Prohibido enamorarme de él

Kalenah Nunca habría tomado esta decisión si mi padre no estuviera enfermo. Las manos me temblaban ligeramente mientras mi corazón saltaba en mi pecho desenfrenado. Estoy más nerviosa de lo que nunca he estado. Mi padre fue a prisión condenado a diez años por estafa. Como si mi padre pudiera hacer algo malo. De solo recordarlo la rabia inunda todo mi ser y aprieto mis puños con fuerza mientras espero que vengan a buscarme. Mi padre no es un criminal, sin embargo fue lo suficientemente ingenuo como para confiar en esa mujer que puso nuestras vidas patas arriba. Ella era la verdadera culpable, había robado a mi padre y lo había llevado no solo a la ruina. Sino también a ser condenado como un criminal. Traté de sacarlo de aquí, pero mis intentos fueron fallidos. Ahora faltan cinco años para que salga de aquí, quizás reduzcan su pena por buena conducta pero el último tiempo me enteré que estaba enfermo por mi mejor amigo que es un guardia de la prisión. No podía sacarme de la cabeza a mi padre, estoy demasiado preocupada como para poder hacerlo de todas formas por eso hice el papeleo y ahora estoy aquí. Los demás piensan que estoy loca por dejar la clínica donde estoy estable por un trabajo... De mierda, como sueles decir mis compañeros pero a mí no me importa. No estoy aquí por el pago sino por mi padre, él es lo único que tengo además de mi hermana y mi madrina, si puedo estar aquí monitoriando su salud es lo que haré. Desde que lo privaron de su libertad no he podido venir a verlo. Él me lo prohibió rotundamente demasiado preocupado por los hombres que estaban aquí adentro. No quiere que me mezcle con ninguno de ellos y yo lo entiendo pero no por eso voy a dejarlo solo y enfermo cuando sé que es víctima de las circunstancias. E incluso aunque no lo fuera es mi padre, lo amo muchísimo como para ignorarlo. Eso no quita el miedo que ciertamente me da este lugar. El sonido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos y alzo mi mirada hasta Ryanair, es mi mejor amigo y quien me informó lo que pasaba con mi padre. Miro sus ojos y veo la preocupación en ellos antes de que me tome la mano en un apretón suave. — ¿Estás segura de esto Kalenah? Aquí hay demasiados hombres peligrosos. Tú serás la única mujer de aquí, es muy arriesgado pequeña. Yo asentí manteniendo mi cara inexpresiva aunque por dentro también temblaba de miedo. Tengo la misma inquietud de él, sin embargo, es más importante mi padre que cosas que ni siquiera sé si van a suceder realmente y que obviamente espero que no. —Estoy segura, no te preocupes por mí Ryan. Voy a estar bien. Él asintió a duras penas, alzó mi mano a su boca y dejó un beso suave en esta. —Voy a protegerte ¿Está bien? No dejaré que nada malo te suceda. Sus ojos penetrantes se clavaron en los míos clavándose en mi mente y tuve que apartar la mirada para que no notara mi ligero sonrojo. —Gracias Ryan, de verdad. Él asintió dejando ir mi mano para después señalarme la puerta de salida. Iba a acompañarme a ver a mi padre. Él aún no lo sabe pero pienso decírselo ahora mismo. Es día de visitas, mi padre espera a su abogado pues de otra manera se negaría a recibirme incluso cuando tenemos cinco años que no nos vemos. Su precaución por mí es más fuerte que su deseo de verme y puedo entenderlo. Soy su hija, solo quiere protegerme pero yo ya tomé mi decisión, soy una adulta y no puede impedir esto. Avanzo por los pasillos con las miradas de los otros guardias sobre mí haciéndome sentir un poco incómoda pero trato de concentrarme en mi padre. ¿Habrá cambiado mucho estos años? Espero que no. Lo hecho tanto de menos que estoy a punto de llorar de solo pensar en volver a verlo. A mi lado Ryanair aprieta mi hombro y me doy cuenta finalmente que estamos en el área de visitas. Busco rápidamente su rostro conocido y mi corazón se paraliza al ver su faz. Mi padre luce un poco más viejo que cinco años antes como cosa obvia, además de que se nota el cansancio en sus facciones sin embargo la calidez rodea mi cuerpo. Ese hombre es mi padre. El mismo padre que he extrañado por cinco años. Controlo mi impulso de correr como una niña a refugiarme entre sus brazos y en su lugar avanzo rápidamente hasta nuestro encuentro. Una vez que me detengo frente a su mesa él alza sus ojos cansados hacia mí y siento las lágrimas rodear mis ojos. La sorpresa se refleja en él pero pronto es reemplazada por molestia haciendo que mi corazón duela a pesar de que ya me esperaba su reacción. — ¡¿Qué haces aquí?! La dureza con la que me habla me hace estremecer pero yo puedo ver a través de él. Siempre puedo verlo. Mi padre no puede engañarme. Veo el miedo en sus pupilas y mira alrededor, hacia un punto fijo y se estremece. Yo no sigo su mirada. Estoy demasiado embelesada con el rostro de él como para hacerlo. ¿Cuánto tiempo soñé con esto? Con verlo. Abrazarlo. —Papá... —Debes irte Kalenah, este no es un lugar para ti. Sus ojos vuelven a dirigirse a mí mirándome con verdadero terror sin embargo yo alargo mi mano y acaricio su barba descuidada a lo que él se estremece. De inmediato capto las lágrimas no derramada de sus orbes aunque trata por todos los medios de mirarme con dureza puedo ver la dulzura en su expresión. —Papá, te he echado tanto de menos —susurré con voz temblorosa. Sus ojos se cerraron. Su vulnerabilidad era notable y quise abrazarlo pero sabía que él me rechazaría aquí. —Tienes que irte ¿Dónde está Sashka? ¿Por qué la has dejado sola? —Sash no está sola. 》Está con mi madrina, ella está bien. Dice que te ama. Esta vez una lágrima cae por su mejilla pero se apresura a apartarla. —No debiste venir aquí Kalenah, vete ahora. —Papá, no voy a ir a ningún lado. 》Ahora soy el médico de la prisión, voy a estar cerca de ti. El horror se plasmó en su rostro de inmediato y saltó de su silla. — ¡Eso nunca va a pasar Kalenah! ¡Perdiste la cabeza! —Señor Aleksandrov, no puede gritar aquí —gruñó Ryan apareciendo a mi lado. Mi padre se tensó desviando la mirada al recién llegado. —Ryanair, sácala de aquí. —Me temo que eso no va a ser posible, ella es el médico de la prisión y yo no puedo hacer nada. Su mirada dura una vez más se dirigió a mí y negó con la cabeza. —No vas a hacer eso, debes irte. —Esta es mi decisión papá y nadie va a cambiarla, ni siquiera tú. Antes de que pudiera decir algo más me di la vuelta comencé a ir a la salida. Debo ocuparme de mi nueva habitación, aunque sea para distraerme. Entiendo que mi padre esté furioso por mi decisión sin embargo no lo dejaré solo y enfermo aquí. Han pasado demasiados años sin poder verlo. No lo haré ahora. De repente sentí una fuerte mirada en mi cuerpo que me hizo estremecer. No tengo ni idea de por qué pero mis pezones se pusieron en punta y ni siquiera hay demasiado frío. Por instinto desvío mi mirada hacia una de las mesas de mi lado izquierdo y es ahí donde lo veo. Un par de ojos verdes me miran fijamente impasibles. No hay nada en esa mirada que grite algún sentimiento sin embargo me hace temblar de repente. Me fijo en su barba ligeramente larga, cuidada y rubia al igual que su cabello que está recogido en un moño. Distingo cada fracción de su rostro y me quedo sin aliento debido a la increíble belleza de ese hombre, una belleza oscura masculina que grita peligro incluso cuando no muestra ninguna expresión. Es como la imagen de un ardiente vikingo. Sus manos están apretadas en puños sobre la mesa y mis ojos recorren sus brazos musculosos que están a plena vista gracias a la franelilla que está usando e inevitablemente sigo el recorrido por su cuerpo. No puedo ver sus piernas por debajo de la mesa sin embargo luce alto y poderoso. Enseguida vuelvo a su rostro mirando sus labios carnosos y rosados tan apetitosos... ¡¿Pero qué demonios estoy pensando?! El horror me golpea y me hace salir de mi ensoñación. Ese hombre es un criminal. Por lo que sé puede ser un asesino y aquí estoy yo apreciando su belleza... Salgo de ahí lo más rápido posible reprochándome lo tonta que he sido no obstante aún puedo sentir sus orbes clavadas en mí con intensidad haciéndome estremecer. Respiro profundo tratando de deshacerme de su imagen en mi cabeza y al llegar a mi habitación trato de concentrarme en mi padre. Aunque no quiera voy a permanecer aquí. Voy a protegerlo. Asiento con la cabeza y comienzo a sacar mi ropa de la maleta para ordenarla. Todo va a salir bien. Me prometo a mi misma y comienzo a ordenar pero por alguna razón siento que algo está a punto de cambiar.