Mafia
El moustro P1
Tatiana
Siempre he sido, la hija perfecta, la que obedece sin rechistar, la que saca mejores calificaciones, la que tiene la mejor carrera, (sobre todo como tapadera) la que todos esos monstruos inhumanos desean y lo único que desean es mi virginidad, la que me han obligado a conservar, todo para venderla al mejor postor, no importa que sea una romanova, no importa que sea su hija, mi madre fue modelo, mi padre la compró y abuso tanto de ella, que terminó convirtiéndose en un ser sin alma, sin libertad, ama aún monstruo que destruye seres inocentes, vidas, me quieren convertir en lo mismo, he luchado incontables veces contra mi destino, sobre todo cuando me dijeron que me comprometería con un sumerio que le encanta abusar de las primeras veces de todo tipo de ser humano, no importa la edad, la sangre y el dolor son parte de él. He estado condenado a esta familia desde que nací, estoy acostumbrada al dolor y aparentar que nada me afecta, cuando no soy indiferente, me duele entregar a cada criatura, cada mujer o niño, pero antes me reconfortaba saber que eran ellos y no yo, en el fondo siempre he sido un monstruo, desde que fui carnada, desde que permití, que sus insultos, golpes y reglas dominarán mi vida. Siempre siendo perfecta, siempre siendo leal a una familia que no me quería, que solo me veía como intercambiable, como una mercancía, vaca para la crianza y matadero, para darles un heredero, porque no pudieron tener un primogénito, nací yo. Por eso no me pesa el dolor, no me duele mi cuerpo, me duele el alma, porque a pesar de que el me odia y siempre me ha odiado, el me ve como lo que soy, su enemigo, y que cada golpe, cada cortada, me las merezco, yo dañe muchas vidas, yo destruí almas, porque estoy rota por dentro y no merezco nada más, que su cuchillo clavado en mi carne.
– ¿Porque estas aquí?
Vuelve a preguntar, haciendo precion en la herida, grito y lloro y vuelvo a repetir mi respuesta. Una que no servirá de nada, porque no me cree ni me creerá, ni confiara nunca en mi y no lo culpo. Nadie debería confiar en mí.
– PORQUE. QUISE.
El corte en mi pierna, me nubla la mente, solo existe el dolor, solo existe el calor, temblores de mi cuerpo, todos tenemos un límite y yo estoy en el mio. Jamás sufrí de esta manera, me han torturado para resistir, me han entrenado para luchar, pero este nivel jamás lo había experimentado, me ha roto varias costillas, solo con sus dedos, me ha roto cada dedo del pie en las últimas 5 horas, él apenas está empezando lose y no parará hasta que le diga la verdad. La única que me ha traído aquí, era para llamar su atención.
– Eres una perra resistente, pero nadie me ha vencido en mi juego, vamos apor otra costilla.
Siento sus dedos, undirse en mi costado derecho, grito de nuevo, totalmente agotada. Y hago lo que nunca he hecho. Suplicar.
– ¡PARA! ¡DETENTE! ¡NO MAS! ¡PARA! – a el no le importa mis palabras, no le interesa ni le conmueve mi detestable estado, el karma me la está regresando, con gusto recibiría el dolor, con placer si pudiera. Ocho horas es mucho y él ni siquiera parece cansado, ni agotado, tan poco importó, como cuando me arrastre, la única diferencia es sus manos manchadas de sangre, su camisa de lino, marcada con mi sangre.
Lo peor es que quizá, arto de oirme gritar, me amordazada, me cubre el rostro con una tela, estoy hiperventilando, conozco esta sensación, se lo que viene a continuación. El chorro agua helada, me corta el oxígeno, me ahogó. Nose cuanto dura, con varias costillas rotas, sin que ninguna me aya, perforado nada, ha sido muy cuidadoso, preciso, pero torturador, cada golpe y herida ha sido calculado, sin romper ningún vaso, sin hacerme sangrar sin necesidad de reducir el dolor, las heridas no son superficiales, duelen sí, pero las heridas están hechas para quebrarme, para que diga la verdad que trato de evitar. Se que es todo lo que ara, se que ellos no abusan de mujeres, no de la manera convencional, he sido testigo, escondida en la oscuridad, cuando mi padre me mandaba a espiarles, hacerles pagar a esas mujeres que permitían o vendían asus crías, quizá yo nunca tuve hijos, pero entregue a hijos de otras familias, robe madres, niños o niñas, secuestre egoístamente para poder salvarme, por cobarde, el no lo sabe y no quiero que lo sepa, pero si quiero que pare, tengo que decirle lo que nadie, salvo mi familia sabe y mi prometido.
– ¡SOY. VIR. GEN! – logró articular tras un ataque de tos, cuando ha dejado de ahogarme. – ¡Soy. Virgen!
Lloro, girando el rostro para que no vea mi cobardía, ya ha visto mucho de mi, estoy en ropa interior, no es que no me hayan visto antes, solo que él no lo sabe. Su puño, golpeó la mesa de metal junto a mi cabeza, no puedo más, no puedo soportar otra sesión como esta, estoy arta.
– ¿Que? Es imposible.
Lo que todos suponía, que solo era una puta.
– Lo soy – afirmó sin verlo, que me revise si quiere, no me importa, cuando siento sus manos, entre mis piernas y sus dedos tocar, pierdo el control.
– ¡No porfavor! ¡Todo menos eso! ¡Todos menos eso!
– ¡Cállate! – me tapa la boca, mientras me revuelvo, aunque no puedo soltarme, no puedo evitar que me quite lo que otros quieren, porque nadie, ni siquiera él se lo merece, eso me ha mantenido a salvo, hasta que mi propio padre hizo, lo que sabe hacer, venderme como vaca para crías, albergaba la esperanza de que por haberle llevado mercancía de primera, por haber hecho trabajos sucios para el, tendría al menos un mínimo de su respeto, pero cuando mi madre me anunció, que mi padre me había prometido, en un acto desesperado, ataque ala mujer de Kriv, según los murmullos, sé había casado con alguien, no se sabía con quién, pero no fue difícil adivinar quién era la afortunada, aquella noche que los provoque, fue mi primer grito de auxilio, quería que me marcará, como esclava, aunque fuera así, sería parte de ellos, mejor que el destino que me esperaba. Casi lo logré, casi porque ella tuvo piedad, de mí, ella de entre todas las mujeres, no permitió que me mancillaran, de todas las mujeres, vi el brillo en los ojos de Gravil, el orgullo y como ella lo llamo, Griv , como una hermana, aun recuerdo como Kriv le apartó un mechón de cabello para calmarla, esa intimidad entre ellos, como si se conocieran de toda la vida. Por eso tuve que hacerlo. Llevarle a ese lugar, esperar que no me dejaran llegar demasiado lejos, y lo hicieron, me detuvieron a tiempo, mataron a los verdugos y me trajeron a su zotano. Donde ahora lloro, rota, destrozada en cuerpo y alma, mientras él comprueba que no miento, que en efecto, si soy virgen. Se aparta y rebusca algo entre las cosas, después vuelve hacerlas y me inyectó algo en el cuello.
Mientras la oscuridad me engulle, hago. Lo único que puedo hacer, lo que nunca hizo por nadie, por que las veces que intenté salvarla, incluso comprarlas, era peor para mi, mi padre me golpea, hasta dejarme inconsciente, llamandome de todo menos hija, llamándome débil, cobarde y hasta puta, eso éramos la mujeres en la familia. Solo mercancía para el mayor postor, porque una vez que eramos entregadas a nuestros esposo, el infierno era el único lugar donde querías ir, porque salir viva era mucho peor.
– Gracias – zollose mientras la oscuridad se llevó todo mi dolor.