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1762 Words
Harvey Cox “Esto es bueno, creo” pasé una mano por mi cabello. “No, no lo es” contraatacó James. “Te tendrás que ir, y me dejarás a mí solo aquí, con todos estos jodidos estúpidos” Reí “No seas tan exagerado” el rubio bufó y continuó caminando junto a mí. El problema había iniciado cuando se reunieron los directivos de la universidad juntos a mis padres para hablar de mi ‘futuro’. Le habían dicho tantas porquerías a mi madre que apenas le habían sugerido un cambio de ciento ochenta grados conmigo; había aceptado sin chistar. Todos los profesores me odiaban tanto, que hasta llegaron al punto de ellos mismos buscar otra facultad (en una ciudad distinta) a la que inscribirme y trasladarme. Sabía que no era un chico de notas excelentes, pero tampoco era tan malo; James era peor. El recién nombrado paró su caminata e hizo un puchero, “Pero no me gusta estar solo”. Sus pies comenzaron a golpear el suelo y pronto estuvo haciendo una pataleta. Tenía veinte y parecía de doce. “Hey” puse mi mano sobre su hombro “Cálmate, lo arreglaremos” suspiré “Hablaré con mamá y trataré de hacerla cambiar de parecer” “Está bien” sonrió ligeramente “Pero si te llegas a ir, te voy a meter un consolador por el culo que te va a dejar más abierto que la profesora de historia” “Me gusta” le guiñé un ojo y comenzamos a reírnos. Puse mi brazo en su hombro y nos dirigimos a nuestra siguiente clase. No había tenido tiempo de hacer nada de los trabajos que habían puesto, y ahora que no sabía que depararía el futuro; ni siquiera tocaría un libro. La pereza siempre llenaba mi sistema y media hora después de entrar al aula, donde la señora regordeta hablaba; ya me encontraba durmiendo. “Despierta” susurraron en mi oído y gemí. “Vamos, Harvey” “No” “Levántate” musitaron esta vez moviéndome “Viene la niña del aro” Abrí mis ojos y me senté rápidamente. Pude distinguir como la profesora de matemática avanzada caminaba hacia mí. Su cabello n***o lleno de canas se veía sucio y las palabras salieron de mi boca sin pensarlo, cuando llegó frente a mí. “Debería bañarse”. Tapé mi boca y su rostro comenzó a cambiar de color. Oh, mierda “No, no” negué reiteradas veces y me levanté de mi puesto “Su cabello es hermoso” le alagué y lo toqué con mis manos. Tenía razón; estaba jodidamente sucio “Co-como brilla” “Silencio” gruñó “¿Podría salir un momento?” “Pero-” “Cox…” advirtió Asentí en rendición y tomé mis cosas. Era un estúpido. Necesitaba quedarme y seguía haciendo cosas negativas para que ellos tuvieran más razones para cambiarme de universidad. El suelo se sentía frío cuando me senté en el pasillo. Empujé unos mechones de cabello lejos de mis ojos y saqué mi móvil para chatear un poco. Los recuerdos llegaron a mi cabeza cuando vi el contacto ‘audioG’ Había sido un problema durante dos días. Tenía miedo de que me secuestraran, que me extorsionaran, pero la persona nunca contestó. Y eso era bueno, para mí, porque había llegado a sentir un poco de miedo. “¿Qué haces aquí?” preguntaron y me sobresalté. Natalie me miraba desconcertada y le sonreí en disculpa “La cagué” “De nuevo” hizo una mueca “Sabes que todo está perdido, ¿no?” “Lo sé, pero no quiero dejar a James” mis ojos comenzaron a humedecerse “Sé que te gusta” pausó “Pero te vas a ir, y es mejor que trates de que tus sentimientos no pasen a más” “Entiendo” “Allá en Londres encontrarás chicos muy calientes” se sentó a mi lado y sonreí un poco “Verás que cuando tengas dinero, vendrás y nos visitarás junto a un chico de ojos azules súper sexy” “O ustedes me visitarán a mí y les presenté allá al chico sexy” propuse divertido y la chica golpeó mi hombro. “También” se encogió de hombros levantándose “Debo ir a buscar al director” “Suerte” ” A ti” Su pequeño cuerpo se perdió de mi vista y mi teléfono comenzó a vibrar. Un mensaje había llegado, y abrí la aplicación de w******p. “Mierda” murmuré. Mi respiración se entrecortó al ver un mensaje de voz de parte de ‘audioG’. No quería abrir el chat, pero ser estúpido era mi mayor cualidad, así que pronto me encontré escuchando lo que había enviado. “Ohm” gimieron y abrí mis ojos. Era un hombre; pero ¿Acaso estaba teniendo sexo? “¡Oh!” se volvió a escuchar y pude darme cuenta de que no, no estaba teniendo sexo, se estaba masturbando y eso… me prendía. Acerqué más el teléfono a mi oído y me levanté. Las personas nos podían escuchar como yo estaba oyendo a alguien pajearse. “Dios, si” jadearon y una oleada de excitación atravesó mi cuerpo. Tenía una voz muy delgada que me gustaba. “S-si” El audio se terminó y cuando llegué al baño de hombres, mis manos estaban temblando. Miré mis pantalones y como lo esperaba, tenía un gran bulto. Estaba cachondo por una simple nota de voz. Nada del otro mundo Decidí responder aquel mensaje, pero el desconocido se adelantó. «¿Te gustó, vainilla?» ¿Vainilla, qué? Solté una carcajada y contesté «¿Vainilla? Y sí, sí me gustó» Unos segundos después, respondió «Vainilla porque estoy casi seguro de que tu culo es virgen. Y cambiando de tema… me alegra (; Ahora quiero que lo hagas tú» Pasé saliva. ¿En serio estaba pensando es hacerlo? Ósea, no sabía quién era, no lo conocía, ni siquiera estaba seguro de que no fuera una estúpida broma. «¿Cómo voy a saber que esto no me traerá problemas?»   Envié. «Tú sólo disfruta y no pienses en nada más» Mordí mi labio y entré en un cubículo. Aún faltaba más de media hora para que las clases terminaran y los estudiantes salieran. Tenía ese tiempo para satisfacerme, y de paso al hombre del audio. Lo que estaba haciendo estaba mal, lo sabía por eso simple hecho de que no lo conocía. Pero las aventuras eran las mejores, y en el momento que mis pantalones tocaron el suelo, ya no podía arrepentirme de nada. “Esto tendrá que ser rápido” susurré y bajeé mi bóxer, mientras me apoyaba en la puerta del pequeño espacio. Tomé el celular y decidí mandar varios audios. Las notas de voz largas eran muy difíciles de ser enviadas, y con la porquería de celular que tenía; aún más. Toqué mi pene e inmediatamente cerré los ojos. El pulgar de mi mano libre se movió por la pantalla y pronto el sonido que iniciaba un audio; se hizo presente. Dejé caer mi cabeza hacia atrás, y con movimientos lentos comencé a acariciar mi polla. Jadeé cuando apreté un poco, y empecé un vaivén de subidas y bajadas no muy lento. “Dios” gimotee al sentir como me endurecía. “Joder, si” Mi mano comenzó a moverse un poco más rápido y aparté mi dedo de la pantalla del teléfono para mandar el primer audio. Luego, volví nuevamente a iniciar una nueva grabación. “Oh” esparcí el líquido pre-seminal por la cabeza de mi pene y mordí mi labio inferior tratando de aguantar el gruñido que quería salir de ellos. Seguí trabajando cada vez más rápido y al comenzar a grabar el audio número cuatro, pude sentir como se construía mi orgasmo. “Jesús” mis dientes rechinaron y bajé la mirada para ver como mi extremidad trabajaba “Ya casi” Los músculos de mi parte baja se tensaron, y es unos segundos más un alivio me recorrió haciéndome soltar un gemido prolongado. Mi corrida manchó gran parte de mi mano, y comencé a soltar pequeños suspiros para poder recobrar el aliento. Terminé de mandar el último audio y tomé un poco de papel para limpiar el desorden. Para ser una simple paja, me había excitado y sabía que todo era gracias a que lo estaba grabando para alguien más. Me gustaba ese juego Al finalizar y poner todo en orden, las voces empezaron a llenar los pasillos. Cogí rápidamente todas mis cosas y salí. No quería que alguien se diera cuenta de lo que había hecho allí dentro. “Hola” saludaron a mi espalda, al momento que llegué frente al aula de James. Me volteé y pude ver que era Stephanie; rodé los ojos, sin embargo, respondí su saludo “Hola” “¿Cómo estás?” cuestionó y comenzó a caminar a mi lado al ver que yo me alejaba de ella. Esa chica era sumamente fastidiosa. Habíamos estado juntos desde el jardín de niños y siempre tuvo una clase de ‘enamoramiento’ por mí. En una fiesta hace más de dos años, le dije que me gustaban los chicos y que lamentaba mucho no poder corresponderle. Ella lloró y me golpeó diciendo que ‘eso no podía ser verdad’, pero luego de que me viese con mi primer novio; Esteban, se calmó durante algunos meses. Cosa que no duró mucho, ya que al enterarse que había roto mi relación con él, siguió buscándome. Pero desde ese momento ya era para acosarme. “Bien” respondí tratando de dar por finalizada la pequeña plática. Cosa que –como sabía-, era imposible con ella. “Si, yo también” soltó sarcástica y abrazó mi cuerpo “Harvey…” Traté de alejarme, pero ella no se despegaba de mí. Mi frente se frunció cuando empezó a dejar castos besos en mi pecho. “Santa mierda” hice una mueca y la empujé levemente, logrando apartarla “Sólo aléjate” “Pero yo te am-” “Me das miedo” dije “Lamento mucho eso, pero no me gustan las chicas” “Yo puedo cambiar eso” prosiguió “Mi padre dice que eso es una enferme-” Puse mi mano en su boca, callándola y hablé “¿Qué? Dile al idiota de tu padre que su opinión se la puede meter por el culo. Esta malditamente equivocado” Sus ojos se ensancharon y luego retrocedió algunos pasos de mí “No hables así de papá” “Entonces que él no diga esas porquerías” “Te odio” escupió. “Yo también me odio” Di media vuelta y menos mal distinguí una cabellera rubia. Sonreí y corrí para llegar a su lado. “La chica psicópata me estaba jodiendo y no hiciste nada para ayudarme” le reprendí haciéndolo reír. Su risa era contagiosa y… linda. “Me causa gracia como te molesta” se excusó. Mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo y lo saqué viendo que (como lo esperaba), era un mensaje de ‘audioG’. Siempre que aquel hombre mandaba algún texto yo me ponía sumamente nervioso pensando en que me podrían descubrir haciendo aquellas cosas y era horrible. «Así se hace, bebé (; tus gemidos son muy calientes» Sin saber que responder tecleé lo primero que se me cruzó por la mente. «¿Gracias?» Subí la mirada y pude ver a James recargado en una pared, mirándome con una ceja alzada. Le hice algunas señas de que me esperara y asintió. «Muy bien que agradezcas, espero que esto se alargue por mucho tiempo. Me gustó oírte gemir» Respondieron. Yo sabía que estaba metido totalmente en esa situación, así que sacando mi instinto contesté: «Yo también espero eso. Oh, a mí también me gustó escucharte (:» “Bien” suspiró mi mejor amigo a mi lado quitándome el teléfono “Déjame ver con quien tanto te mensajeas” “¡No!” grité. Pude darme cuenta de que las personas a nuestro alrededor nos miraban con atención. Chismosos. “Okey” rio Putt y me devolvió el objeto. Suspiré con alivio y continuamos nuestra caminata hacia la salida de aquella cárcel, mejor llamada como universidad.
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