Mis maquiavelicos planes de venganza se vieron pausados en cuanto mi madre enfermo, no fue nada grave por suerte pero debí dedicarme a cuidarla en lugar de estar haciéndole daño al prójimo. Ella, conjunto a mi padre, eran todo para mí en el mundo siempre me habían cuidado con esmero; eran los padres más atentos, cariñosos, bondadosos y benévolos que conocía no entendía porqué en la vida pasada tenía tan pésimo autoestima como para ir detrás de alguien que no me amaba cuando ellos siempre me habían profesado los sentimientos más hermosos que puedan existir. La verdad es que yo también me había ganado ese trágico final con mi torpeza.
Oscar me vino a visitar un día, trajo chocolates y algunas frutas para mi madre. Él había sido mi amigo toda la vida, era alguien leal y protector, yo lo consideraba un tonto desabrido, como la jovencita sin aspiraciones que era pensaba que para ser feliz necesitaba de alguien salvaje, un macho indómito que me revolviera las entrañas, que me hiciera sentir viviva pero... ¿Acaso sentirse viva es estar con ansiedad, terror y depresión?, ¿a lo que aspire en algún momento eran solo emociones fuertes sin importar que fueran negativas y dañinas para mí?, ¿la dulzura, los buenos tratos y el respeto no eran suficiente para mí? Que torpe, que estúpida, ciega y bruta.
Mi amigo cuidaba de mí casi como si me rindiera pleitesía, cuando me enfermaba me acompañana, cuando estaba triste me animaba. Hace muchos años, en nuestra primera infancia me había confesado su amor; en esa ocasión era demasiado inocente así que solo nos reímos, sonrojados sin saber que hacer. El apretó mi mano y me dio un beso en la mejilla: «aún tengo toda una vida para conquistarte» puedo esperar. Luego en la adolescencia con un ramo de flores y chocolates, en esa ocasión también le pedí esperar a que fuéramos mayores. La tercera vez sería en estos días.
En mi otra existencia lo había rechazado cruelmente, con el argumento de que nunca sería mejor que Grayson y que me dejará en paz porque yo amaba a otro. Desde ese día él trazo un muro infranqueable entre nosotros, nuestra amistad quedo totalmente rota, solo bajo la guardia en mi funeral... Estaba conmovido, llorando a mares, culpándose a más no poder por no haberme acompañado como me lo había prometido. «Mi amor fue débil, Karinna» murmuró a la nada cuando ya todos se habían ido del cementerio.
—Oye—dijo en cuanto terminó la película—recuerdas a aquella chica Alicia—lo miré frunciendo el entrecejo, aún no le había contado la trágica historia de nuestra ida a tomar café.
—Si claro, ¿cómo olvidarla?
—Bueno, el otro día me escribió de nuevo—lo miré con suspicacia, aquella mujer no conocía los límites del sentido común—dijo que tú te estabas intrometiendo en su relación con Grayson, que estabas perdidamente enamorada de él y que ya habías hecho miles de jugarretas malignas para intentar separarlos. Quiero que sepas que aunque tengo sentimientos reales por ti, indiferente a eso no creo que seas alguien que tenga que andar persiguiendo a un chico, eres muy valiosa y si él no te ama sé que alguien más lo hará pero deja de alimentarle el ego a ese cabrón, no te merece.
Le expliqué detalladamente lo que en realidad había pasado desde que decidí no ir al baile inaugural de AGNES con aquel sujeto hasta que me vi con Alicia, él llego a interrumpirnos y yo le tuve que dar una cachetada con guante blanco. Le confesé que en algún momento si sentí algo por el otro hombre pero que había entrado en consciencia de que en realidad si el chico amaba a alguien más lo que estaba haciendo era irrespetuoso.
—Además tu me gustas—dije mirándolo a los ojos—aunque ahora estoy estudiando y quiero ir a hacer mi tesis al Caribe, quizás no nos comprometamos tan pronto pero me gustaría estar contigo—el tenía una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro—¿Entonces si?
—¡Claro que si!—dijo abrazándome con fuerza—estoy tan feliz de que estemos juntos, yo también terminaré mis estudios pero luego de eso nos casaremos y tendemos una familia maravillosa.
—Claro que si, vas a ver.
Tan felices como estábamos nunca imaginamos un destino diferente al que estábamos planeando en aquel momento, aunque las sorpresas de la vida no tienen límites.