Después de que Emma desapareciera del palacio por culpa de William, éste fue a donde se encontraba su padre que lo estaba llamando. Joe se había dado cuenta de lo grosero que había sido con ella, y ya que sería su esposa le debía una disculpa.
- hijo, necesito hablarte de Emma
- ¿Sobre qué?
- te vas a casar con ella, así que te pido por favor te comportes como es debido el sábado en la cena.
- ¿Qué? - sintió escalofríos de pensar en que dejaría de ser libre para convertirse en un esclavo con anillo a tiempo completo. Creyó que su padre había enloquecido - ¿Desde cuándo decides por mí respecto a mi vida personal...? - pero no lo dejo terminar sus quejas
- William esta hecho. Callum y yo hicimos este trato desde que ambos eran unos niños y ha llegado la hora de que se lleve a cabo. Además, tienes treinta años y es hora de que te estabilices.
- ¿y porque tengo que ser yo? esta Rhys, que aunque no es tu hijo de sangre lo acogiste desde el mismo momento en que te casaste con Margaret y le diste también tu apellido... Por favor no es justo que me hagas esto, asimismo no creo que Emma quiera hacerlo. - su padre se mofó a sus espensas
- hijo, no es lo que ustedes quieran, es lo que se acordó, y no tolerare que hagas una rabieta aquí. Terminaremos esta conversación en casa. - Con eso dió por terminada la conversación. Por ahora
Si William estaba tan molesto por tan inesperado acontecimiento, no se podia imaginar como estaría Emma, aunque si lo supiera ya le habría propinado un buen insulto. Esa niña tenia algo que de algún modo le atraía. Cuando la vio aparecer la segunda vez en la casa de madame Burrell, lo habia cautivado, aunque llevaba antifaz la pudo reconocer. Iba vestida muy diferente a cuando lo hacía en sociedad. Muy al estilo Beatrice cuando tomaba una sesión con algún cliente. Caroline le había hablado mucho de ella, ya que entre ellos no lo hacían, si no se soportaban el uno al otro ¿Cómo iban a llevar un matrimonio?
Entonces la vió aparecer con su familia hace unas horas en el palacios St. James, toda una dama refinada pero con el apetito s****l de un depredador, no pudo evitar imaginarla a su merced en una cama de sábanas negras, desnuda, con él sobre ella en un vaiben de caderas guiándolos a un placer infinito... Sacudió la cabeza despejando todos esos pensamientos calientes y licenciosos. Pero debía admitir que en eso eran iguales, quizás hasta se entenderían bien en el lecho sin llegar a mezclar el amor.
Emma llevaba un buen rato afuera. William pensó que estaba en alguna parte del gran palacio pero no la encontró y nadie le dió razón. Se había ido y sabía perfectamente dónde estaba. Se escabulló de sus responsabilidades y salio en dirección a la mansión Burrell, era el único lugar donde la hallaría a esas horas de la noche.
Al llegar, la vio bajando los escalones y acomodando su vestido, su cabello era una maraña, al parecer ya había pasado la diversión. ¡Vaya!
Se acercó a ella y vió el destello de fastidio en sus ojos al verlo.
- Emma, que gusto verte de nuevo aunque hubiera preferido que fuera en otro lugar. - el tono de William era burlón - ¿Has venido a desfogarte o solo estabas de paso? - le encantaba verla enojada. Aquello le excitaba.
- ¡Cállate! Voy a hacer que te saquen de aquí por romper las normas. Lo que yo hago no te concierne ni a ti ni a nadie. Aléjate
- bueno, ya que lo mencionas creo que si me concierne porque no dejare que mi futura esposa sea tema de dominio publico por el hecho de ser una mujerzuela que no respeta a su marido.
Ella lo miró con cara de circunstancias, parecía tratando de entender lo que acababa de decir. Era irónico que alguien tan mujeriego como él hablara tan mal de una Wolf.
Él se alejó para obtener su propia satisfacción con una de las acompañantes de Burrell.
Cuando volvió a la casa, Joe solicito su presencia en el despacho, allí estaba también Margaret y Rhys. Ella no era su madre biológica pero la quería como si lo fuera, y Rhys era su hijo, mi hermanastro y también lo quería, a su manera pero lo hacía.
- padre - le dió un asentimiento en forma de saludo.
- bueno hijo, terminemos de una vez por todas el problema que estoy seguro te aflige. Rhys será quien que se case con Emma - lo que decía no podía ser verdad. Está bien que amaba ser libre y estar con cuánta mujer quisiera pero ellos dos no hacían una bonita pareja, además Rhys estaba muy entretenido en el baile con Nina, la amiga de Emma.
No definitivamente no. Ella sería para él, no consebia que su hermanastro la tocara.
- no, papá. Yo lo haré. ¿Que tan malo puede ser contraer matrimonio con Emma Wolf? aunque no nos conozcamos lo suficiente no quiere decir que no nos llevaremos bien. además estoy seguro que Rhys prefiere a otro tipo de mujer, como Nina, la hija del juez Davies, y él se mostró muy complaciente en ese momento con ella. - eso no era ser egoísta, estaba considerando que él y Emma podrían ser muy buenos juntos, sobre todo en la cama - padre ¿puedo saber cuál fue el motivo que te llevo a tomar esta decisión?
Luego de un largo silencio decidió hablar. Margaret que ya sabía solo se limitó a escuchar sin opinar.
- ¿de verdad lo quieres saber, William?- asintió esperando respuesta - al principio era por la unión de nuestras empresas, las familias y buenos apellidos, sin embargo ahora es por salvarlos a ambos del escrutinio de la gente - no entendió a qué se refería hasta que lo dijo - mira, no pienso juzgarte solo trato de entenderte, y a ella también; sé que han estado frecuentando y participando en la mansión Burrell. - ¿Así que ya lo sabía? pensó que hacia las cosas bien sin que le descubrieran pero él es un conde y todo en ese pueblo se sabía y más si se trataba de los poderosos Wolf y Harrelson - por favor William, sal de esa casa y saca a Emma de ahí. Aun no entiendo porque una muchacha tan bella y educada esta introducida en ese mundo del libertinaje, eso lo hago también por mi buen amigo Callum, el pobre sufriría un ataque al corazón si se enterara y es una ofensa a nuestra distinción. Creo que ya te diste cuenta de que no fuiste muy precavido. Piénsalo bien.
No supo que decir. Solo se dió la vuelta y salió del despacho.
Por primera vez se sintió avergonzado con su familia.