¿Enfrentando la realidad?
Ariana camina por la calle, sus ojos están manchados por el maquillaje y su imagen no es la mejor, su vestido ya no tiene el blanco característico. La botella en su mano está por acabarse, mientras que sus lágrimas se estancaron. Ariana miró la casa que estaba al frente, era la casa de él, ¿valía la pena entrar a reclamarle?
Antes de que Ariana diera un paso, su cuerpo cayó, ella cerró los ojos hasta que sintió como un cuerpo fuerte la detuvo. Ella lo miró y comenzó a reír, la verdad era patético encontrarse hombres así, que por fuera parecieran unos príncipes, unos dioses y por dentro… fueran peor que el mismo ruin y villano de la historia.
Joseph no había tenido el mejor de sus días, precisamente hoy estaba invitado a un evento demasiado importante, pero se le presentó un inconveniente con las acciones de su empresa y no había podido llegar, sin contar que perdió una buena cantidad de dinero en la bolsa de valores por un mal movimiento de su hermano. Iba en camino para hablar con uno de los inversionistas porque no iba a permitir que se echaran para atrás justo antes de firmar el contrato.
Ariana comenzó a reírse, él no era el responsable de lo que le sucedió, sin embargo, era un blanco fácil para poder sacar todo su rencor, al fin y al cabo era hombre. Él era atractivo como ningún otro, con sus ojos color avellana, una barba de unos cuantos días, sus labios delgados, pero provocativos y un cuerpo que provocaba examinar lentamente con sus manos.
—¿Algún problema? —él se separa de ella, su tono ronco de voz hizo que el cuerpo de Ariana se electrificara.
—Sí —ella responde, luego lo señala—. Ya que pregunta si hay algún problema, quiero decirle que no solo hay uno, ¡hay muchos! ustedes los hombres son unos desgraciados, malditos… son lo peor que hay sobre la faz de la tierra. No entiendo porque tienen que existir —ella le dice muy cerca de su rostro, mientras que él solo puede subir sus cejas, esta desconocida se estaba metiendo con él como si fuera un completo idiota.
—Mire, le recomiendo que busque ayuda, no es normal que una mujer ande ebria y vestida así en la calle. Ya me cansé de perder el tiempo con usted. —Ella le coloca su mano en el pecho, evitando que él dé un paso más.
—Los hombres como usted, como él… no merecen ni un poco de compasión. —Joseph arruga su frente cuando siente como ella coloca la mano de una manera fuerte en su pecho una y otra vez. Luego sin esperar más, ella derrama aquella bebida sobre el fino traje de Joseph.
—¡Suficiente! —grita él, cuando ve como algunas personas se quedan mirándolo. Él no puede permitir que lo reconozcan, eso podría afectar su imagen—. No entiendo que hice para que se me acercara una loca como usted, le pido que se aleje o le aseguro que la haré ir al lugar en donde merece estar.
Ariana sintió como la mano de alguien la agarró, se giró y miró a su hermana. Ella evitó mirar a aquel extraño, sintió que debía cambiar y tal vez huir al ver que se le había pasado la mano, luego se subió al carro de su hermana. Joseph solo bufó y continuó su camino.
—Quiero que me digas ¿Qué estabas haciendo con ese hombre en frente de la casa de Jerry?
—¿Con él? —Ariana rodó sus ojos—. Con él no estaba haciendo nada, él solo se atravesó. La verdad solo necesitaba hablar con el idiota de Jerry, necesitaba que me dijera la verdad.
—La próxima vez, no te excedas, casi no te puedo encontrar. Adicional ese hombre... En algún lado lo he visto. —Ariana sube sus hombros, restándole importancia a lo que dice su hermana menor.
Kate mira a su hermana y la abraza, jamás pensó que Jerry la fuera a traicionar así, pero sobre todo, nunca imaginó que la fuera a dejar plantada en el altar.
Ariana mira el vestido, era inevitable no sentir rabia y desesperación, sin embargo, esos no eran los sentimientos que prevalecían, una gran tristeza sentía porque el hombre que amaba con todo su corazón fue tan cobarde y prefirió simplemente no llegar.
—Y ahora ¿Qué vas a hacer?
—Me gustaría ir a gritarle a Jerry sus verdades, pero si soy honesta, sé que no podría. Me ganaría el llanto y la tristeza.
—Debe tener todo esto una explicación. Él mostraba siempre cuanto te amaba. —Ariana rodó sus ojos, esa manera en la que su hermana quería calmarla, claramente no estaba funcionando.
Ariana sacó la carta que le entregaron en la iglesia, para luego entregarla a su hermana. Jerry solo le había dejado un mensaje, uno claro y conciso, en donde no estaba seguro si casarse era la mejor decisión, él no quería dañar su vida con un matrimonio apresurado, tantos meses para él no fueron suficientes.
Ariana observaba como su hermana leía con asombro aquella carta.
—Creo que esto fue una señal para mí. No pienso dejar que nadie más juegue conmigo y mucho menos, no voy a dejar que nadie más se burle de mi. Olvidaré a ese idiota, así sea lo último que haga —ella dice, luego se pone de pie y limpia sus lágrimas.
—¿Piensas seguir yendo al bar? Al fin y al cabo es de él.
—No, lo que menos quiero es tener que ver de nuevo a Jerry, es obvio que él puede ir a ese lugar porque allí acostumbra a tener sus reuniones, tendré que buscar un nuevo trabajo, aún debemos las cuotas de la casa, no quiero que tu y mi padre carguen con toda la responsabilidad.
—Puedo ayudarte, puedo hacer que te contraten en la empresa donde estoy haciendo las prácticas, están buscando secretarias, porque hay dos mujeres que se van a jubilar —comenta Kate, haciendo sentir un poco mejor a su hermana.
—Sería de gran ayuda, no importa si debo lavar trastes o recoger basura, prefiero cualquier cosa antes de volver a ver a Jerry.
Mientras su hermana salía, Ariana se quitó el vestido, lo miró una última vez antes de darle una digna despedida, no era una despedida solo a la relación con ese hombre, si no que también era una despedida a futuras relaciones. Ella le prendió fuego, limpiaba sus lágrimas cuando veía como éste consumía aquella delicada tela.
Este solo era el inicio de una nueva mujer y nada ni nadie dañaría está nueva versión de ella.