+LILIANE+ Salimos del baño envueltos en silencio… y vapor. El aire seguía impregnado del olor a agua caliente, a piel mojada y a lo que habíamos hecho. Yo con la toalla ajustada en mi pecho, él enredado en la suya con la misma naturalidad con la que viste una bata quirúrgica. Como si no acabara de besarme como un hombre desesperado. Como si no acabara de hacerme suya contra la pared de cerámica. Al entrar a la habitación, Mathis se sacudió el cabello con la mano, y fue directo a su armario. Empezó a secarse los brazos, el pecho, el cuello. Lo observé sin disimulo. Su cuerpo seguía goteando deseo. No importaba cuántas toallas usara. Yo me senté a la orilla de la cama, con la espalda recta y la mirada clavada en él. Se inclinó para sacar algo de ropa y su espalda se marcó, fuerte, amplia,

