miraba, y sonreía, el modo como decía mi nombre constantemente como si supiera que me gustaba oírlo de su boca tan enloquecedoramente sexi, hicieron que la erección que normalmente tengo al despertar se hiciera más intensa, y el instinto me hizo llevar una mano a esa parte, como para evitarlo. Siento que un gemido se escapa de mi boca, cuando me toco, mientras el recuerdo de ella moviéndose me excita más y más... _ Buenos días, amor_ Entra Viviana de repente, y me saca de mis recuerdos con un susto de morir. _ Ya estas despierto al fin. ¿No piensas levantarte hoy? _ Se acuesta a mi lado y me besa. _ Llegaste tarde, por eso te dejé dormir un poco más. _ También la besé. Tratando de disimular la excitación que tenía y que ahora estaba desapareciendo de golpe. _ Tragué en seco. _ Gracias amor. Llegué tarde en verdad. Déjame hacerme una ducha y luego salgo. ¿Vale? Me levanto corriendo, Buscando huir lo más rápido posible, por el remordimiento que estaba comenzando a sentir. Tenía que soltar la respiración que estaba conteniendo por el susto que me había llevado. _Ok. Hoy quiero que vayamos a comer fuera. ¿Te parece? _ Estaba de camino a la ducha, me giro y la miro. _ Me parece bien. ¿Iremos solos tú y yo? _Sí. _ Y ya sabes dónde quieres ir? _ Sigo camino a la ducha- _ También lo sé amor. Iremos a L`Fleur el nuevo restaurante francés que me recomendó Amanda. _ Amanda era su mejor amiga. Me detengo en la entrada y vuelvo a mirarla. _ Amanda te está dando concejos? ¿Es por ella por lo que estás últimamente tan romántica y lujuriosa? Ella viene hacia mí tras soltar una carcajada, me abraza y me besa. _ No amor. Amanda no tiene nada que ver con eso. Te amo y quiero que estemos bien. Eso es todo. Amanda solo me recomendó el restaurante porque yo quería probar algo nuevo. Volvió a besarme y a abrazarme. _ Ok Viviana, déjame hacerme una ducha entonces, ¿quieres? _ le digo soltándome de su agarre _ Ok. Te espero abajo. _ y se fue, permitiéndome soltar todo el aire que tenía contenido. Respiré profundamente, abrí el grifo de la ducha dejando correr el agua, hasta que tuviera la temperatura adecuada, mientras me recostaba en la pared. Me sentía un poco frustrado. Estaba seguro de que no pasaría nada entre Emily y yo. Pero igual me hacía sentir mal con Viviana, por los pensamientos que llegaban a mi mente. Viviana dejó de trabajar inmediatamente después de casarnos. Mi empresa me generaba, ya para entonces, muy buenos ingresos, de los cuales ella ya tenía participación. Porque, aunque éramos novios, siempre confié en ella, y la dejé tener una de mis tarjetas para que comprara lo que necesitara. Nuestra luna de miel la pasamos en Bora Bora. Ella había escogido el lugar. Y habíamos visitado Canadá. Pero nada más en todo este tiempo que estamos juntos. Ella decía que yo era aburrido, que era fanático del trabajo, que de qué valía tener tanto dinero si no lo sabía disfrutar. Pero yo tenía otras metas que ella no había podido entender. Y la mayoría de los problemas que teníamos era por eso. Cada vez que teníamos alguna discusión era por el mismo motivo. Por lo demás, las cosas iban bien. Ella quería primeramente viajar y conocer otros países y lugares. Divertirnos un poco, antes de formar una familia de más de dos. Por eso ella no quería tener hijos, hasta hace poco, lo cual no me desagradaba, porque, aunque lo contrario tampoco me afectaba, no era que tenía apuro por tener más hijos. Ni siquiera me había detenido a pensar seriamente, si en realidad, quería tener más hijos. Tal vez porque mi intuición me hacía creer que eso venía juntamente con el paquete de casado. Tal vez, no lo sé con certeza. Pero sí ella los quería, para mí estaba bien, y si no, también. Cuando llegamos al restaurante, el camarero nos llevó hasta la mesa que Viviana había reservado para dos. Resultó ser un restaurante muy elegante, pero bastante acogedor. Ella pidió una limonada porque no le gustaba el alcohol y yo me pedí un vino rojo seco, lo cual ya me trajo al recuerdo a mi vieja amiga. Me reprendí a mí mismo, porque no quería pensar en ella. No. No en este momento. Es más, en ningún momento. Al menos no como la veía en mis fantasías. Éramos solo amigos y estaba seguro de que sería así por siempre. Viviana hablaba, y yo casi no le seguía el ritmo a la conversación. _ Estás aburrido? _No amor. Perdona, estaba un poco distraído. La comida es muy buena y el vino me gusta mucho. ¿Quieres probarlo? _ Le pregunté _ No. Sabes que no me gusta el alcohol. _ Me toma la mano_ No te pregunté, ¿cómo te fue anoche con tus compañeros de la escuela? _ Justamente cuando quería no pensar en eso. _ Me fue bien. Fue una linda experiencia. Muchos amigos que hacía mucho que no nos veíamos. _ Y también amigas, supongo. _ me dice con picardía mirándome a los ojos. _ También. Sí. Estaba una amiga muy especial que hacía como 20 años no nos veíamos. No creí que vendría porque desde entonces vive en Europa. Pero vino. Fue bueno volver a verla. _ Solo fueron amigos? ¿Estás seguro? ¿Solo eso y nada más? O no me lo dices para que no me ponga celosa.? _ Me dijo. _ Sí. Créeme que sí. Entre ella y yo solo hubo amistad. Pero no una cualquiera. Éramos muy unidos en verdad. Vas a conocerla, ya verás. El próximo fin de semana vienen Rey y otros para una barbacoa. Pero estoy pensando en invitarla antes para que se conozcan ustedes. Sé que te va a gustar, es muy buena gente. _ Tal vez sea mejor así. Y deje yo de seguir alimentando mis fantasías. De regreso a casa ella tuvo que conducir porque yo había bebido un poco de más y era mejor no arriesgarse. Aproveché mientras Viviana estaba en la ducha y le envié un mensaje a Emily. _ Te veo mañana? Podemos tomar un café en mi empresa. Si tienes tiempo claro. _ Vale. Ahí estaré. Envíame la dirección y la hora. _ Me respondió de inmediato. Cuando Viviana salió, se acostó y me abrazó. Comenzó a besarme y yo la rechacé con la excusa de que estaba cansado y tenía que levantarme temprano. Siempre, Cada día al despertar, me sentía los primeros segundos un poco desorientado. No le había dado nunca ninguna importancia porque, siempre he creído que se debía a lo intenso de mi descanso mientras dormía. Pero hoy, como hace ya unos meses atrás, mi primer pensamiento al despertar era ella.
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