Estuve concentrada en estudiar e ir al gimnasio, nada de andar persiguiendo hombres. Ahora cuando lo analizaba con atención me preguntaba como era tan sinvergüenza, no me importaba andar atosigando por doquier a una persona que no me quería en lo más mínimo, se notaba mi pésimo autoestima y mi carencia de amor propio.
Pero había sucedido aquel milagro: un viaje en el tiempo o una ensoñación extensa de aquel tortuoso futuro que jamás volvería a repetir, nunca sería tan infeliz de nuevo, de hecho ya había pensado hacer que mi padre botara a Grayson de su empresa. Se podía inventar algo malo en su contra para que su imagen quedará mancillada y no pudiera encontrar trabajo nunca, así sería pobre y miserable.
Y aunque una parte de mí deseaba que el pagará su karma no podía negar que también me parecía exagerado considerando que en esta vida el no había hecho nada malo, tendría que pensarlo muy bien antes de cometer una locura de ese nivel porque me podía salir el tiro por la culata.
Estaba cenando en mi habitación, con costos salía ocasionalmente por la concentración que estaba dándole a toda la materia que tenía que ver cuando mi madre Luisa tocó la puerta y me indicó: «tu amigo Gray está abajo esperando para hablar contigo» sonrió y luego se retiro rápidamente. Me quedé pasmada, antes el jamás me buscó... Ni una sola vez. Decidí ir a ver que pasaba.
—¿Qué quieres?—dije confrontandolo mientras bajaba las escaleras de mi suntuosa casa.
—Creo que me debes una disculpa por lo qué hiciste—murmuró mirándome fijamente con aquellos ojos grises que en algún momento llegaron a ser mi perdición—bloquearme no es la solución.
—Bueno, lo siento—dije sin más—no me interesa conversar contigo así que puedes irte ya.
—¿Qué te pasa, Karinna?, ¿por qué actuas tan rara?—el me miró entrecerrando los ojos, parecía que la curiosidad por mi cambio de actitud lo estaba carcomiendo vivo—antes estabas enloquecida por estar conmigo, obligaste a tu padre a que me diera un ultimátum para que aceptará tus citas a cambio de seguir en su empresa y ahora solo actúas como una loca... ¿Cambiaste de táctica?, ¿piensas que ignorándome y siendo grosera conseguirás que me enamoré de ti?—él se carcajeo abiertamente, volteé los ojos: realmente era un inepto, no entendía como pudo encantarme de esa manera.
—No, Grayson... Nada de eso, no me interesa que sientas nada por mí—él pareció contrariado con mi respuesta—fui una tonta, la realidad es que no puedo obligar a una persona a quererme.
—Vamos, con tu ego—dijo soltando una odiosa sonrisa ladeada—piensas que no hay una chica mejor que tú y que nadie podría rechazarte, solo porque tu familia te ha dado dinero y estatus.
—No, no creo eso—respondí con tranquilidad—yo sé que hay mujeres mejores y peores. Tu chica es preciosa—él abrió los ojos desconcertado ante mi respuesta—lindo cabello, rostro perfecto, mirada angelical y un cuerpo divino... Entiendo que estes enamorado de ella, Alicia es una diosa—sonreí amablemente—no soy mejor que ella físicamente, quizás también sea más lista, en fin que ya he aceptado tu rechazo—lo miré y denoté que no parecía contento con mis palabras—no pienso molestarte más.
—No te creo... Sé lo egocéntrica y narcisista que eres—quizás antes lo fui pero la vida que me tocó vivir en la que morí sin amor, sin pena ni gloria me enseñó que debía ser humilde. Deseaba tener un corazón gentil.
—Si lo fui, realmente he actuado como una bocazas y una descarada. No volverá a suceder, de verdad deseo que seas feliz lejos de mí, yo en este momento estoy teniendo sentimientos por otra persona—noté como su mirada se entornaba, la frialdad me sobrecogió, el gesto de su rostro daba miedo de solo verlo.