6

899 Words
Él se acercó a nosotras sin dudarlo, traía la típica mala cara que siempre ponía cuando me veía, yo no quería hablarle ni volver a verlo nunca más pero no podía irme corriendo así por así, sin embargo cuando sus ojos se toparon con los míos sentí un vacío horrible en el pecho pues recordé el sueño que había tenido... La manera vil en la que el se alegró de mi muerte, en que no contestó mis llamadas permitiendo que agonizara de forma lenta y dolorosa. Aparté la mirada, no porque me diera pena sino por la sensación de malestar que me estaba provocando. De cierta manera su sola presencia me asqueaba. —¿Qué hacen aquí?—cuestionó, ambas nos quedamos calladas un largo rato hasta que el tipo se exaspero y preguntó —¿Qué?, ¿un gato les comió la lengua?... Hablen de una jodida vez, saben que no tengo paciencia. —A ti no te incumbe—le respondí finalmente, haciéndole un gesto con la mano para que se fuera de ahí—vete de una vez si no quieres que llame a seguridad para decir que nos estas acosando—él agudizo el semblante, noté como el odio que me tenía se le salía hasta por los poros—así que muévete. —A ver: hazlo, llama a seguridad y haznos pasar una vergüenza—levantó la cara y hablo con tono claro:—solo porque tienes dinero crees que puedes mandar a la gente para que hagan lo que tu quieras, manipuladora. No me voy, si quieres formar un escándalo adelante... Pero solo demuestra que te crees superior a cualquiera que no tenga tanto poder como tú—a veces no entendía de donde ese hombre sacaba sus argumentos, supuse que yo en esa vida de la cual ya había perdido bastantes recuerdos era una persona despiadada, seguramente era una clasista a viva voz aunque no lo recordaba bien puesto que ese tipo de comportamientos los tenía muy normalizados. —No es así, solo que no queríamos hablar contigo—le contesté retándolo—estoy tomando cafecito con Alicia, pasándola bien así que dejanos tranquilas... Te juro que no es nada personal, solo que en este momento no eres bienvenido. —Por favor, Gray... No pasa nada, no tienes que molestarte—susurro la rubia con voz apagada—te prometo que volveré a casa apenas terminenos de hablar—yo no sabía que ellos ya vivían juntos, me sentí mal de haber sido tan terca en la otra vida al menos ya podía reparar el daño que mi necedad había causado—todo está bien, lo prometo. —No, expliquen que hacen aquí. Un amigo me dijo que vio a mi chica tomando café con la loca de Karinna—fruncí la cara, era un hombre muy burro, me caía pésimamente—¿Cómo es eso posible? —Somos novias—respondí sin saber que decir, pero me arrepentí al instante. —¡No!—gritó Alicia—en realidad Karinna me estaba amenazando, la miré de forma antipática y rápidamente planeé algo para defenderme. Le pedí a Oscar las capturas de pantalla rápidamente. —¿Así que es eso?—contestó Grayson mirándome con una sonrisa burlona—¿la estás amenazando para que se alejé de mí?, creí que esto ya era tema superado. No entiendo como puedes ser tan miserable, ¡déjame en paz! —Yo no la estoy amenzando para que te dejé a ti—alcé la barbilla y lo miré directamente, sin avistamiento de vergüenza—eres un pedazo de creído. Quiero que tu mujer se aleje de mi hombre—el tembló de rabia, sabía que él creía que yo estaba mintiendo—¿no me crees, cierto?, pues mira esto perdedor—alcé la pantalla para que viera todas las capturas de pantalla—mantén a tu perra amarrada—le escupí violentamente, aunque no me agradaba la idea de denigrar a otra mujer de esa manera la ira me estaba carcomiendo por completo y ya no pensaba con claridad—por favor, váyanse los dos. Grayson salió dando largas zancadas, mientras Alicia lo perseguía con lágrimas en los ojos. Sentí lástima por ella, no creía que fuera una mala persona pero la verdad era que en el momento no había pesado en ninguna otra forma para poder defenderme, no quería que el ego de mi enemigo siguiera creciendo e imaginando que yo lo amaba en secreto cuando la realidad era todo lo contrario. Volví a mi casa sintiéndome excesivamente tensa por la discusión, luego de mis vacaciones no había pasado ningún mal momento hasta ahora. Comencé a repasar que hacer hasta que me decidí: en una semana le diría a mi padre que echará a aquel hombre de la empresa y que a su vez lo mandará bien lejos, quizás algún intercambio en otro país. A Alicia quizás podría pasarle 10 mil $ para que pudiera sobrevivir en el extranjero. Me imaginé que ambos estaban peleando, sin embargo después de un rato me llegó un mensaje de ella: era un video... Muy explícito, se veía a ambos en una situación comprometedora. Luego escribió: «es mío», no pude evitar sorprenderme del nivel de estupidez de ambos, eliminé el chat y me relajé. Quizás lo mejor sería mandarlos a volar sin nada en los bolsillos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD