El vuelo despega a la medianoche en punto. En mis labios aún permanece la caricia suave y lenta de los labios de Damon antes de embarcarme en este viaje. Me besó, tan profundamente como me gusta, pero tan ligero que me dejó deseando mucho más. Lástima que estábamos en un aeropuerto y no podíamos dar muestras de afecto de esa forma. Acaricio con mis dedos mi boca, cerrando mis ojos y recordando la mirada que me dio antes de que me diera la vuelta para embarcar, con palabras específicas marcadas en su boca, mientras se mantenía cerrada sin decir nada. Me desilusionó no escucharlo decirme que me ama, pero sé que pronto sucederá. Por Dios, ya tiene pensado tener hijos en un futuro. Eso es algo, ¿no? Aprieto mi cinturón, y siento el avión despegar con lentitud y precisión. En el aire, a tan s

