Un caos

1743 Words
Eva Retrocedo unos cuantos pasos, no quiero ni siquiera dirigirle la palabra. ¿Cómo es posible que un hombre como él sea tan petulante?, si tanta falta le hace conseguirse una esposa, porque no buscan otro lado. —Señorita Robert, un placer verla. Hace mucho no la veía —él dice, un tono de voz ronco sale por su boca haciéndome sentir escalofríos. Tantas cosas que tenía por decirle, no puedo negar que tenía ganas de decirle una cantidad de cosas por atrevido, pero amargarle el día a mis padres no estaba como opción. —Señor… —muevo la mano simulando que no recuerdo su apellido. —Thompson, pero usted me puede decir Andrew. —No, en realidad con usted no tendría esa clase de acercamiento, suelo llamar por su nombre únicamente a mis amigos o a las personas cercanas que me interesan mucho. Su mirada oscura parece querer traspasarme, pero decido mantener la frente en alto y no prestarle mucha atención a esa mirada tan intimidante que tiene. —Pero siga, no quiero ser descortés, puede sentarse y tomar una copa. Señale con mi mano y luego pasé de largo hasta donde estaba Benjamín. Cambio mi rostro intentando mostrar tranquilidad, no quiero que comience a pensar cosas que no son. —Te ves hermosa mi amor —Ben dice, acariciando mi mano con una sonrisa de lado a lado. —Tú también te ves muy guapo… gracias por estar aquí, en verdad valoro demasiado que estés aquí hoy… —Dejo que sus brazos me arropen, me cubran. Un abrazo cálido en uno que me hace sentir completamente bien y me permite olvidar un poco toda la estupidez. —¿Te sucede algo? Te noto un poco rara, y pensativa. —No, no me sucede nada, solo que estoy nostálgica, ¿te imaginas cuando tú y yo estemos celebrando 20 años de casados? —Sería el sueño de mi vida… y hablando de eso me encantaría que luego de que tus padres terminen la celebración salgamos tú y yo a celebrar ¿Qué dices? —Sí… créeme que si por mí fuera me iría en este preciso momento, no soporto la presencia de ciertas personas. Benjamín besa mi frente y me siento demasiado mal, ocultándole algo tan delicado como eso. Todos giramos al escuchar como mi padre tocaba con su tenedor una copa llamando la atención de los presentes. Él con una sonrisa de lado a lado, se giró mirando a mi mamá y luego pude notar como su mirada se cristalizó, la emoción que sentía era bastante grata. —Quiero agradecerle a cada uno de los presentes por estar con nosotros acompañándonos una vez más, celebrando nuestro amor. —Todos aplaudimos, me acerqué a Benjamín y pude sentir como las palabras de mi papá encajaban perfectamente entre nosotros dos—. Principalmente quiero agradecerle a mi jefe, el señor Thompson. Él es la mejor persona que he conocido, bienvenido a nuestra casa, bienvenido a nuestro hogar y a nuestra familia. La sonrisa en mi rostro se borra cuando mi padre pronuncia eso… “a nuestra familia” Mi padre se acerca al señor Thompson y le da un abrazo, pude notar la incomodidad que eso le genera porque no es capaz de disimular ni siquiera un poco… definitivamente el título de la mejor persona le queda muy grande. Él le dice algo a mi papá y se hacen unas señas con mi mamá, no quiero ni pensar que es lo que están queriendo decir. Mi madre se acerca a nosotros, le da una sonrisa falsa a Benjamín, puedo notarlo y luego me mira. —Princesa tu padre y yo tenemos que hablar contigo a solas… el señor Thompson tiene que irse, no puede durar mucho tiempo aquí. —Mamá que se vaya, no voy a dejar solo a Benjamín… ese hombre puede irse si eso es lo que quiere. —¿No creo que Benjamín se sienta solo o sí? —ella le pregunta, él como todo un caballero que es, niega con una sonrisa perfecta en su rostro—. Adicional no podemos ser tan descortés con el señor Thompson. —Ve amor, tu mamá tiene razón no pueden portarse de esa manera con el jefe de tu padre yo esperaré aquí. —sentí un nudo en la garganta, sentí impotencia… Solté la mano de Benjamín y fui con mi madre hasta la habitación, al llegar allí pude ver como él estaba mirando su teléfono sin prestarle atención a lo que mi padre le decía quien hablaba sin parar. Apreté mi mandíbula, en realidad le rinden pleitesía a un hombre como él… me da asco darme cuenta que es así. —Ya traje a mi princesa —dice mi mamá con emoción. —Mi amor, siéntate que tenemos algo que decirte —mi papá camina lentamente hacia mí tomándome del brazo, no puedo evitar tener mala cara ante esto, aquel hombre suelta su teléfono y me mira fijamente—. Tenemos una propuesta para ti junto con el señor Thompson. —No —declaré—. Lo siento papá, pero no pienso aceptar ninguna propuesta que tengan ustedes con este señor hacia mí, si eso es todo debo irme. —Hija… —No papá —puse mi mano evitando que él pudiera hablar—. Lo siento, pero no pienso escucharlos. Mi mamá ya me comentó esa locura y en realidad no voy a aceptarla, no voy a aceptar lo que ustedes quieren hacer conmigo y usted señor, debería sentir vergüenza al utilizar a mis papás para algo tan ruin como lo que piensa hacer. —Eva ¿Porque le estás hablando así al señor Thompson? —mi papá me reprende. —¿Quieres qué le hable diferente? Ok… le hablaré diferente cuando me digan que ustedes le dejaron claro a este hombre que no me pienso casar con él para pagar la deuda que adquirieron —aseguré. —¡Hija, no más! —mi mamá me regaña intentando mantener la postura y no salirse de sus cabales, la conozco y sé que está aguantando demasiado—. El señor Thompson no tiene ninguna mala intención contigo. —Todo esto es demasiado para mí —él dice acomodando su costoso traje—. Señorita Robert, sus padres me deben demasiado dinero y a medida que pasa el tiempo en lugar de disminuir la deuda va aumentando, no tengo porque perder mi dinero, mi propósito de vida no es hacer obras de caridad con nadie. —¿Cómo se puede referir así de esa manera mi padre? —le dije enfrentándolo. Acortando la poca distancia que hay entre él y yo. Ignorando por completo la presencia de mis padres—. Él ha trabajado para su familia por un poco más de diez años… es su trabajador, no es una persona con la que esté haciendo caridad. —Debería dejar de vivir en esa burbuja en la que no piensa en nada más que no sea usted —él me dice con prepotencia, no tengo porque perder, ya quedó un acuerdo con su padre, con mi trabajador como bien lo dice, así que acepta el acuerdo o me pagan el dinero a más tardar el fin de semana. —Abrí mis ojos. Su mirada lo suficientemente oscura se notaba pasiva, paciente, pero al tiempo se notaba como si quisiera acabarme, como si me viera pequeña. —Le pagaré el dinero, se lo aseguro. —Él se ríe y luego mira a mi padre. —Tienen hasta el fin de semana para que me paguen el dinero, si no pueden hacerlo, si no consiguen todo el dinero junto con los intereses, nos casaremos la siguiente semana —él habla con frialdad, como si fuera una transacción más o algo que acostumbrara a hacer. Pasé saliva, era demasiado dinero por lo que había dicho mi mamá, pero aquí era yo la única que estaba hablando, la única que estaba intentando hacer algo, la única que en realidad saldría afectada. —No pienso casarme con usted… prefiero morirme de hambre debajo de un puente antes de aceptar semejante estupidez —dije con lentitud para ver si de esa manera le quedaba claro. Él se acercó un poco más a mí, su rostro quedó muy cerca del mío y decidí ignorar por completo como se veía por fuera, su mirada profunda, su rostro atractivo, lo alto qué era y sus labios finos… porque por dentro era la persona más fea del mundo. Él ni siquiera miró atrás, abrió la puerta de la habitación y salió, mi madre me hizo un gesto de reproche como si fuera culpa mía… me fui detrás de él, me importaba muy poco que fuera un “hombre importante” —¿Usted quién se cree? —lo detengo jalandolo del brazo—. No soy una mercancía con la que pueda contar a cambio de sus negociaciones. —No me ando con rodeos niña, tampoco es que me agrade el hecho de tenerla en mi vida, pero es la única garantía de que me van a pagar. —Le estoy dando mi palabra. —Su palabra, como la de su papá, ya no tiene validez para mí. Me cansé de que me dijera siempre una excusa diferente, si su padre en verdad la quiere como a una hija, hará todo lo posible para darme mi dinero y cuando eso suceda yo la devolveré a este lugar y le daré esa libertad que tanto anhela. —Es que usted no entiende, yo no podría casarme con usted y aunque quisiera no puedo hacerlo, tengo novio, tengo un hombre que me ama y que quiere casarse conmigo, jamás lo dejaría por alguien como usted que no se merece ni la más mínima parte de respeto de mí. —La comisura de su boca se curvó y pude notar como las venas se marcaban en su frente, como le molestaba que yo le hablara con la verdad. —Mal día para ser su novio, yo de usted le terminaría de una vez y no lo llenaría más de ilusiones. Usted se va a casar conmigo y ya lo decidí, no hay mucho que pensar. Él dio media vuelta, su aroma lo suficientemente embriagador permaneció en el lugar unos cuantos segundos más, pero antes de que yo pudiera dar un paso más, escuché la voz de mi papá. —Hija… tu mamá no está bien.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD