El ataque.

2023 Words
Al día siguiente, todos esperaban al mensajero, pero este no llego, esperaron otro día y nada. No se sabía si la respuesta era una negativa o si el mensajero se encontro con algun caballero del reino Cass y lo mataron. esperaron dos días más, hasta que un día durante una noche retumbo la tierra de manera violenta, la tierra se abrió cerca de la mazmorra en medio de la ciudad central, donde tenían a los presos de guerra, donde torturaban a la gente. Al abrirse la tierra Gyda se asusto mucho, tenía mucho miedo, escucho al ejercito movilizarse y al rey dar ordenes, cuando escucho que todos gritaron de manera despavorida. Inicio un incendio, un tornado de fuego y del tornado salió un hombre de fuego, era el principe de Dager, a su lado había fuego y un viento asombroso levantaba a los guerreros. -Rey Tyrone, me ha llegado su mensaje, que estupidez, casarme con una princesa tonta de su reino, no me ofenda con semejante oferta.- dijo el principe de Dager, con una voz ronca, llena de coraje. -Su majestad, no soy una princesa tonta, una alianza de nuestros reinos nos podria favorecer ¿No cree que soy hermosa, mi señor? Yo podría ser toda suya.- dijo Ellen con la mente, nadie más que el principe podía escucharla, Ellen estaba intentando manipularlo. A la mente del príncipe le llegaron ideas repentinas de lo calida que sería la piel de la princesa Ellen, del sabor delicioso de sus labios y en ese momento el principe estallo en una carcajada. -Princesa ¿usted me cree tan estúpido? sus jueguitos mentales son solo para los de mente débiles, digame ¿cree que soy como el mayordomo vulgar al que lo convencio de que la amaba? ¿Me ve como el ignorante granjero que cae en estos juegos? no sea ingenua y evitese este juego La princesa Ellen se sonrojo, apenada de lo que le acaban de decir y en ese instante el principe se envolvió en fuego y con el tornado desapareció, dejando escombros de casas quemadas. En la mazmorra había caballeros buscando a sus presos esclavizados, pero no encontraron nada y justo cuando se iban a ir, encontraron un camino con un punto de luz, al llegar al fondo encontraron a una niña aterrada, en unas esquina intentando contener la respiración, era Gyda y decidieron llevarsela, ellos no entendía por qué, pero algo les decía que se la debían llevar, ella estaba lista para defenderse, pero vio fuego, el aire se comenzó a consumir, sus pulmones se comenzaron a quedar sin oxigeno, todo comenzo a ponerse borroso y lo último que vio fue a un hombre mirandola cara a cara, entonces se desmayo. Al despertar Gyda penso que solo había sido un sueño, pues se encontraba en una celda fría, aunque miro al rededor y había un ambiente diferente, su mesa, sus libros y sus velas no estaban, esa no era su celda. -¿Por qué me cambiaron de celda? - dijo Gyda pensando en voz alta -Veo que has despertado ¿Quien eres? ¿De que reino eres? ¿Por que te tenían en esa celda sola? Gyda miro a todos lados intentando encontrar a la persona que le estaba haciendo tantas preguntas. -Por el cielo azul, me he vuelto loca, no, no, no, no hay voces, calma Gyda, calma, es tu imaginación. -¡Responde, pareces loca!- grito el principe. Gyda se asusto, se puso palida y se desmayo, de nuevo. -¿Que le pasa a esta chica? si no coopera tendré que matarla, si no la mato yo igual morirá, lleva un día entero sin comer y lo delgada que es, caballeros investiguen quien es esta mujer ha dicho que se llama Gyda, muevance. - A la orden su majestad- dijeron los guardias al unísono. El príncipe se quedo en la celda, intrigado por aquella mujer, los guardias a cargo de ella en el primer turno habían dicho que a su lado se sentía cansados, pesados, como si no tuvieran energía, uno incluso se quedo dormido, pero al menos él no sentía nada de eso, no se sentía débil y pensó que ellos solo estaban exagerando, él ni si quiera sentía poder emanando de ella, pensó que no despertaría del primer desmayo pues era tan delgada, tan pequeña, se veía tan enferma y con la piel de papel que pensó que su debilidad la mataría. En cuestión de un par de horas llegaron los caballeros encargados de investigar. -Su majestad, en la biblioteca no encontramos su nombre, no pertenece a la familia Cass, tampoco es de nuestro reino y del reino de Windsor no tenemos nada de información han sido bastante herméticos con ese asunto- dijo uno de los caballeros. -Pueden marcharse, esperare a que despierte, algo importante debe saber como para que la tuvieran encerrada, aparte tiene claras señales de tortura, así que debe poseer información valiosa.- dijo el principe -A la orden su majestad.- dijeron al unísono los caballeros. -Esperen, antes envien algo de comida decente para mi, pan viejo y un vaso de agua. -Si majestad, ahora mismo. Los caballeros salieron, como siempre haciendo todo a la par. -Veamos... ¿Gyda había dicho? bueno tú rata, despierta, no tenemos tanto tiempo, si estas fingiendo este desmayo, déjame aclarar las cosas, te mataré, así que sera mejor que no juegues conmigo. No tardó en llegar la comida, el principe se disponía a comer cuando Gyda despertó de lo que parecía ser un sueño infinito, su hambre la despertó, el aroma delicioso de la comida del príncipe consiguió sacarla de su inconsciencia, pero él con rencor en la voz dijo: -¿Quieres comer? primero tendrás que hablar y tal vez después te de este pan y te deje tomar agua, dime ¿quién eres? ¿por qué te tenían encerrada? ¿de donde vienes? -Soy Gyda, princesa de Windsor, vengo del reino de Windsor.- dijo rápidamente mientras el estómago le dolía y le tronaba. Ella no pensaba que dar esa información podría llevarla a la tumba, no preguntó donde estaba, ni quién era él, ella solo tenía demasiada hambre, llevaba días sin probar bocado, solo tomando algunas gotas de agua sucia de los vasos que los guardias le lanzaban, sentía que la cabeza le daba vueltas. En ese momento el príncipe, sin creerle ni una sola palabra, se comenzó a reir, se levanto de la mesa donde estaba la comida, se giro dándole la espalda, sin temor de que ella lo atacara, se veía tan débil que no se podía ni sostener en pie; Gyda sin pensarlo dos veces se robo una pieza de pollo del plato del príncipe, intento correr hacía atrás, mordiendo el pollo. -¿Que demonios haces? ¡mereces que te castigue!- dijo el príncipe. Gyda no se movio, estaba de rodillas en el suelo comiéndose el pollo mientras esperaba la paliza. -Ya le he dicho lo que me pedía, por favor le suplico no me pegué. -Eres una mentirosa, una ladrona y mereces morir- dijo el principe mientras salía de la celda. -Su majestad ¿entro a retirar los alimentos?- dijo el guardia. -No. Este acto le pareció extraño al guardia, pues él no suele ser la clase de persona que perdona las cosas. Para su suerte ese día, o noche, Gyda pudo comer bien, se recostó en el suelo y volvió a dormir, ella ya no conocía de tiempo, de día o de noche, podía pasar días enteros dormida para olvidar el hambre, para olvidar el dolor de las golpizas, para cuando despertó, se asusto pensando que la matarían, se quedo en silencio eh intento mirar a todos lados buscando a aquel hombre, la luz era tan tenue y sus ojos estaban en tan mal estado que no era capaz de ver nada en la penumbra, así que decidió quedarse en silenció, agarrar un pedazo de la tarta que escondió, sentarse en el suelo a comer su última comida. -Bueno, hoy es mi último día, al menos podre despedirme de esta vida de manera digna, con esta comida, gracias a los dioses por que por fin puedo irme en paz. Sin que ella se diera cuenta, el principe estaba escuchando todo, se sintió triste y compasivo por ella, pero no creía su versión, no había información de una Gyda, hija del rey Tyrone por ningún lugar. -Aun no te mataré.- dijo el principe asustando a Gyda. -Señor, ya le he dicho todo lo que me ha pedido. -¿Señor? El príncipe se sorprendió de que lo llamara señor, al principio pensó que al estar tan obscuro el lugar no lo podía reconocer, pero luego pensó que tal vez en verdad ella no lo conocía pues llevaba muchos años encerrada en el calabozo. -Keelan.- dijo el principe _¿Qué? -Mi nombre es Keelan, no señor, así que ahora volvamos a empezar con otras estratégias, no quiero ser malo, no me obligues a matarte y responde con honestidad ¿Quién eres? -Ya le he dicho, soy Gyda, princesa de Windsor. -Bueno Gyda, solo tenemos informes de Bastián, Principe de Windsor, heredero del trono, y también hijo único, y de la princesa Ellen hija única de Bastián, así que vuelvo a preguntar por última vez ¿Quien eres? Muerta de miedo, sin saber como responder, Gyda esperaba que su respuesta fuera a significar su muerte y un tanto aliviada por que por fin se iría de este mundo y no sería su padre quien la mataría, respondió: -Soy la princesa de Windsor y el principe Bastián es mi hermano mayor, la princesa Ellen es mi sobrina. -En tal caso, entonces ¿Por qué te tenían encerrada?- dijo Keelan, suspirando y comenzando a estresarse. -No soy bienvenida en mi reino, es un reino que no perdona, he estado encerrada un largo rato. -¿Que deben perdonarte? -Daños irreparables que le hice a la familia real. -¿Traición? -Hay cosas de las que no debo hablar. En ese momento Keelan perdió la paciencia, pues era una conversación que no lo estaba llevando a ninguna parte, se levanto enojado, tirando la mesa. -¡Guardias! no le daran de comer hasta que hable.- grito Keelan. -A la orden majes... -¡silencio!- grito Keelan. Los guardias se desconcertaron y al salir se encontraron con el principe. -Frente a esa chica no me hablen como majestad, hablenme como si fuera su igual, como si fuera otro guardia ¿entienden? -Si, majestad- dijeron al mismo tiempo. Aunque les parecía extraña tal orden, ellos no lo cuestionaron y pensaron que simplemente era una tactica. Ese día solo le llevaron un vaso de agua a Gyda, por la tarde volvió Keelan y le pregunto exactamente lo mismo. -¿Quien eres? -Ya se lo he dicho, soy Gyda, princesa de Windsor. Paso la tarde y no le llevaron comida, al caer la noche volvio Keelan, haciendo la misma pregunta y obteniendo la misma respuesta. La rutina del día siguiente fue exactamente la misma y él comenzaba a perder la paciencia, no quería hacer uso de la fuerza física, pero estaba siendo orillado a hacerlo. -Dada la circunstancia, es una pena que no me permitas ser una agradable persona- dijo Keelan mientras comenzaba a hacer combustión y consumiendo el oxígeno del lugar. Gyda comenzo a ahogarse, su cabeza daba mil vueltas, no podía respirar, estaba en el suelo sin poder levantarse. -Soy Gyda, princesa de Windsor, señor, por favor. El oxigeno estaba al borde de terminar, ella sentía que sus pulmones estaban vacíos y una vez más se desmayo, Keelan se dió la vuelta y salió del lugar, dejando que el ambiente volviera a la normalidad. -Guardias, en cuanto despierte le van a traer pan y agua. -Si majes.... si, señor. - dijeron ellos poco acostumbrados a llamarlo así. -Pero van a fingir que se lo dan a escondidas, quiero que piense que alguien esta de su lado, ya sea que confiese su secretos a mi o a usted ¿Entienden? -A la orden. Era claro que Keelan estaba intrigado, estaba decidido a descubrir quien era esa mujer.
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