Luego de una maravillosa tarde-noche, en la que habían disfrutado de la majestuosidad de la puesta de sol, sobre el Río Támesis, las cinco amigas y sus pretendientes, habían tomado sus rumbos, con dirección a sus hogares.
Con la ilusión de enamorarse, cada una, en ésta vida, de esos hombres estupendos, que la vida y el destino, les había presentado.
Constanza, regresó a su hogar más enamorada que la primera vez, de su amado Fabián, quién le hubo profesado su amor por todo el resto de la velada.
Regina, degustaba el plato del sentimiento que mueve al mundo, de la mano y del corazón de Sebastián, quién no paraba de susurrarle al oído la plenitud que sentía, mientras ésta, le abría las puertas de su corazón.
Denisse, no cabía en su cuerpo, de la emoción que sentía al saberse cercana a Bruno, pensando que si había sido casualidad o hechizo de las hadas, lo que la acercó a él; ha sido la mejor experiencia vivida, entre todas las que alguna vez le llenaron la cordura o quizás, la locura de su ser.
Caridad, apenas estaba saboreando la dulzura de enamorarse. Durante toda su vida, no había sentido algo así por nadie, excepto lo que alguna vez creyó, que estaba creciendo, por un compañero de la universidad, que solo la invitó a tomar un café, luego de clases. Robert, había llegado a su vida, en el momento, menos esperado, más no por eso, dejaría de experimentarlo. Tal vez, esta sería la oportunidad de amar, que tantas veces le pidió a Dios, en sus oraciones nocturnas.
Agatha, seguía tan impresionada, tras la llegada de Ignacio a su vida. Era impresionante, como solo habían transcurrido algunas horas y ya sentía, que éste, era su Otra Parte, esa mitad de su alma, que vagaba en un universo paralelo y que, al fin, entre letras, arte y colores había irrumpido en su vida de una forma tan diferente a las anteriores; entre versos escritos en una servilleta, en una noche de encuentros y reencuentros.
Por otra parte, cada uno de los protagonistas de las historias de amor de las cinco luces, no cabían de la emoción, al saber que lo que tanto tiempo habían buscado, por fin lo habían encontrado. Corazones y almas, dispuestas a amar sin medidas, a entregarse del todo, en una mirada, una caricia y un mágico beso, irradiando felicidad en todo su esplendor, desbordando ilusiones por los poros, en cada nota de su tono de voz, en cada acorde de sus latidos. No podían creer, que, habiendo pasado un corto tiempo, de haberse tropezado con ellas, sobre todo, Robert y Bruno, podrían sentirse enamorados de Caridad y Denisse, como si las conocieran de antes, de mucho antes, del existir de la tierra.
Mientras cada una de éstas almas, agradecía a la vida, a Dios, a los Dioses, a la madre naturaleza, al destino y a todos sus ideales, la llegada del amor a sus días, Danu y los Dioses de la Dimensión Perdida, ideaban la manera de hacerse ver ante sus Guerreras de Luz. Después de obsequiarles, aquel momento mágico en “Mi Talismán”, para que ellas y sus almas gemelas, coincidieran en una tarde diferente, sin ataduras a sus obligaciones, sin estrés alguno ocasionado por un mal día laboral, sin la mala vibra de seres oscuros; acechándolas, había llegado el momento de presentarse ante ellas, para que entendieran la razón por la que deberían luchar más adelante contra las entidades del mal.
- Morgano, ya las chicas, han conocido el amor, creo que ha llegado el momento de hacernos ver por ellas, que conozcan la importancia de luchar contra las entidades malignas y los caballeros de la oscuridad.
- No, Danu, aún no es oportuno. Sólo Agatha y Denisse, conocen el secreto, el resto de las luces, ni siquiera se imaginan, que lo son.
- Y entonces, ¿Qué hacemos?, recuerda que el tiempo se acorta cada vez más -. Manifiesta, la Reina de las Hadas, con mucha preocupación, mientras se desplaza de un lado a otro.
- Sé que nos queda poco tiempo, pero, creo que, podemos canalizarlo de una forma diferente, es verdad, ya se han enamorado o al menos, comenzado a sentir algo por esos muchachos, sin saber siquiera que, son sus almas gemelas, más no me parece conveniente, llegar de buenas a primeras a darles semejante noticia.
- Debemos hallar una manera. De los pétalos de la vida nuestra, aquí en ésta dimensión, quedan pocos, ¿sabes lo que eso quiere decir, Morgano?
- Por supuesto que lo sé, Danu, cada amanecer, de la fuente del vivir, se desprenden cientos de lágrimas, muchas almas cautivas, esperan su libertad para vivir en extrema plenitud, todo lo que siglos atrás, les fue arrebatado sin contemplaciones.
- Se me está ocurriendo una idea, que, probablemente, pueda funcionar.
- ¿Qué será lo que se enciende en esa mente mágica? Bromea, Morgano.
- ¿Qué te parece, si Agatha y Denisse, que conocen el secreto, les van adelantando a las demás, lo que son y la misión que han venido a cumplir, en ésta dimensión?, luego, nosotros hacemos acto de presencia para corroborar toda la información.
- Pensándolo un poco, me parece una excelente idea. Así, será más fácil, la comprensión por parte de Caridad, Regina y Constanza.
- ¡Constanza!, ¡Mi pobre niñita!, no he querido pensar, como va a reaccionar cuando se entere que su abuela, es la Reina de las Hadas y, que por ello, tuvo que dejar su existencia humana, abandonándola, mientras se sumergía en un mar de llanto y tristeza, debido a mi repentina ausencia.
- No te agobies ahora con eso, Danu, estoy seguro que Constanza, lo entenderá, ella más que las otras, pues siempre le inculcaste, la existencia de la magia y, eso, aunque no lo creas, es lo que la ha mantenido de pie, ante todo los altibajos de la vida.
- Tendría que prepararme para ese día. Siempre, digo, que sí, que lo haré, llenándome de fuerza y valentía, pero, mi corazón se rompe como cristal, cuando me la imagino, reprochando mi abandono, cuando más lo necesitaba.
- Las hadas y las criaturas de “Fairy Folk”, también te necesitaban, quizás, mucho más que Constanza, ella, estaba bien, protegida por tu hija y su esposo, en cambio las hadas, no.
- Tienes toda la razón, Morgano. Mi nieta, tiene la capacidad de entenderlo todo. Por lo pronto, me concentraré en comunicarme con Agatha y Denisse, para solicitarles su ayuda con las demás. Luego, como vaya viniendo, iremos viendo.
- Ah, en ese caso, puedes hacerlo, mandándoles una nota de voz por w******p, como hacen ellas (Risas)
- No es gracioso, Morgano, por favor, ponte serio en el asunto.
- Disculpa, Danu. Solo quería ver tu reacción y ponerle una pizca de humor a la situación, además, muy bueno sería que nosotros pudiéramos usar esa tecnología, me he dado cuenta, que es rápida y eficaz.
- No es necesario, tenemos una más rápida y más eficaz que esa y, es la telepatía.
- Vuelves a tener razón, Danu. De acuerdo, retomando la situación, ¿cómo lo manejaremos?
- Bien, iré hasta allá y despertaré sus almas, una por una, luego, las llevaré conmigo a la Dimensión de las Flores, donde les diré como abordar a sus amigas, en caso de tener dudas, me presentaré con ellas, al momento en que decidan revelarles el secreto.
- Perfecto Danu, quedamos de acuerdo. Ahora, debo irme, tengo que reunirme con Crepúsculo, Alvaro y el muchacho, que nos ayudará; Bruno.
Danu y Morgano, dan por finalizada la conversación, cada uno toma sus caminos para hacer lo convenido, mientras lo hacen, las cinco luces, por su parte, en sus hogares, antes de entregarse a los brazos del Dios de los Sueños, Morfeo. Se recuestan en sus almohadas, a pensar en la magia que las ha venido envolviendo desde la noche anterior y en ese instante vivido, a las orillas del Río Támesis, en aquel lugar, desbordante de misticismo.
Regina, recordaba las palabras de Sebastián, en el momento en que miraban el espectáculo, a la caída del sol. Susurraba en su oído, cuánto amor, se estaba cocinando en su corazón, todo para ella, que era ella, quien le daba el sabor a cada una de sus emociones; el dulzor a sus meriendas, el amargor a sus tragos nocturnos, la sal a sus guisos, la acidez a sus soledades y de sus sentimientos, de su inspiración, y, aunque el tiempo parecía muy corto, le propuso comprometerse, justo ahí, frente al romántico ocaso, que disfrutaba en su compañía. A lo que, Regina, muy emocionada, le dijo que sí. Más, para no levantar sospechas, en el grupo, decidieron irse cada uno para su casa, luego, prepararían una reunión, en un sitio más privado, para darle la noticia, al resto de las chicas. Estaba tan feliz, que al llegar a casa, le puso comida a Tarada y hasta le cantó una canción, que solía tararear cuando las cosas le salían bien.
Caridad, antes de dormir, regaba sus plantitas, les hacía algún cariño sonriendo, cantando y bailando sola, de la cocina al comedor, del comedor a la sala y de la sala al dormitorio, sin caber en su cuerpo de la emoción, por lo que le estaba sucediendo con el Capitán Robert Marble, aunque en momentos se sentía un poco apenada, pues lo acababa de conocer, pero, estaba sintiendo cosas diferentes a ese cosquilleo del que hablaban todas las amigas y las personas que conocía. Era más que eso, era una sensación rebosante de energía, de luz, de afectividad, entusiasmo, ilusión, amor, quizás, una mezcla de todos ellos, condensándose en ambos corazones.
Constanza, sentada en la terraza de su habitación, mirando caer las estrellas en la lejanía, como cada noche, escribiendo en su diario, recordando como finalizó el día, después de haber tenido un mal comienzo. No cabía de la emoción, al verse reflejada en los ojos miel de su bien amado Fabián. Traía a su mente, todos los buenos recuerdos, vividos junto a él, a su primer amor, así como esa hermosa tarde, en su compañía y los iba escribiendo en su diario adornado con gerberas rosas y calas, fucsias que, le hubo regalado su abuela, para cada año, luego de su adiós. Imaginándose, visitando el Castillo de Windsor, en su compañía. Ella, vestida de luces de luna y él, cual constelación, vibrando en el éter. Su mente volaba a sitios inimaginables, se veían volando entre flores, en los jardines colgantes de Babilonia, bebiendo del polen de los girasoles, recostándose en el horizonte. O en, el Taj Mahal, jurándose un amor eterno, para siempre, de esos que ya no existen en el planeta.
Por su parte, Denisse, tampoco cabía de la emoción, al haber coincidido con Bruno, de una forma igual de extraña que la última vez, pero con más emoción, con más sentimiento. Conociendo ya, que son almas del mismo hilo traslúcido, alas de la misma ave o criatura fantásticas, respecto a la historia de las hadas. Sintió una conexión más fuerte que la vez primera, estaba segura que ahora podía con todo, e incluso luchar a ciegas, con las entidades del mal, solo para disfrutar de ese amor inmenso que llevaba inmerso en sus adentros, en su mente y en la profundidad de su corazón. Abrazaba y besaba, a su gato Mishty, quien no comprendía la razón de la euforia, que, a su ama le embargaba.
- Estoy feliz, Mishty, muy feliz. Ahora sí, he de luchar contra el mundo si es necesario, por mi amor y por mis hermanas hadas, pondré todo mi empeño, en conseguir que las entidades del mal, paguen por todo el daño hecho en los siglos pasados y en el presente, y, no me veas así, que no estoy loca, o de pronto, sí, pero de la felicidad. Estar tan cerca de Bruno, me hizo comprender, que el verdadero amor, existe y lo mejor, ¿sabes qué es?, que sentimos lo mismo, es recíproco.
Ella, seguía emocionada, pensando en ese instante mágico que vivió con el muchacho sencillo del bar-café, del que jamás pensó que podría sentir tanto. Y de esa manera, abrazó a su gatito, quien aún no salía del asombro, al ver a su querida ama, así, enamorada y entregada a una lucha, de la que en sus siete vidas, no había escuchado hablar. De manera que, entre anécdotas y sentimientos, expresados a su mascota, se quedó dormida, con una sonrisa en sus labios.
Agatha, estaba en su hermoso hogar, inundado de magia, colocó un incienso de bergamota y lavanda, para que la relajara un poco, ayudándola a dormir y a su vez, para desactivar la ansiedad, el día había sido bastante largo, y, entre una y otra cosa, olvidó que debía hacer algunos rituales, para limpiar sus espacios. Es por eso, aparte del incienso que coloca en su habitación, hace mezclas de esencias como destrancadera, cariaquito morado, canela y salvia, agita algunas plantas para despedir energías negativas de su entorno y de ella misma, pues, más que nadie sabe, que con ese tipo de sucesos de esa mañana, los actos de maldad, quedan suspendidos alrededor. Luego que, hace su respectiva limpieza, se da un baño de agua tibia, se prepara una taza de té y se dispone a leer un poco del libro de “Hechizos y Rituales Gitanos”, que reposaba en su mesita de noche. Tratando de desviar su atención, de las emociones a las que la llevaban sus pensamientos, al materializar la imagen de Ignacio, mientras le recitaba un poema a la luz de los rayos del sol, en pleno ocaso. Sabía que no estaba de más pensar en eso, pero, debía concentrarse para que el día de mañana, pudiera brindar la atención a sus clientes, con la misma eficiencia de siempre. Hay momentos para todo, para enamorarse, para trabajar, e, incluso para abogar por las almas cautivas en la fuente mágica del bar-café de los encuentros y reencuentros, del que se extraña, no haberse enterado de alguna novedad. Sin embargo, no le da mucha importancia, pues, piensa que Aine o Danu, para el mundo espiritual y mágico, le comunicaría cualquier eventualidad o paso a dar. Recordó que esa tarde, ella no quería hablar de lo que estaba sucediendo, con sus cuatro amigas y ella, respectivamente, pero, que debido a las situaciones presentadas desde que el sol se asomó por la cima, tenía que dar un ligero adelanto, para que después la Reina de las Hadas y los Dioses de la Dimensión Perdida, se encargaran del resto. Mientras ella leía, su libro, sintió una brisa suave, entrando por el ventanal, se percató, que había dejado las cortinas abiertas, de donde comenzaba a aparecer una luz clara y brillante, en ese momento supo que tenía visita.
- Aine, ¿Qué hace aquí?, ¿Ha pasado algo? Pregunta Agatha, a la Reina de las Hadas, quien entró como un suspiro por el ventanal.
- Agatha, pensé que dormirías, no ha pasado nada aún, pero, es necesario que hablemos.
- Claro, dime en ¿qué puedo ayudarte?
- Morgano y yo, necesitamos que nos ayudes junto con Denisse, a adelantarle a Regina, Caridad y a mi nieta, quienes son y la misión que tienen en ésta dimensión terrenal.
- Justamente, hace un momento estaba pensando en ello, más, solo esperaba luz verde de su parte para hacerlo. Dennise, pensaba contarles ésta tarde, cuando estuvimos todas reunidas en un lugar, muy parecido a lo que sería “Fairy Folk”, pero pensé que no sería buena idea.
- Tienes razón, no era el mejor momento. Ese encuentro, tenía otro fin y precisamente, se cumplió lo que los Dioses y yo planeamos; el encuentro con sus otras mitades.
- Sabía que tendrían algo preparado, fue por esa razón, que evité a toda costa que Denisse, emitiera alguna palabra, respecto a la misión de las luces.
- Sí, pero ahora, es necesario hacerlo, de ser posible, mañana mismo deben enterarse, el tiempo se nos está acortando y el momento de la batalla, está por llegar.
- Pero, ¿cómo las abordo con el tema? Ahora, ellas están felices por lo que les ha pasado, por el hecho de haber encontrado sus almas gemelas, aunque no me lo dijeron, lo sé.
- También lo sé, pero no podemos esperar más. Habrá que buscar alguna opción.
- Y con Denisse, ¿ya habló con ella?
- No, pensaba despertar sus almas, la tuya y la de ella, y llevarlas a la Dimensión de las Flores, para explicarles, pero, ya que te conseguí despierta...
- Bien, se me ocurre que las citemos en el bar-café de Don Alvaro, mañana por la noche, de ésta manera, le explicamos todo y aprovechando que está Don Alvaro, le corroboraríamos el asunto en cuestión. Me parece que sería la mejor manera.
- No es mala idea, y, respecto a Denisse, creo que, al terminar aquí, entraría en sus sueños.
- No te preocupes por eso, Aine, yo me encargo, mañana a primera hora me pondré de acuerdo con ella para comentarles a las demás. Sólo espero que Caridad, no ponga objeción alguna, recuerda que ella, es un poco incrédula, en éstos casos.
- Precisamente por eso, pienso que, tu idea de desvelar el secreto de las cinco luces, en el bar donde reposa la fuente mágica, es un buen paso.
- Bien, hagámoslo así. Y, de Denisse, yo me encargaré. Puedes estar tranquila.
- No sabes el gran peso que me has quitado de encima, Agatha, nuestro tiempo como hadas, también tiene un final y está llegando, los pétalos de mi flor, se están desvaneciendo y, si esto llega a suceder antes de la gran batalla, no solo yo, sino los Dioses y las almas cautivas de la fuente, desapareceremos para siempre, jamás, tanto de nuestra Dimensión como de la que formamos parte alguna vez y por ende, de los recuerdos de los seres amados, y, eso, no lo podemos permitir. Moriría una vez más, si mi amada nieta, llegase a olvidarme.
- Eso no va a pasar, Aine, yo no lo permitiría nunca.
- Estaremos presentes en el bar-café de la Fuente Maǵica, cuando reveles, el secreto. De esa forma, explicaremos algo más y es, el misterio, que, aguarda el talismán que me fue arrebatado en la última batalla, deben encontrarlo, debe volver a mi, solo así, todo podrá volver a ser y ser. Sólo de esa manera, los portales volverán a abrirse e incluso, podría yo, como Aine, despertar de ese sueño infinito en el que debí sumergirme, por amor a mi pueblo de criaturas fantásticas. Por los momentos, debo seguir siendo y viviendo, en otra dimensión como Danu, “La Reina de las Hadas”-
- Entiendo, será como dices, Danu... Procuraré llamarte así, hasta que regreses a la vida terrenal.
- Puedes llamarme Aine o Danu, al fin y al cabo, sigo siendo la misma, solo que en vidas diferentes.
Danu, abraza a Agatha, agradeciéndole una vez más, toda su comprensión. En ese momento, la bendice en Irish Gaélico y desaparece entre la r*****a que deja entrar la brisa y ahora, ayuda a escapar a la Reina de la Fantasía.
Agatha, se queda pensativa, ideando una manera de abordar a las otras luces, para que no se desvíen de lo que realmente deben hacer, por el bien de ellas, de sus antepasados y de los Dioses que confían en ellas, así como de evitar que sus medias naranjas, lechosas, papayas o piñas, desaparezcan de sus vidas, en la eternidad del adiós.
La noche, comienza a andar en su reloj digital, flotando en las nebulosas.
Agatha, cierra el libro, se abraza a si misma como si necesitara un gran apoyo en su vida. Mientras, en su mente, busca la manera de hacer, que sus amigas comprendan lo que está por venir. Y, de esta forma, consigue entregarse a los brazos de Morfeo.