P R O L O G O
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No podría imaginar la noche si no existiera las estrellas, aunque la luna sea la que mayor luz produce en la noche, las estrellas decoran de una manera hermosa el inmenso cielo oscuro, alumbrando lo que resta de oscuridad y acompañan a la luna, así como las nubes acompañan al sol; los peces acompañan al mar; las flores acompañan al césped. De igual forma las estrellas acompañan a la luna en la penumbra de la noche.
Existen estrellas de esas que están en el universo, así como personas que tienen la misma intención de iluminar la oscuridad interior de alguna otra persona.
La Luna en este caso la veríamos como nuestro ser; nuestro ser envuelto en una profunda oscuridad que serían los problemas que cada uno tenemos en el interior; las estrellas, son esas gratas personas que llegan a nuestra vida para iluminarla y acompañarnos hasta que salgamos de esos problemas a lo que llamaríamos un colorido amanecer.
En alguna ocasión, uno es como una triste noche sin estrellas. Se está tan sumergido en sus problemas que nos quedamos completamente a oscuras en el interior. Estela, mi brillante estrella, ella entendía mejor este asunto de las estrellas; adoraba observarla a través de su telescopio. Ella fue la con su llegada a mi vida alumbró una parte de mi oscura y triste noche interior con su hermosa e inapagable luz que de su ser brotaba. Fue la que me sacó de esa enorme ceguera provocada por la gran falta de luz en mí, y me enseñó lo hermoso que era el resto de la cosas fuera de mi oscuridad.
Lo único triste de cuándo llega la mañana, es por ser el momento dónde todas las estrellas junto a la Luna les toca marcharse para darle el paso a el radiante Sol, pero lo que realmente duele es cuando esa estrella se tiene que marchar y no se sabe cuándo se volverá a ver.
Estela llegó justamente en el momento donde la necesitaba, en el momento en el que esa oscuridad me estaba consumiendo por dentro, pero al finalizar su papel de iluminar y el de acompañar a la luna, le tocó marcharse; le tocó darle el paso al sol.
Me tocó, aunque no lo quisiera, disfrutar del amanecer yo sólo sin mi brillante estrella, porque aún sin ella debía hacerlo para que su trabajo de iluminar no se quedara en vano. Debía seguir con mi vida aún sabiendo que jamás la volvería a ver.
~Estela fue la estrella en lo que mi interior era una noche sin estrellas~
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