Un golpe duro, a veces es lo que la vida te depara para que aprendas que nada está escrito, que las cosas cambian todo el tiempo sin que puedas detenerlo. Aprender que cada quien es responsable de sus decisiones es la resolución más sensata que se puede tomar, por eso cada persona debe vivir y actuar según sus propios deseos, porque nada te asegura que alguien más verá por ti en el futuro, mucho menos que se preocupará por ti incondicionalmente. Lena solo tenía una relación en su vida que realmente consideraba incondicional y eso le había enseñado mucho.
Ella se levantó con el tono de llamada personalizado de Ale. Abrió los ojos con lentitud solo para observar la foto de su amiga en la pantalla.
-¿Por qué me llamas?- Contestó ella confundida -¿a dónde fuiste?
-Estoy en la panadería a dos cuadras del departamento- indicó Ale -pero eso no es importante. Prométeme que no recibirás llamadas, no encenderás el televisor ni revisarás ninguna red social hasta que llegue.
-¿Qué sucede?- Inquirió ella preocupada.
-Solo promételo, Lena- insistió su amiga con fervor.
-Está bien, tranquila- aceptó ella -pero quiero muchas explicaciones en cuanto llegues.
-Por supuesto.
Alejandra colgó la llamada y ella se levantó. Caminó hasta el baño para ducharse y vestirse. La llamada de Ale la había asustado por lo que aunque hizo lo que le pedía ya no pudo volver a dormirse como usualmente le sucedía. Salió del baño vestida, se peinó y se dirigió a la cocina para esperar por su amiga unos minutos. No fue hasta que Alejandra abrió la puerta del departamento llena de bolsas que supo que aquellos minutos habían sido interminables para ella, sola y esperándola allí.
-¿Qué sucede, Ale?- Preguntó ella ayudándola a dejar las bolsas en la encimera.
-Tienes que ver algo…- comenzó su amiga viéndola con preocupación -algo que probablemente sea difícil de ver.
-¿Qué?- Insistió ella -solo dímelo Alejandra.
Usar el nombre completo de su amiga solo significaba que estaba molesta o que había llegado al borde de su paciencia y Ale lo sabía, la conocía demasiado bien como para no saberlo.
-Primero vamos a sentarnos- pidió su amiga llevándola al mueble.
Ellas se sentaron entonces en el lugar y mientras Ale buscaba algo en su celular ella esperaba expectante. Unos segundos después la pantalla de su mejor amiga se presentaba frente a sus ojos con alguna publicación de Twitter. Al inicio no comprendía lo que veía hasta que las palabras cobraron sentido lentamente, sus ojos se abrieron y una extraña sensación de molestia mezclada con traición se iba convirtiendo en rabia en su pecho. Casi le arrebató el celular a Alejandra de la mano solo para poder ver de cerca aquello. La publicación era bastante explicativa por sí sola.
El usuario era un tal Descon0cido678, todo lo que se esperaría de alguien que quiere permanecer anónimo pero que no sabe hacerlo con sutilidad. El texto rezaba, “Los jefes de departamento legal sí que se divierten, después de todo si les llega una acusación de acoso s****l desde recursos humanos es muy sencillo pasarlo por debajo de la mesa de esta forma. Si no me creen, pregúntenle a Daniel Ortiz, el jefecito de Tecnologías Reyes sabe romper todas las reglas”. Y como para completar la credibilidad de la información debajo de aquello aparecía un video que lucía como extraído de las cámaras de seguridad de la oficina en la que ella trabajaba. Allí, en la oficina de Daniel, se lo veía besarse y acostarse con una mujer de la que se le censuraba el rostro, era obvio que aquello estaba editado para que nada se mostrara demasiado pero el mensaje era especialmente claro.
Lo que más le sorprendía era que ella estaba demasiado cerca de aquello como para no saber quién era la persona con la que Daniel se había acostado. Lena sabía que esa mujer era Sofía, su secretaria, un puto cliché. Ella le regresó el celular a su amiga mientras intentaba procesar todo la información que había recibido. La publicación tenía miles de corazones, miles de retuits y miles de comentarios, era imposible desaparecer la información, era tendencia.
-¿Qué quieres hacer?- Preguntó Ale tomándola de la mano como apoyo.
-No lo sé- contestó ella entendiendo que aunque aquello debía dejarla devastada no se sentía ni siquiera cerca de eso. Estaba rabiosa por la traición pero más allá de eso solo sentía cierta liberación y eso le hizo entender lo que tenía que hacer -tengo que llamar a Daniel.
-¿Segura que quieres verlo?
-Sí, es necesario- explicó ella.
-Bien, pero invítalo a que venga- ordenó Ale con una molestia cruda en sus ojos -no te irás de aquí. Quiero ser tu apoyo.
-Me encanta esa idea, gracias- aceptó ella -estará asustado de enfrentarte.
-Lo estará más de ti.
-Y eso es lo que quiero.
Ella llamó entonces desde su celular a Daniel, este contestó al tercer timbre.
“-Lena…- comenzó él pero ella lo interrumpió”.
“-Mira no quiero escucharte, ambos sabemos lo que hiciste- dijo ella tan cortante como podía serlo -te espero dentro de cinco minutos en la casa de Alejandra, tenemos muchas cosas de las que hablar y yo tengo demasiadas cosas que decirte”.
“-¿No preferirías que fuera en un lugar privado?- Musitó él”.
“-No- negó ella con simpleza y de inmediato -te quiero aquí dentro de cinco minutos, será mejor que te apures”.
Ella colgó en ese momento, su respiración estaba agitada y tenía las manos hechas puños. La impotencia se mezclaba en su cuerpo. Ale la invitó a desayunar entonces, pero ella no pudo comer demasiado, se dirigió a la habitación para vestirse cuando se cansó de intentarlo y su amiga la siguió. Unos minutos después estaban sentadas juntas en el mueble solo esperando, el toque de la puerta llegó y ellas se sonrieron con maldad.
-Llegó el infiel- gritó Alejandra en la puerta haciendo que Daniel se encogiera -¡pero que sorpresa!
Daniel entró entonces luciendo pálido por aquel recibimiento.
-Te tocó algo suave, infiel- amenazó Ale mirando a Daniel -todavía te falta camino.
-Siéntate- ordenó ella desde donde los miraba.
Él se apresuró a hacer lo que ella decía.
-No es lo que parece…- comenzó él de nuevo usando la frase más típica que ella hubiera escuchado. Eso solo hizo que se molestara aún más.
-Ahórratelo- lo cortó ella volteando los ojos con fastidio -no hace falta que me niegues nada, el tuit fue suficiente información. Debo decir que levantarme con un video de mi prometido cogiendo con su secretaria es el mejor regalo de felicitaciones que he recibido hasta ahora.
-Eres un imbécil- gruñó Ale antes de levantarse para irse. Comprendía que ellos necesitaban un momento -puto infiel…
-¿Cómo sabes que es Sofía?- Preguntó él todavía pálido.
-Avanzamos- alabó ella -ya no lo negamos. Eres un puto cliché.
-Lo siento…
-Esto es lo que va a pasar-cortó ella de nuevo -vas a ir a la oficina hoy, presentarás tu carta de renuncia, recogerás tus porquerías y te irás. Y si alguien te pregunta algo puedes inventarte una excusa o solo decir la verdad, al final me dejarás el puesto que merezco sin tener que verte de nuevo. No quiero tus disculpas ni las necesito, eso es solo palabrería vacía.
-Me equivoqué, lo sé- rogó él al borde de las lágrimas -pero te amo Lena, no termines con lo nuestro de esta forma. Si tú hubieras querido hacerlo conmigo…
-¡Ni siquiera te atrevas!- Gritó ella furiosa -no te atrevas a culparme ahora por tu incompetencia en la cama, yo no tengo nada que ver con eso. Me haces un favor y no pienso ahorrarte ninguna humillación, una que te ganaste tú solo, porque yo pude haber hecho lo mismo, pero es obvio que yo tengo el respeto suficiente por ti, tu no.
-Eso no es lo que decían tus ojos cuando mirabas a Alonso Navarro- lanzó él con veneno.
-Bueno, gracias a tus acciones ya no es ni será tu problema- comentó ella -así que no te preocupes por eso.
-No puedo creerlo.
-Yo tampoco- terminó ella -y ahora que hemos negociado las condiciones de tu renuncia puedes irte. ¡Ahora mismo!
Él se levantó, le lanzó una última mirada de lamento antes de irse. Ella respiró, sus manos todavía se sentía entumecidas por la fuerza con las que las había apretado, su corazón permanecía acelerado.
-¿Estás bien?- Preguntó Ale saliendo de la habitación.
-¿Soy sincera?
-Siempre.
-Me siento mejor de lo que debería- dijo ella con una mueca.
Alejandra se acercó entonces, su risa inició mientras la abrazaba.
-Eres una perra fría, cariño- la felicitó su amiga haciéndolas reír.
Unas horas más tarde mientras ellas intentaban evitar las publicaciones de Twitter, su celular comenzó a sonar. Era su madre.
“-Lena, cielo, ¿estás bien?- Preguntó su madre sonando tan preocupada como ella debería estarlo”.
“-Sí mama, estoy bien- contestó ella”.
“-Estoy aquí con tu padre y tus hermanos- explicó su madre -nos sorprendimos cuando recibimos la renuncia de Daniel hace unos minutos, luego tu hermano encontró todo en internet”.
“-Sí, lo sé. Lamentable”.
“-Tomaremos acciones legales- dijo su madre intentado darle su apoyo -cerraremos esa cuenta para eliminar el video. Lamento que estés pasando por esto mi cielo”.
Su madre sonaba al borde de las lágrimas.
“-Mamá, cálmate- pidió ella con una media sonrisa -estaré bien, ¿de acuerdo? No hay nada que no pase, esto lo hará”.
“-Eres fuerte cielo, tu puedes”.
Luego su padre y sus hermanos se turnaron para darle cada uno palabras de apoyo que ella agradeció con una sonrisa sobre todo cuando su hermano ofreció torturar a Daniel. Unas horas después se encontraba en la habitación con Ale solo tumbadas en la cama.
-No puedo creer que esto esté sucediendo- mencionó Ale -nunca pensé que Daniel haría una cosa así, pensé que era distinto, alguien bueno.
-Yo tampoco lo creo- musitó ella -pero es extraño que digas eso cuando eres tú la que siempre me recuerda que ningún hombre es digno de confianza, todos son traidores.
-Y definitivamente lo son, no hay mejor prueba- masculló su amiga molesta.
-Tengo que creer que no es así, Ale- dijo ella -no seré la virgen María hasta que muera, alguien debe valer la pena.
-No te hagas demasiadas esperanzas- comentó su amiga viéndola - solo digo. Además, el sexo es placer físico cariño, solo eso.
-No lo sabría, pero dudo mucho que mi mente piense como la tuya lo hace.
Aquello al menos la hizo reír. Ellas almorzaron entre risas para no tener que pensar demasiado. Una llamada llegó entonces.
“-Lena, ven a la casa- ordenó su abuelo -ven sola, te espero”.
-¿Quién era?- Preguntó su amiga al ver su expresión.
-Mi abuelo- explicó ella -quiere que vaya a la mansión.
-No vayas- dijo Ale con recelo -seguro que quiere decirte algo sobre Daniel.
-Sabes que no puedo hacer eso.
-Entonces voy contigo.
-Me pidió específicamente que fuera sola- explicó ella con una mueca.
-No confío en el viejo- dijo Ale levantándose -llámame cuando llegues y cuando salgas de allí, si no lo haces tú juro que iré a buscarte.
-Lo haré.
Ella se levantó, se vistió y se dirigió a la mansión con un millón de pensamientos en la mente. Esperaba que su abuelo le diera la noticia de que al menos ahora sería la jefa del departamento legal de la compañía. A medida que se acercaba su corazón se aceleraba de nuevo, con un suspiro bajó de su auto y envió el mensaje que Ale le había pedido, fue recibida como siempre pero aquel día en lugar de ser dirigida al comedor fue llevada a la oficina de su abuelo. Ella abrió la puerta solo para encontrarse a Daniel sentado con su abuelo, ambos tomando una copa. No podía esperar menos del viejo.
-Lena que buena que llegas- dijo su abuelo - siéntate.
Ella se sentó mirando con rabia y sospecha a aquellos dos hombres.
-Imaginarás la razón por la que te pedí que vinieras- siguió su abuelo.
-No, la verdad es que no- dijo ella descarada.
-Bueno, me sorprendió mucho cuando me avisaron de que Daniel había presentado la renuncia esta mañana…
-Como a todo el mundo, al parecer- se burló ella.
-Por eso decidí invitarlo aquí-dijo su abuelo mirándola con censura -le pedí sus razones y él me explicó completamente lo que había sucedido.
-Eso no me explica por qué me pediste que viniera.
-Te hice venir para que supieras cuales son los pasos a seguir- dijo su abuelo con naturalidad -ustedes seguirán con su compromiso, Daniel se esforzará en cumplir con sus deberes y darte todos los detalles que necesites hasta que puedas perdonarlo, es tu deber cuidar tu relación Lena, no terminarla al menor obstáculo. Con respecto al puesto de trabajo, él seguirá trabajando con nosotros en su cargo asignado.
Ella miraba la escena incrédula.
-Asumo por tu silencio que estás dispuesta a considerar la relación- dijo su abuelo sonriendo -eso es excelente.
-Eso jamás va a suceder- negó ella sintiendo como la rabia se iba acumulando.
-No seas obtusa, Lena- pidió su abuelo con fastidio -todo hombre comete errores, es normal. Sobre todo cuando no satisfaces sus necesidades.
-No puedo creer que le hablaras de nuestra vida s****l a mi abuelo, eres más patético de lo que creía- le dijo ella a Daniel antes de voltearse hacia su abuelo -la muerte debe ser liberadora para mi abuela si tuvo que aguantar a un monstruo como tu toda su vida, eres un pobre viejo insoportable. Un machista y un retrograda. Esto es lo que va a suceder, Daniel va a desaparecer de la faz de la tierra como la basura infiel que es, yo seré la jefa del departamento legal y tú vas a dejar de creer que puedes controlar mi vida.
A ese punto ella casi le gritaba al rostro rojo de su abuelo, pero le importaba muy poco lo molesto que estuviera, ella lo estaba más.
-Pareces no entender lo importante que es la imagen para la compañía en estos momentos, Lena- recalcó su abuelo con una voz peligrosa -puedes aceptar las condiciones que estoy indicando u olvidarte para siempre del cargo que quieres.
Ella se quedó callada sin creer lo que su abuelo acababa de decirle y aunque deseaba gritarle que podía irse al infierno y más allá, no le daría el gusto de decir que ella era una incompetente.
-No diré nada de nuestro inexistente compromiso- dijo ella con firmeza luego de permanecer callada mucho tiempo -en eso jamás cambiaré de parecer, lo hago como un favor para ti, abuelo. El anillo me lo quedo, lo venderé como pago por mi silencio.
Su abuelo sonrió complacido de que ella pensara en la compañía. Él y su dichoso bebé, era capaz de todo solo por eso.
-Nos vemos mañana en la oficina- le dijo ella a Daniel con odio levantándose de la silla -me dará un gusto sádico aplastarte como el gusano que todos sabemos que eres, me hiciste un gran favor. Soy demasiado para ti, eres patético y poca cosa, púdrete es poco, pero es suficiente para ti.
Y con esas palabras ella se largó de aquella casa. Su respiración era casi inexistente, en medio de la vía comenzó a gritar y golpear el volante de su auto con frustración, no terminaba de creer lo que acababa de suceder. Si su abuelo no se había ganado el infierno con sus malos tratos aquel día definitivamente lo había hecho y esperaba que se acercara a su destino pronto. Se dirigió de nuevo al departamento de su amiga dispuesta a ahogarse en alcohol.
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La información puede ser como una bola de nieve que crea una avalancha destruyendo todo a su paso. Sobre todo con las nuevas plataformas y la disponibilidad inmediata de la información, todo el mundo se enteraba de cualquier cosa en segundos. Tal y como había sucedido con el tuit que había publicado la noche anterior, Alonso no podía creer lo lejos que había llegado aquello, lo único que lamentaba a pesar de todo era la humillación que estaba sufriendo Lena en ese momento, deseaba poder evitar aquello pero era necesario para sus planes.
-¿Ya comenzaste con el remordimiento?- Preguntó Benjamin entrando a su oficina como siempre lo hacía.
-Que inoportuno eres- se quejó él.
-Eso nunca te ha molestado- afirmó Benjamin sentándose en el sillón de siempre -y sé que el remordimiento te carcome porque en lugar de estar centrado en tu trabajo como siempre, estás aquí sentado con un vaso de lo que parece ser whiskey en tu mano.
-Solo quería relajarme un poco- se excusó él.
-Porque estás lleno de remordimientos- insistió Benjamin.
-Ya déjalo- dijo él molesto.
Su amigo lo miró unos segundos antes de quedarse totalmente callado.
-¿Cómo van las cosas?- Preguntó luego de un rato -¿todo va según el plan?
-Hasta ahora sí- dijo él.
-Eso espero, porque nunca me dijiste la calidad del video que tenías de Daniel Ortiz- se quejó Benjamin -imagina mi sorpresa cuando me encontré con Ortiz acostándose con su secretaria, una lástima que no me di cuenta antes.
-Lo sé, fue sorpresivo para todos los involucrados- explicó él -pero era demasiado bueno para dejarlo pasar.
-Yo creo que te excediste -concluyó su amigo con una mueca -pero, ¿Y ahora cómo harás para acercarte a ella?
-Todavía no lo he pensado, pero te aseguro que pronto lo sabré.
-Bien, creo que regresaré a mi oficina- dijo Benjamin levantándose -yo también tengo planes que hacer.
Él se levantó unas horas después y se dedicó a su trabajo. Benjamin había tenido razón, el remordimiento lo recorría como un veneno, pero ya no había mucho que pudiera hacer más que seguir el plan que ya había trazado. Salió tarde de su oficina y fue en el estacionamiento que vio a Sofía Fernández alejarse en su auto, un nudo se instaló en su garganta. Condujo hasta su hogar, se duchó y fue en ese momento que se permitió mirar su celular, sus r************* . Muy pronto cada una de las cuentas estuvo llena con la misma información, noticias amarillistas, memes, todo relacionado con el compromiso fallido de Lena y el fatídico video que él había publicado.
Abrió la cuenta falsa que había usado para la publicación, todavía no la habían cerrado. Observó la cantidad de mensajes de odio que había recibido, la cantidad de burlas para Lena, los mensajes misóginos de personas que creían que porque el internet era libre, podían escribir lo que sea que se les ocurriera. Él había sido parte de aquello y lo detestaba, así como detestaba darle la razón a Benjamin pero no podía seguir con aquello.
Borró entonces la publicación y acto seguido cerró la cuenta, eliminando toda información. Él estaba consciente de que el internet no funcionaba de esa forma, ya no habría forma de eliminar en su totalidad aquello que él ya había colocado allí, pero al menos no tendrían la información original para seguirla compartiendo y llenando de mensajes de odio que solo hacían que él perdiera la esperanza por el mundo. La culpabilidad era algo fuerte.
“Tenías razón, los remordimientos son un puto problema”.
Le escribió un mensaje a su amigo.
“Me alegra que reaccionaras, algo tarde pero al menos lo hiciste”.
“Internet es una mierda, no puedo creer las cosas que dice a gente”.
“Así es el mundo ahora”.
Y con esas palabras él se acostó sabiendo que sería tendencia el haber eliminado la información, hablarían de los Reyes y sobre el dinero que debían haber pagado para aquello. Seguía lamentando lo que tendría que pasar Lena y esperaba que ella nunca se enterara que quien había publicado aquel tuit era él.