Capítulo 40

1073 Words

Un viernes por la tarde debían leer la sentencia. Yo estaba demasiado nerviosa, intranquila, traumada en realidad y sentía que el mundo entero me aplastaba sin clemencia, convirtiéndome en una piltrafa. No me atrevía a pensar qué podría pasar con mi alumno y en mis pensamientos veía a Roberto llorando, tras las rejas sin saber yo qué hacer ni qué decir, sino tan solo de llorar como una adolescente. Por más que intentaba darme ánimo, tratar de ser optimista, no podía. Mi cuerpo parecía un elástico haciendo eses y no dejaba de jalar mi pobre pelo, presa de la tensión. Decidí ir a su casa y lo esperé largo rato en la puerta aguardando que saliera, sin tocar mi pasarle la voz. Me quedé parada allí, inerte, como un palo inútil. Él vivía en un asentamiento humano, en una covacha de palos, cartón

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD