Capítulo 22. Bajo sospechas y juramentos.
Sol permanecía en el borde de la cama de Enzo, acariciando con suavidad la frente de Enzo. Él asi inconsciente como estaba tomó su mano y se aferro a ella. Su rostro aún estaba marcado por la tensión del dolor. Pero a pesar de todo, él no quería soltarla.
Su mano seguía aferrada a la suya, como si el contacto le anclara a la vida.
-- ¿Qué me estás escondiendo, Enzo? – murmuró bajito. Él seguía respirando con dificultad, seguía luchando por volver.
-- ¿Nos conocimos antes? –
De nuevo, esas palabras:
-- Te voy a proteger – Sol sintió un escalofrío.
Sol sabía que tenía enemigos. Sabía que no podía confiar en nadie. Pero ahora también sabía algo más… su historia tenía partes borradas. Fragmentos arrancados. Y Enzo Parodi… tenía la llave.
Ya era
