Así comenzó la historia

1443 Words
Me llegaron los recuerdos de cuando estábamos en la prepa, cuando Noah terminó y me trajo su ropa mojada para que yo la colgara y se secara un poco antes de irnos. No pude secar mis cabellos porque no había con qué, así que no tuve otra opción que dejarlos mojados. Al menos pude lavarlos porque había un champú. Había dejado que Noah se duchara primero que yo, porque sabía que iba a necesitar un poco más de tiempo que él. Así que cuando terminé y salí, lo encontré en el bar sentado con su amigo Peter bebiendo una cerveza. Pienso que se le había pasado el enojo, porque al verme sus ojos se iluminaron y me sonrió muy alegre. Me tomó de la mano y me acercó a él, pasando su brazo por encima de mi hombro. _ Estás bien.? _ Me preguntó. _ Uhumm! _ Le respondí, feliz de que haya pasado el malentendido de antes. _ Dime qué quieres beber preciosa_ Me pregunta Peter muy amable. Levantándose a su vez y, entrando al bar para preparar una bebida para mí _ Por ahora solo quiero agua. Gracias. Le digo y veo como toma una botella de agua y una copa. _ _ Aquí tienes. Agua para ti. _ Me dice Peter. _ Cuando quieras algo más me dices. _ Gracias Peter. _De Nada. Iré a ver si le falta mucho, porque ya tengo hambre. _ Dijo Peter y se fue hacia la cocina, dejándonos solos. Noah me empuja suavemente, haciendo que me siente frente a él. _ Vamos a comer y luego nos vamos. ¿Vale? _ Está bien. Los clientes comenzaban a llenar las mesas. El sol brillaba todavía, pero estábamos cerca de las 7 de la noche. El móvil de Noah suena y él me mira al ver el número en la pantalla. Decide contestar y se pone de pie para apartarse y hablar. Deduje que era su esposa. Peter llega diciéndome que podíamos pasar a la mesa. Miro a Noah buscando su aprobación, y me hace un gesto desde lejos para que procediera. Me dirijo a donde me lleva Peter, que era la misma mesa que habíamos tenido al medio día. Noté que las copas eran más grandes esta vez, y miré entonces la botella de vino que ya estaba sobre la mesa. Y tal como lo había pensado, era de la misma marca, pero rojo. Por eso las copas diferentes. Así que deduje que íbamos a degustar, seguramente, carnes esta vez, aunque no necesariamente. Noah regresó y ocupó el mismo asiento frente a mí. No quise preguntar si estaba todo bien por lo que prometí anteriormente. Llega Peter con el primer plato con los entrantes. Ensaladas y verduras a la parrilla. Los pone sobre la mesa y ocupa el asiento al lado mío. luego llegan los otros platos. Carnes como lo había pensado. Todo muy delicioso. Comimos, y conversamos. Todo muy a gusto y esta vez mucho más segura de que cada vez que viniera a mi país, no podía dejar de venir a comer aquí. El Vino muy bueno. Me llevé conmigo una botella que me regaló Peter, además de las instrucciones para poder comprarlo. Eran ya pasadas las 10 de la noche cuando decidimos regresar. Noah no bebió mucho. Pero yo había acompañado a Peter y me sentía un poco borracha por las tres botellas de vino que nos bebimos. _ La pasaste bien? _ Me pregunta _ Sí. De maravilla. _ Me alegra eso. _ Ya casi llegamos cuando escucho sonar mi móvil. Era Luis. _ Hola Luis. _ Oye dónde estás? Estoy tocando tu puerta y no respondes. ¿No estás en casa? _ Me dice. _ Lo siento. Es que no, no estoy en casa. Pero estoy llegando. Si quieres puedes esperar. No me pasó desapercibida la reacción de Noah al escucharme. El gesto de desagrado que vi en su rostro a pesar de que me sentía un poco mareada por el vino. Pero no hice el mayor caso de eso y seguí sin decir nada hasta que llegamos. Lo que casi sucedió, no daba lugar a derechos alguno, íntimamente. Solo éramos amigos. Y Luis también es mi amigo. Noah tenía que entenderlo de una buena vez. No sé por qué me sorprendió tanto, cuando vi que también se desmontó del auto, como con intenciones de no irse por el momento. _ No te vas? _ Le pregunté. _ Todavía no ha terminado nuestro día _ Me dijo con determinación, pasando su brazo por mis hombros, y acercándome a él, mientras nos acercábamos a Luis. Lo miré, y noté la mirada fija y desafiante de Noah hacia Luis. _ Además, _ Continuó; _ estás borracha y quiero saber que te dejé en casa y en cama sin problemas. Después de todo, estabas conmigo todo el día; ¿no? Es mi responsabilidad. _ _ No estoy borracha. Estoy un poco mareada. Pero sé qué hago y qué digo. No te preocupes. _ Le dije, pero hizo caso omiso de mis palabras. _ Hola. _ Saluda a Luis dándole la mano. Luis le responde para luego dirigirse a mí. _ Quería traerte el encargo de Fabio y despedirme. Ya sabes que regreso mañana. _ Sí. Disculpa que no respondí a tus llamadas. Estuve todo el día hoy en la playa. Había conocido a Fabio a través de Luis. Para entonces Luis trabaja como barman en un hotel turístico y allí tenía acceso directo con ellos. Fabio es apasionado del Whisky y los licores por eso los colecciona. Como mantiene cierta amistad con Luis desde entonces que nos presentó, y Luis le había regalado un Whisky hecho por un amigo, que no era comerciable, si no, a ciertas personas conocidas por el elaborador. Whisky que a Fabio le había gustado mucho porque según él que conoce de eso, este era envejecido en barriles de madera de roble, en los que anteriormente se habían envejecido vinos de Bourbon, que también elaboraba este mismo señor, que tenía descendencia escocesa. De ahí no solo la pasión por el Whisky, sino, también la receta con la que elaboraba su whisky, que había pasado de generación en generación, de una familia que se dedicaba a la elaboración de vinos y whisky. Luis que tenía acceso a este, por ser amigo directo del elaborador, al conocer la pasión de Fabio por este tipo de bebida, llevó a Fabio a conocer a este señor. En su momento Fabio deseo patrocinar al elaborador de dicho Whisky, pero este se negó, porque lo del Whisky era un hobby que lo apasionada, y que había heredado de sus antepasados. Por tanto, lo quería solo para él y sus amigos más allegados. Incluyó a Fabio en la lista de los pocos que tienen el privilegio de disfrutar de este líquido dorado y cada vez que era embotellado después de mínimo tres años, Dos botellas eran para Fabio. Cada vez que era el tiempo, Fabio venia para ver el proceso de embotellado y obtener las de él. Pero esta vez no pudo participar por motivos de enfermedad. Entonces le encargó a Luis de enviarle sus amadas botellas de Whisky. Luis había conocido en su antiguo trabajo a una mujer de Canadá, poco tiempo después de yo casarme y haber ido a vivir en Italia. Se enamoraron, se casaron y se fue a vivir con ella en Canadá. Mi relación con Luis no había sido nada serio. Nos conocíamos desde pequeños, vivíamos en el mismo barrio. Él se había ido después de la secundaria para otra escuela y nos veíamos solo de vez en cuando. Yo había terminado recientemente una relación que tenía con un hombre mucho mayor que yo y no tenía quien me acompañara a una fiesta de fin de curso que había organizado una compañera de la escuela en su casa, en la cual iba a estar Noah con su novia. Como no quería ir sola, y Luis estaba en su casa, pues lo invité a él y se lo presenté a Noah como mi novio. Cosa que le había llamado la atención porque conocía de mis gustos por hombres un poco mayores. Y así comenzó, toda la historia. Seguí mintiéndole a Noah respecto de mi relación con Luis, hasta que un día, después de dejar de verlo por casi más de año, lo volví a ver. Ya para entonces estaba trabajando en el hotel y me invitó a la discoteca donde trabajaba. Esa noche terminamos juntos. Es cierto que una noche, en una de esas salidas nuestras, nos encontramos con uno de sus clientes del hotel y el hombre se interesó en mí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD