Una sugar mommy para Navidad

Dante De Simone Observo a la mujer que traspasa la puerta de este asqueroso bar y sin poder evitarlo mis ojos detallan cada parte de su cuerpo, al punto que sin ser consciente de ello paso mi lengua por mis labios, imaginando que estos saborean cada milímetro de su delicado cuerpo, explorando todos aquellos lugares secretos que resguarda como un tesoro debajo de su ropa, acomodo mi pantalón molesto por cómo me he dejado llevar y continúo bebiendo mi whisky. Giro mi rostro y me percato de que no soy el único que no puede apartar la mirada de ella, muchos de los hombres que nos encontramos aquí celebrando la Navidad desearíamos sentarnos a su lado y hacerle compañía, ya que, aunque parece un tanto mayor, tal vez de unos cuarenta años, eso no le quita la sensualidad que la envuelve como si fuese un hada mágica, lista para concedernos cualquier deseo en esta noche tan especial. Ajena a todo lo que ha desatado en los que nos encontramos reunidos aquí, se acerca al barman y pide un trago, comienza a beber y por la forma en que cada trago desaparece en su boca parece que no la está pasando nada bien, algo que me queda más que claro cuando grita a los cuatro vientos la razón de su molestia. —Si yo soy frígida, él es un, ¡Pene chico! —grita la sensual mujer, haciéndose escuchar sobre el ruido de la música. Todos se quedan en silencio al instante y veo como los ojos de varios hombres brillan ante la idea de poder colarse entre las piernas de esa hermosa mujer, estoy por ignorarla, sin embargo, cuando unos tipos cerca de donde me encuentro apuestan quien de ellos será el primero que la haga suya un mal presentimiento me embarga, por lo que me levanto de mi lugar y me acerco a ella, sin imaginar que horas más tarde seré yo quien la haga gemir de placer.