LIAM
Blake y yo salimos al pasillo y caminamos hasta un rincón apartado del hospital. Necesito aire, pero lo que más necesito es que no se me reviente la cabeza con todo lo que acaba de pasar.
Blake se cruza de brazos y me mira con esa seriedad que pocas veces muestra.
—Bueno, hermano… tenemos un problema del tamaño de Ashford entero.
Me río sin humor, echando la cabeza contra la pared.
—Problema no, Blake. Esto es una condena. Seis meses, una esposa inglesa, un año de matrimonio. Y mientras tanto, Nicholas puede embarazar a Liliana y quedarse con todo.
Blake maldice entre dientes.
—Lo primero es separar a Nicholas de ella. Ese c
abrón no puede ganarnos así de fácil.
Asiento, aunque en mi mente sigo atrapado con lo segundo. Casarme. Fingir. Mentir.
—Y lo segundo… ¿qué? ¿Nos casam
