Nacimiento de una bebé.
"Cuando aún no nacía Lorena, su madre era una chica llena de vida, se dedicaba a la fiesta y estaba con sus amigas, hasta que su vida cambió”.
Ana, —Este pijama si te queda—(emocionada)
Luisa, —Mamá, no quiero tenerla—
Ramón, —¿Cómo vas a decir eso?—
Luisa, —¡Papá!, verla me hará ver, lo que me hicieron—
Ramón, —«Shh», te aguantas, sea tu hija, sangre de ti—
Germán, —Papá, Luisa tiene razón, mejor aún podemos darle adopción—
Ana, —¡No!, para mí es alguien que puedo amarla, ¡Es tu carne y sangre hija!—
Emma, —Y si la damos, a la tia Estela, además ella no puede tener hijos—
Ramón, —Mi hermana ya no tiene edad para ser madre, y tampoco cuidar a una niña que no es su hija—
Luisa, —BASTA DE METERSE EN MI VIDA—
Germán, —Eso debiste haber pensado en tus tropiezos de tú vida—
Emma, —Claro, debiste haber estudiado y ser algo—
Vasco, —Ya basta, no se da cuenta que de tanto que la acorrala pueda dar a luz aquí—
Ana, —Tiene razón, su hermano deja descansar a Luisa y así se alista para tener a su bebé—
Luisa, —¡Ma, no quiero tenerla!, ¡Por favor!, aún podemos darle adopción—
Ramón, —Luisa Martinez, te cria en la mejor escuela, te di todo con amor y material, esa vida que llevas adentro se queda a tu lado—
Ana, —Hija, entiende y ustedes también, sea consciente de que es una vida, y una bendición—
Emma, —Mamá, eso no es una bendición—
Ana, —Emma Martinez, te prohíbo decir eso—
Ramón, —Aqui se prohíbe decir el origen de mi nieta, haya venido al mundo como sea, se olvidan—(molesto)
Luisa, —¡Papá!, nunca la amaré, verla a ella me hará recordar, mi error—(llora)
Ramón, —(se sienta en la silla) ¡Hija!, entiende si la vida te hizo daño, es para darte una lección—
—Los que te hicieron daño, ya están en prisión, cuando paso no quería que abortaras, la ame o no—
—Ella nos tiene a mi y a tu madre, y a ustedes 5, tiene que entender que Lorena Martinez—
Luisa, —¿Ya le has puesto nombre?—
Ramón, —¡Si!, para mí es mi nieta, hija de su hermana, y no de un monstruo—
Enfermera, —Señor Martinez, acabó la visita—
Ramón, —Gracias jovencita—
Enfermera, —Gracias, me iré a las otras habitaciones—
Ana, —Gracias, ahora nos retiramos—
Enfermera, —Esta bien—(se va)
Luisa, —Debieron encerrar bien, la puerta—
Emma, —Ya creo que no hay sugerencia—
María, —Hermana, nuestros padres tienen razón, es una bebé inocente, tampoco deseo venir a tú vida—
—Y lo que pasó, fue tu irresponsabilidad tuya no de papá, ni mamá, además nuestros padres ya decidieron—
Luisa, —Claro, a ti no te violaron, como a mí, tampoco ser de esos cinco hombres, ¿Quién es el padre?—
Vasco, —Ojala sea hija de Alberto Jiménez—
Luisa, —¿Qué dices?, sea de quien sea, no la quiero—
Luisa tocaba su vientre abultado, tenía a la bebé ahí a ése criatura, aunque ella se movía, a Luisa jamás le dió importancia.
(Luisa) “Perdóname bebé, yo no sé, ¿Qué pensar?, siempre te mueves dentro de mi, pero no me produce una emoción alguna”.
Ana, —Hija, yo te ayudaré con ella, aunque ya soy una anciana, lo haré por ti, y por ella—
Luisa, —Mamá, aunque diga no, al final ustedes la tendrán, entonces la tendremos, pero si sufre no es mi culpa—
Ramón, —Vamonos ya, eso espero—
Vasco, —Eso pasa por tu vida desordenada que has tenido, mira, ¿Dónde están tus amigas?—
—Te dejaron que te viole esos cinco chicos, y mira tiene un paquete que no quieres con amor—
Ana, —Vasco, deja de decir eso, mi nieta tendrá tíos que le amen, o sino que yo y su papá bloqueamos sus ingresos—
Emma, —¡Mamá!, no puedes hacer eso—
Ramón, —Si, podemos nosotros tener dinero, acaso ustedes tienen—
Germán, —Esta bien mamá, aquí todos pensaremos que la bebé es, de un buen chico, nadie la tratara mal—
Ramón, —Ya todo está dicho, nos vamos—
Cada hijo de la familia salía, y atrás su padre Ramón, doña Ana solo abrazo a su hija menor, tocó el vientre de ella, y se salió.
Aquel momento Luisa tuvo contracciones, no quería dar a luz, se aguantaba, pero los dolores eran más fuertes que no aguantar más hasta que la fuente se había roto.
La enfermera la encontró y así fue llevada a sala de partos, y cuando Luisa la vió, su niña tan pequeña, inocente le dolió el corazón aunque los recuerdos de aquellos hombres.
No la hicieron ver con amor, no acepto a la enfermera a su bebé, así la llevaron en otra habitación, para limpiar a su hija.
Cuando ya Luisa estaba bien, fue llevada a la habitación, y la bebé con ella, no quería alimentar a su bebé.
Bebé—¡Bua, bua!—(lloraba)
Luisa, —¡No, por favor!, cállate—(llora)
Enfermera, —Señora, ¿Por qué no la carga?—
Luisa, —¡Por favor!, llame a mi mamá—
Enfermera, —Ya llegará la hora de visita—
La enfermera la cargo, sintió que su ropa estaba húmeda de la bebé, no entendía como una madre puede ser así, es hija de su vientre.
Enfermera, —Señora, mire ni la cambio el pañal, pobre de ella—
Luisa, —La miró, aunque aquel rostro le hacía recordar las escenas que le hicieron daño—
Enfermera, —Ojala ame tanto a su bebé—
La enfermera le cambio, su ropa hasta cambio su pañal, le dió en los abrazos de Luisa, al principio no la quería tocar, pero si lo hizo, tocó la cara callada de su bebé nacida.
La enfermera descubrió los pechos de Luisa para que le brinde a su bebé, le toco los senos de ella, y le dió el pezón a la bebé que ella le jaló a la vez le dolía a Luisa.
Así Lorena la bebé nació, un nacimiento para otros no debió nacer, pero para otros si, los padres habían llegado de Luisa, a alimentar a su pequeña bebé.
Sabía que dentro de su hija menor amará a su hija, sea quien sea el padre de sus errores que tuvo.
Enfermera, —Señora, aún no es hora de visitarla—
Ana, —Esta bien, solo déjeme ver de lejos a mi hija y nieta—
Enfermera, —Esta bien—
Ramón, —Mirala, amor; es un milagro de vida, es nuestra pequeña nieta—
Ana, —Claro, es la tercera de los nietos, pero pareciera la primera—
Enfermera, —Ya se puede retirar, por favor—
Ramón, —Esta bien señorita, vamos amor—
Así los padres se fueron, fue entonces que Luisa lloró, en su interior decía con tanto dolor que hará lo posible que su hija jamás llore.
Pero no todo es cierto, lamentablemente los años pasaban Lorena ya tenía un año y sus primos estaban ahí en su vida.
La casa de los Martínez, era una residencia muy grande, y cada familia tenía su lugar para vivir, sus hermanos y Luisa tenían su propia habitación con todo.
Don Ramón es un buen albañil y doña Ana es enfermera, ambos construyeron esa casa para sus cinco hijos, German, Emma, Vasco, María y Luisa.
Cada uno tenía sus habitaciones, así que nos dividimos para cada uno, hasta que Lorena también tuvo su espacio que era de sus abuelos maternos, ellos decidieron adoptar a Lorena y ser así su hija de ellos.