Ya estaba en el pueblo y León, el joven que hizo posible que eso sucediera, había ido a buscar a Aron a la base; y aunque no tenía muchas esperanzas de que lo encontrara, debido a la hora que era y que él debía estar trabajando, esperaba que alguien pudiese venir por mí.
Me quedé sentada en la plaza, junto a la fuente, deseando que la tranquilidad conseguida no abandonara mi alma. Cinco días lejos de todo me dieron la oportunidad de esclarecer ideas y también de saber qué es lo que quería hacer.
Recordando todo lo que había pensado vi a lo lejos a mi hermano venir hacia mí, y, aunque estaba feliz de verle, las lágrimas comenzaron a rodar por mi cara.
Él llegó hasta mí y comenzó a gritar muy molesto. Yo no escuché nada de lo que dijo, solo sonreí y me levanté de donde me encontraba sen
