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Tu amor entre mentiras 2

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La historia de Aura Prince y Cedrick Meuric, no ha terminado. Habiendo descubierto sus sentimientos por el otro, muchas otras complicaciones comenzarán a surgir. Intentando aferrarse a su amor, buscarán sobrellevar sus vidas. Ahora, sí creen que el amor es color de rosa, pero, ¿podrán mantener ese pensamiento a pesar de las adversidades?

Stephen y Emily aún no se han rendido; cada uno busca recuperar lo suyo y complicarán la vida de ambos, hasta llevarlos al límite.

El amor buscará superarlo todo... aun en las más terribles circunstancias.

No te pierdas de esta emocionante continuación de Tu amor entre mentiras, porque el amor, esta vez, sí es color de rosa.

Tu Amor entre Mentiras 2, de J. I. Lopez.

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Lazos pt 1
Su cuerpo tembló al perder la fuerza al haber estado una vez más en ella… acarició su n***o cabello y jadeó en su oído…Aura otra vez se había entregado completamente a él, tenía que ser para él, tenía que serlo.   —Aura— la nombró roncamente cuando se forzó a retirarse… el lugar era inapropiado y hasta ahora le importaba — ¿Aura? — volvió a nombrarla y la mano de la chica que estuvo aferrándose a su espalda resbaló despacio por su cuerpo… la vio suspirar agotada y con los ojos cerrados.   Negó en silencio sin saber qué esperar, acomodó su pantalón y cubrió a la joven al reacomodar su camisa, tomó asiento tras el volante segundos después de haber salido y rodeado el auto…había tapado el cuerpo semidesnudo de la chica con una chaqueta que se miraba enorme sobre su delgado cuerpo.   Suspiró profundamente al haber comenzado a conducir, Aura seguía acostada en el auto y él acariciaba su cabello y su rostro mientras avanzaba cuidadosamente, su azulina y profunda mirada se posó en el fino perfil de la hermosa cobriza y en lo cansado de su semblante.   “Seguro siguió llorando” pensó al dejar de verla… era normal que estuviese tan agotada, el llanto cansaba.   Era un imbécil, se había negado tantas veces sentir algo por ella… se suponía que era ella quién debía enamorarse de él… ¿cuándo pasó?... ni siquiera podía recordarlo, lo único que sabía era que la sangre le hervía al imaginarla con otro, cualquiera que fuera…ella era para él, había sido el primero y tenía el derecho de reclamarla…una incomodidad en el pecho le dijo que ya iba más allá de su cuerpo… él quería los besos y las caricias de Aura, cada una de sus miradas.   Verla llorar de esa forma lo hizo sentir culpable…cuando vio esas lágrimas se sintió patético al querer contenerlas, pero había tenido miedo, tragó pesadamente al reconocerlo… si Scarlett no hubiese aparecido.   —Tal vez seguiría engañándome — reconoció en el silencio de su auto.   Las luces blancas de los altos postes brillaban en su parabrisas y el ruido de la ciudad se enmudecía al seguir perdido en sus pensamientos.   Suspiró cansadamente mientras se apretaba el puente de su nariz y se recargaba completamente en el asiento de su auto… ¿debía admitirlo?… no, no todavía.   Iba a enamorarla.   Sabía que Aura no lo amaba ¿o sí?, no estaba seguro; lo único que sabía era que la tonta ya no debía amar como creía a Stephen, aunque se negara a aceptarlo… se lo iba a hacer notar.   Abrió la puerta de su auto al estar en el estacionamiento de su edificio y salió por Aura.   La cargó en brazos y la cubrió con su chaqueta; para su fortuna ya pasaba de media noche y nadie los vio llegar…mantuvo a la que le pareció una frágil joven protegida con su cuerpo, presionar el botón del elevador y abrir la puerta de su departamento con Aura en brazos, no le resultó difícil, como seguro sería aceptar la verdad ante ella…él siempre la usó, ¿cómo se lo decía?... tenía que hacerlo, no sabía cómo y no sabía qué hacer para que no lo dejase.   La recostó sobre la cama y cubrió la porcelana de su piel con sus sábanas de seda, era esa vulnerabilidad lo que detestaba, él no era así.   —Que deje de importarte…hazla amarte — se ordenó y su voz sonó ronca en la obscuridad parcial de esa recámara.   Se levantó de la cama donde había permanecido sentado, llamó al portero del lugar y esta vez sí fue muy claro en que no se dejase pasar a nadie a su puerta.   Casi una hora después y luego de darse un baño, el agotado cuerpo del rubio descansaba abrazado del curvilíneo de la joven que, exhausta, respiraba acompasadamente dejando libre su aliento por sus labios.   El arrogante ojiazul reconoció una vez más su debilidad por ese ser que dormía en sus brazos… Aura le importaba, mucho.   Suspiró una vez más y la extraña mezcla cítrica y dulce del cabello de la joven volvió calmarlo…ella estaba ahí…Aura no se había ido, no se había atrevido…nunca estuvo realmente dispuesta a irse de su lado; él lo sabía…ahora era el estúpido de Stephen el que le preocupaba, si el imbécil se volvía a atrever a acercársele iba a decirlo todo, que Aura era su novia y que no la volviese a tocar…si Stephen volvía a besarla, era hombre muerto.   Varios minutos después y logrando enfriar sus pensamientos se quedó dormido, con sus piernas entrelazadas con las de ella e ignorando, ambos, esa extraña intimidad que sus cuerpos reconocían como verdadera y a la que poco a poco se iban familiarizando, tanto, que, aunque ninguno de los dos lo notara, sus cuerpos se buscaban…estando o no juntos.   Aura comenzó a despertar y un ligero dolor de cabeza la molestó desde ese momento, apretó sus ojos al soportarlo y se revolvió en la cama sin querer levantarse.   —Creí que dormirías hasta mediodía — la varonil voz de Cedrick la sobresaltó y la hizo sentarse de golpe en la cama, apretó las sábanas con sus manos apoyadas en sus piernas al ser consciente del par de prendas que le faltaban.   —¿Qué hago aquí? — le preguntó al verlo sentado en su escritorio y aparentemente trabajando en su portátil.   —Quedamos en que pasaríamos el fin de semana juntos, no sé qué te sorprende— dijo el joven al encogerse de hombros.   —Creo que después de la discusión que tuvimos los planes cambiaron un poco, ¿no te parece? — respondió Aura todavía dolida.   El rubio cerro los ojos — Eso ya te lo he aclarado — le recordó.   —Aun no sé quién es ella y por qué te puso tan molesto— le dijo y buscó levantarse.   —No hablaremos de ello — dejó claro — Tu maleta está a un costado de la cama y cómete ese plato de fruta, y el jugo — le dijo luego de ponerse de pie y observarla hacer lo mismo.   Aura vio ambas cosas… ¿él le había preparado eso?   —¿Qué haces?, voltéate — le dijo al verlo de pie frente a la cama.   Él sonrió irónicamente —¿No crees que tu petición está algo fuera de lugar? – cuestiono Cedrick.   Ella frunció el ceño e indignada al aceptarlo, tomó la maleta de mala gana y la colocó sobre la cama.   —Cedrick — lo nombró amenazante.   La sonrisa del joven se extendió y metió las manos en los bolsillos de su pantalón deportivo… él no pensaba perderse eso.   —Eres…   —Sí, y ya lo sabes — dijo y se encogió de hombros — ahora cámbiate y bajemos a desayunar — la apresuró y justo cuando pretendía acercarse a ella, el teléfono sonó. él maldijo entre dientes y Aura lo observó —Maldita sea— terminó por decir al reconocer el tono… era del edificio —Cámbiate.   Ella no demoró en ubicar unas bragas y un pequeño short n***o que acompañó con una blusa color perla de media manga… Mientras se vestía dio un respingo y cerró los ojos preocupada.     —¿Qué? — preguntó fastidiado al haber bajado a responder la llamada —Creí haber dicho que…   —Lo siento joven Cedrick, pero aquí conmigo hay una mujer que insiste en que la deje pasar — interrumpió el preocupado encargado del edificio.   El rubio rodó los ojos — No quiero ver a nadie — recalcó sin prestarle atención.   Escuchó un par de voces y supuso que su interlocutor estaba hablando con esa persona.   —Dice que su nombre es Scarlett y que es…   —No me importa lo que diga, esa mujer tiene prohibido el paso y no solo hoy — fue tajante y colgó el teléfono.   Mantuvo un segundo su mano sujetando el aparato que se suspendía de una de las paredes de la cocina y talló frustrado el puente de su nariz, respiró profundamente y luchó por calmarse… eso no debía molestarlo.   Tomó de la botella de agua que se encontraba en el lavamanos del baño del rubio y bajó la mirada preocupada al par de píldoras que no había tomado… ayer tampoco la tomó, ni siquiera fue consciente de cómo llegó a esa cama, aunque no debía ser muy inteligente para deducirlo, había dejado la caja con las pastillas en la maleta y hasta ahora la recuperaba…era una tonta… podía salir embarazada en cualquier momento si no tenia cuidado, tampoco estaba segura si Cedrick había usado protección como siempre.   —¡Ay, no!... eso sería un verdadero problema — se lamentó mientras se giraba y salía del lugar con la pequeña caja en la mano, la devolvió a su maleta y observó el plato de frutas mixtas y el vaso de jugo de naranja, dio un trago a este último y bajó con ambas cosas…evitaría preocuparse por eso ahora… ¿sería mala idea tomar de aquellas píldoras que Cedrick le habría dado aquella primera vez y comenzar de nuevo? “Por supuesto que sí, no seas tonta… esto no es un juego” se regañó al llegar a la cocina.   Suspiró al dejar el plato en la mesa y verlo asomado al refrigerador — ¿Qué haces? — le preguntó y volvió a observar el lugar impecable… ¿alguien le asearía cada día del departamento o él lo mantendría así de limpio?   —Cocinaré — dijo el rubio al sacar un par de cosas y colocarlas sobre la mesa.   —¿Sabes? — le preguntó Aura sorprendida al acercarse a ver… había varios pares de huevos, queso, carnes frías y un par de cosas que no reconoció.   —Por supuesto, aprendía a hacerlo desde hace varios años…me gusta cocinar, y te aseguro que la cocina sale con menos daños que cuando lo haces tú — se burló al encender el fuego.   Los ojos de la joven se achicaron molestos y ofendidos, él le sonrió.   Ella desvió la mirada vagó la misma por el lugar, al sentir un cosquilleó en el estómago producto de esa sonrisa…se había volteado antes de que le notara un sonrojo.   —Claro…— solo dijo y observó un pequeño televisor colocado en la pared frente a al comedor, de pronto recordó algo que le dijo el ojiazul la primera vez que estuvo en ese lugar… Seguro después de la muerte de sus padres tuvo que haberse acostumbrado a muchas cosas y debió ser difícil para él… sabía muy poco de Cedrick y hasta ahora se detenía a pensarlo.   El sol matutino entraba tenuemente a la sala a través del balcón y Aura examinaba el aparato que no parecía tener de dónde encenderse.   —¿Cuántos años tenías cuando tus padres murieron? — preguntó de pronto y después se lamentó por ello.   El joven se tensó y la vio de medio lado.   —No tienes qué decirlo, lo siento, fui muy imprudente al pre…   —Doce — respondió secamente y continuó picando los ingredientes para su comida.   Aura tragó ligeramente ¿doce?, era casi un niño…tenía ganas de preguntarle si desde esa edad vivía solo o con quién se había quedado, pero entendía que debía de ser un tema delicado para él.   —Lo siento — dijo al voltear a verlo.   —No tienes por qué, son cosas que pasan — Cedrick no mostró mayor interés en el tema.   Aura mordió su labio y ahí de pie, a varios metros de él, lo observó… lo vio agregar un par de ingredientes al sartén de comida que ya comenzaba desprender un aroma agradable y sus ojos azulinos fueron atraídos a su rostro… “es muy guapo” volvió a reconocer y se estremeció… no pudo quitarle la vista de encima.   … “No eres una zorra, Aura” “No lo eres y no lo amas” “Eres mía” “No mentí cuando te pedí salir conmigo en serio” de pronto flashazos de lo que le dijo y lo que le hizo sentir, le oprimieron el pecho…   “No lo amas” se dijo al llevarse la mano al pecho y obligarse a girar… sus ojos incrédulos recorrieron el lugar y con suerte localizó el control remoto de la pantalla que había estado observando…lo tomó y encendió el aparato buscando desesperadamente distraerse.   Estar con Cedrick, hacerlo con él, dejarse dominar y seducir por ese sujeto la estaba confundiendo…ya había reconocido que le gustaba, pero ese cosquilleo en el estómago y en el pecho al verlo o pensar en él, iba más allá de un simple gusto.   Ella ya no amaba a Stephen…eso no iba a cambiar.   No quiso detenerse a pensar por qué razón no estaba luchando por el pelinegro… ayer en la noche fue crucial, pudo haber confesado todo y decir que lo sentía, que lo amaba y enfrentar las circunstancias, cualquiera que fuesen… pero no; se calló y no conforme con eso, volvió a hacerlo con Cedrick y seguía con él.   —¿Por qué enciendes el televisor y no lo miras? — la voz ronca del rubio la sorprendió a su espalda, las manos del joven rodearon su cintura y buscaron colarse bajo el pequeño short.   —Solo quería… escuchar algo de ruido — dijo y luchó por controlar el creciente calor que él ya estaba generándole.   Cedrick se pegó a su cuerpo para abrazarla por la espalda — ta-tanto silencio me incomoda – dijo Aura con sinceridad.

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