Entro en mi habitación con una sonrisa en los labios, pero se borra al ver a Axel sentado en mi cama. Sé porque está aquí, el sermón que estoy recibir lo he escuchado antes y hoy no será la excepción para que me lo dé. —Dime que por lo menos usaste condón—niego antes de sentarme a su lado—¡Con un demonio, Bastián! La risa que brota de mis labios no la puedo evitar y eso lo hace negar y levantarse para decir muchas cosas negativas y no tan positivas. —¿Sabes que estás arriesgando a Sara por ir?—si lo sé. —Axel... —Bastián... Sí el León los escucho la estás perjudicando. —No... No pude contenerme—subo las manos a mi cabeza antes de dejarme caer en la tela que protege mi colchón—. No quiero a la Sacha fría mientras está conmigo. Yo... —Le dijiste que te casarías—me reclama y no puedo e

