Danilo’s POV
Dos meses más tarde
-A ver, hoy te me tomas un trago que estamos de celebración, es que si sigo a este paso, me ganaré un novel de literatura y se los restregaré en la cara a todos los que me decían que olía a comino, es que ahora tendrán que pagar, pero por olerme.-Dijo Hinestroza y reí, a veces él dice unas cosas, pero cómo estaba pasado de tragos, se le había bajado un poco lo aterrador y estaba alegre, cosa rara en él, quién en el último año, había triplicado su nivel de espanto y alguna vez, que vino a mi apartamento a fastidiar, a eso de las 18h porque quería corregir unos bocetos, mamá quién estaba de visita llegó poco después y por poco se infarta al verlo, con su saco enorme, como de cinco kilos de piel de oso, no sé de dónde sacó eso en Barranquilla y no creo que sea original, aunque él dice que sí lo es y llevaba el pelo suelto, que lo había dejado crecer y que por los últimos meses, se ha hecho unas trenzas, nada bonitas o agradables de ver y tiene una barba que fácilmente podría caber una familia en ella. Estaba de celebración porque sus novelas, han tenido mucha recepción y en especial, la saga en que trabajamos los dos primeros tomos con las ilustraciones, de la cual saldría el tercero dentro de poco y se encontraba bastante optimista, porque él ya era reconocido desde antes, pero ahora lo era mucho más y por supuesto, estaba recibiendo mejores pagos y se compró un camaro clásico de los ochenta de color n***o, el cual presume ante todos y tiene algo de razón, era un auto maravilloso.
-Bueno, pero sólo un poco.-Le dije y bebí el trago sin pensarlo. No bebería ni uno más porque debía conducir y como tenía a los niños, sí que menos bebería.
Después de haber visto a Mila esa noche, no la volví a ver y yo, no sabía ni qué pensar, es que siguió huyendo, evitó responderme y creía que al menos merecía alguna explicación, yo que sé, porque por más que me doliera, sabía que no era su obligación estar conmigo y menos, si sentía algún tipo de rencor que era lo que parecía por la forma en que me habló o me miró… me dolió demasiado, no pude pensar en otra cosa más que en eso todos los días, en su mirada, en haberla tenido tan cerca unos instantes y de nuevo, haberla perdido, pero por más que me doliera, sabía que debía seguir con mi vida, porque tenía responsabilidades y no podía deprimirme, así que hice lo que creí que sería lo mejor para mí, pero no, sería una pésima decisión, pero en ese punto ni sabía qué hacer, si estaba bien o mal: decidí reprimir lo que sentía, como pudiera, porque no podía decaer, no de nuevo, porque antes cuando estuve muy mal, sólo podía pensar en querer hacerme daño, pero no podía ser tan egoísta.
Me encontraba en el apartamento de Hinestroza y también había un par de personas de la empresa, no muchos porque él no se llevaba bien, pero con nadie. Estaba más paranoico que nunca, decía que todos hablaban mal de él y que no invitaría a ningún “anti-hin” a su casa, así se refería a sus supuestos enemigos. Sólo estaban aquí dos escritores, “Juan, el terrible”, “eldi” que así el decían todos a él porque Adrián lo bautizó de esa manera, al ser un hombre mayor tan pequeño, medía menos de 1,50 cm, el diminuto y también estaba Adrián, que aún seguía sin trabajar casi nada en la empresa, pero se llevaba bien con todos, él era como el comodín donde fuera, siempre encajaba y le he dicho, que no me parece que siga de esa manera, tomándose la empresa a la ligera porque aún cuando yo no fuera muy listo para unas cosas, sabía que él no podía con tanta responsabilidad y que ahora, ante tantos autores famosos que tienen, se le vino mucha responsabilidad encima, dinero, inversionistas y cosas que no puede manejar, es que si sigue así, llevará la empresa a la quiebra y creo que su padre lo mataría. Conocía a este hombre, de la época en que salía con Mila, con él me llevaba bien a diferencia de con su madre y a pesar de que aparentara ser calmado y demás, con la empresa no se lo toma a juego, acribillaría a su propio hijo de ser necesario y lo he visto gritarle cada mes durante todo el año, pero Adrián no agarra escarmiento, se la vive merodeando, comprándose ropa o cosas caras, hace de todo menos trabajar o pasar tiempo con su novia, porque aún cuando no parezca, sí tiene novia, la conozco, pero jamás sale con ella y no sé por qué lo hace, Sarah parece adorarlo y llevan muchos años, pero él le resta total importancia a ella así como a la empresa. Sólo anda con Jonathan, su mejor amigo o bueno, el que era su mejor amigo, porque pelearon hace como diez meses en una fiesta, en que estaban ebrios y se dejaron de hablar por completo, desde allí se hizo más apegado hacia mí y hacia mis amigos, y me da igual, me cae bien.
-Papá, mira, Adrián me hizo un tatuaje.-Dijo Cris, quién había estado jugando con él y por poco me infarto.
-¿Qué?-Pregunté alterado y escuché a todos reírse.
-Con lo narcisista que es el Adrián, es capaz y le tatuó su cara al pobre niño.-Dijo Juan y me puse de pie.
-¿Qué te tatuó y dónde? Dejen que lo vea, lo voy a matar.
-Mira, me tatuó al hombre araña.-Me dijo señalándome su brazo y era algo muy pequeño, creo que era de esos tatuajes que vienen en los chicles para niños, los temporales.-Me dijo que si cambiaba mi nombre por Adrián, me daría cincuenta mil pesos, así que desde ahora me llamo Adrián.
-Ya que estoy de buen ánimo, si quieres me das la orden y lo pateo.-Dijo Hinestroza y negué con la cabeza.
-No te vas a llamar así.
-Pero papá y mis cincuenta mil, ¿quién me los dará?-Preguntó entre lágrimas y exhalé.
-Toma niño, te doy cien mil, pero solo si le pegas tremenda patada en las canillas.-Le dijo Hinestroza y Cris, feliz, asintió y corrió a patearlo. Lucy llevaba rato durmiendo en el sofá, porque ya era algo tarde, eran las ocho y no era de madrugada tampoco, pero es que ellos acostumbran a dormirse bien temprano y creo que era mejor que nos fuéramos.
-Bueno, creo que mejor me voy, Lucy está agotada y si no acuesto a Cris en los próximos minutos, se pondrá pesado y nadie podrá dormirlo.
-Yo también me voy ya, me duele la pierna y necesito saber de quién fue la idea de que el niño me pateara.-Dijo Adrián quejándose, mientras regresaba a la sala y Cris corrió hacia mí, escondiéndose tras de mí.
-Es mentira papá, yo no lo pateé. Él me pateó y me dijo que me iba a tirar por el balcón.-Dijo Cris y escuché las risas de todos, pero Adrián lo fulminó con la mirada.
-¿Así me pagas por jugar contigo? Traidor.
-Bueno, nos vamos.-Cargué a Lucy, porque dormía y me despedí de todos, Adrián también bajó conmigo e iba a encender un cigarrillo, pero le hice señas y no lo hizo. No quería que los niños aspiraran eso en lo más posible.
Mientras bajábamos por el ascensor, Cris jugaba con su reflejo, peleaba con él mismo y Adrián me miró.
-Oye, tengo que decirte algo.-Me dijo y enarqué una ceja.
-Claro, dime.
Salimos del ascensor en ese momento y caminábamos por el estacionamiento.
-Ayer tuve una reunión familiar para mirar los estados de la empresa, las ventas y demás, pero… el viejo por poco me obliga a inmolarme, me pellizcó y me amenazó, dijo que he tenido un pésimo manejo de mi cargo, también porque he gastado mucha plata y Alfred, debe seguir en la capital, él maneja la sede de allá y Alberto, está en México, no puede venir, así que hablará con Mila o bueno, básicamente la obligarán a regresar, es que se ha caído la empresa sin ellos, así que si lo logran que es muy probable que sí, volverías a verla todos los días en la empresa.
-¿En serio?-Pregunté con una enorme sonrisa, pero él no me miraba contento, parecía algo triste y no entendía por qué lo estaba. Nos detuvimos en mi auto, él había estacionado al lado su deportivo. Ayudé a subir a los niños al asiento trasero y abroché el cinturón de seguridad en ellos. No me subí de inmediato.
-Sí, pero… hay cosas que no puedo decirte, que ella misma te debe decir, pero te pido que aterrices, no te ilusiones. Mila no es la misma persona con quién estuviste hace más de un año, ha cambiado mucho y dudo que quiera acercarse a ti cuando ni a nosotros se ha acercado casi.
-Hace un par de meses la vi en tu fiesta y…-Me interrumpió.
-¿En serio?
-Sí, la vi, pero… ahora es rubia, luce muy diferente físicamente y… me habló con enojo, como si me odiara y yo… es que no podía reconocerla. Me pidió que nunca nos volviéramos a ver.
-Oh, pero qué crueldad.
-Sí…-Bajé la mirada.
-Te lo he dicho todo este tiempo y los chicos también, debes buscarte a otra vieja, pero pronto.
-Mmm.
-Te tengo plan, el sábado los cuatro, en la 38 con murillo.
-¿Qué hay ahí o qué?
-Ahí están las cariñosas.-Dijo con una enorme sonrisa y lo entendí, así se refieren en esta ciudad a las trabajadoras sexuales, pero yo jamás he ido a un lugar de esos y tampoco es que me apetezca.-Aprovecha, yo invito.
-No, gracias.
-Oye no seas aguafiestas, vamos porque vamos, no acepto un no como respuesta.
-¿Y tu novia?
-Obvio no la voy a invitar.
-Mmm.
-Paso por ti a las siete, les dices que estén listos o se las verán conmigo.
Se subió en el auto y lo vi alejarse, exhalé. Ese tipo de planes nunca me han gustado, me da miedo pillar un sida y además, me da un poco de miedo, no lo haría, pero cómo decirle que no a un tipo tan fastidioso como el Adrián, es que me molestaría por las próximas dos generaciones y no me apetece, creo que será solo ir y taparme los ojos hasta que me vaya, claro que ni pienso tocar a nada ni a nadie de allí, no estaría con alguna mujer, soy muy tonto para esas.