—Ya estoy esperando por ti en el estacionamiento, matasanos. —Dijo Eros mirando con curiosidad el limpiaparabrisas de su auto, mientras tenía el móvil pegado a la oreja.
Las fuertes gotas de lluvia que caían nublaban la visión hacia el exterior.
—Gracias, Eros, te debo una. Supongo que mañana me entregarán el auto.
—No te preocupes, ya veré cómo te cobro el favor. —Bromeó. —¡Ah! Consigue un paraguas antes de salir, la lluvia acá afuera está muy fuerte, digo, para que no se dañe el secado de tu barba. —Rio fuerte.
—Muy gracioso, Eros. Pero bueno, dame 10 minutos y allá estaré... —Aseguró. —Veré quién me presta un paraguas. —Dijo bajo.
—Aquí te espero... —Reiteró con una sonrisa burlona como si su amigo lo estuviera viendo.
Era tarde en la noche, Reggie terminaba su guardia en el ho
