bc

Porque debo dejarte. [Libro 0]

book_age18+
12.3K
FOLLOW
84.8K
READ
BDSM
sex
drama
secrets
like
intro-logo
Blurb

Leonard Fisher, un exitoso empresario, joven y codiciado soltero, pierde la cabeza al enamorarse de la hija de su socio, diez años menor que él.

ADVERTENCIA: Contenido +18, cliché y con mucho drama.

Esta es la historia de amor entre Samantha y Leonard, mucho antes de Porque Puedo. Samantha es sumisa, discreta y dedicada a su familia, pero poco a poco va despertando a la Hija de perra que todos conocemos.

chap-preview
Free preview
Capitulo 1
*Leonard* Manejando mi Audi R8 por las transitadas calles de Nueva York, como un dios sobre el asfalto, superior a todos los que conducen a mi lado; o al menos así se siente cuando manejo sin mi chofer. Miro el Rolex plateado en mi muñeca izquierda, indicándome que voy a buena hora para encontrar a Alan en su oficina antes de que se vaya a almorzar. Mi celular suena cuando paro en el transito típico de esta hora, por lo que aprovecho de contestar, ya que mínimo tardaré 15 minutos en moverme de aquí. -Fisher – hablo por el altavoz. -Amigo, ¿Cómo estás? – saluda Peter, uno de los pocos socios que se empeña en llamarme amigo, aunque actualmente, sin que él tenga idea, me esté acostando con su esposa. -Estoy conduciendo, Peter. Habla rápido – miento, el trafico no tiene pinta de avanzar pronto. Se ríe como si le hubiera contado un chiste. Eso es algo que en serio me irrita de él; es muy animado, pintoresco, siempre se ríe, no sé, es como si tuviera problemas mentales. A diferencia de mí, que soy mas frío, serio y pocas veces – por no decir nunca – sonrío, quizás solo con mi familia, mi hermana menor puede sacarle una sonrisa a cualquiera. -Quiero invitarte a tomar algo este sábado. Ya sabes, un par de copas entre amigos. Yo no tengo amigos. No quiero tenerlos tampoco, son un estorbo. -No puedo, tengo planes – con tu esposa, por cierto. -Bueno, creo que será otro día – se resigna - ¿Vas para la oficina? Pregunta más que una mujer, ni siquiera su esposa Amanda pregunta tanto. Bueno, es que tampoco lo tiene permitido por la naturaleza de nuestra relación. -Voy a la oficina de Alan. Tengo que entregarle unos documentos. Trato de no profundizar mucho en la conversación, ya que Peter me había pedido ese edificio desde hace mucho, pero no quise dárselo, este trato es mucho mejor. -Ese viejo cascarrabias, también le hace falta una copa – ríe - Deberías invitarlo y vamos los tres – insiste – Eres joven, Leonard. Deberías ir a divertirte de vez en cuando. -Lo pensaré, Peter. Debo colgar – digo antes de cortar la comunicación. Tengo 25 años, pero con responsabilidades de un viejo de más de 40. Una constructora, inmobiliaria y pequeños negocios aleatorios, consumen todo mi tiempo, aunque siempre puedo sacar provecho del fin de semana con alguna mujer. ****** Camino a paso seguro por las instalaciones del edificio donde reside el despacho de Alan Cooper, necesito que me firme los papeles de compra de un edificio muy importante que le acabo de vender. A partir de hoy, se convertirá en mi nuevo socio en el ámbito de bienes raíces y me conviene cerrar este trato lo antes posible. -Buenos días, Señor Fisher – saluda coqueta la secretaria de Cooper, sonrojándose tras el escritorio. Es muy bonita y joven, no esperaba menos de Alan. Es conocido por los socios por coquetear con sus secretarias, mientras distrae a su esposa con lujos y regalos. La chica se sonroja a penas cruza mirada conmigo, lo que ayuda mucho a mi ego. Soy consciente que soy guapo; un cabello castaño, alto, ojos grises y cuerpo trabajado, bajo un traje Armani de tres piezas de corte perfecto, sumado a mi imponente expresión seria, puede intimidar y deslumbrar a una joven como ella. Asiento con la cabeza hacia la chica pelirroja, como única respuesta, para luego seguir hasta la puerta de roble oscuro. Toco la puerta tres veces, hasta que la voz masculina del otro lado me indica que pase. -Buenos días, Leonard ¿Qué te trae por aquí? – Saluda desde su puesto en el inmenso escritorio. Siempre con el ceño fruncido, pensando que así puede intimidar a la gente, lastimosamente para él, a mi no me inmuta. Recorro el despacho con la mirada, parando en seco al encontrarme con unos hermosos ojos cafés, que me miran con curiosidad y se podría decir que, con fascinación, desde uno de los sofás junto a la gran estantería de libros. Desprende inocencia pura, brillando como un verdadero ángel. -Ya está listo el contrato del Empire State – digo sin dejar de mirarla. Es mucho menor que yo, le calculo unos quince años cuando mucho, pero tiene la hermosura de una diosa. Su cabello n***o cae lacio a cada lado de su cara perfilada, como una cascada azabache, tez blanca, labios carnosos y rosados, nariz pequeña, cejas perfectamente arreglada, y sus anteojos de pasta le dan un aire intelectual que me deja deslumbrado. -Muy bien, dame para firmarlos – pide Alan extendiéndome la mano para recibirlos. Le hago entrega del contrato rompiendo el contacto visual con la hermosa joven y ella vuelve su mirada a un libro que tiene en sus piernas, descubiertas gracias a su falda corta. ¡Dios, que piernas! Perfectas y delicadas. -Leonard, deja de mirar a mi hija. La incomodas – me riñe Alan. Es su hija ¡Qué maravilla! ¿Por qué no la había visto antes? Debería visitar a Alan mas seguido. -Disculpa, es que nunca la había visto – digo tratando de parecer desinteresado. Carraspea incomodo, entregándome los documentos de vuelta. Yo me mantengo serio, pero por dentro solo quiero dedicarme a pasar el día admirando la belleza de tan delicada señorita. Jamás me había deslumbrado tanto por una chica, y menos tan joven, pero supongo que ese es el hecho que la hace tan preciada, inalcanzable y prohibida, lo que me tiene babeando por ella. -Hija, te presento al Señor Fisher – habla a la joven. Esos ojos cafés vuelven a mirarme, esta vez simulando neutralidad, a lo que yo trato de parecer sereno. Le extiendo la mano tomando la suya con delicadeza, encontrándola fría y temblorosa, me alegra saber que está nerviosa, quiero pensar que es por mí, que no le soy tan indiferente. -Un placer, Samantha Cooper – su voz es melodiosa, clara y muy dulce. -El placer es mío. Soy Leonard Fisher – hablo con voz ronca, viendo claramente como aguanta la respiración. En su mirada solo hay fascinación, un brillo intenso que me atrae como una polilla. Jamás olvidaré esos hermosos ojos que se han impregnado hasta lo mas profundo de mi alma y me grabaré su nombre como un mantra; Samantha Cooper. Acabo de conocer a la mujer que será mi perdición, estoy seguro. 

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Tan solo una noche

read
1.1M
bc

ROMANOV

read
669.8K
bc

Al Mejor Postor © (Fetiches I)

read
145.6K
bc

Amando tus curvas

read
235.6K
bc

Tras tus Huellas

read
35.5K
bc

Algo más que una venganza

read
395.7K
bc

Nuestro amor entre las nubes.

read
3.2M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook