Capitulo 3

1325 Words
Tercero, cuando llegaba a su empresa, a su edificio, una loca se había atravesado por delante de su taxi y el chofer chocó contra su Lamborghini n***o por no atropellarla. Y por último lo peor, esa loca no solo lo había hecho chocar, sino que además era una ladrona prófuga que había escapado de seis guardias de seguridad de su empresa con una información que no solo podría arruinarle la empresa, sino también su reputación. Debería despedirlos a todos por su ineficaz forma de cuidar su edificio, pero de sobra sabía que no la haría Parecía león enjaulado cuando Lois, su asistente desertora le habló por el intercomunicador. – Señor Richardson, Willy , el jefe de guardias ya está aquí– Lois esperó a que el señor Richardson le contestara, pero no lo hizo, debía estar realmente enfadado – ¿Le digo que pase, señor? – Si, hazlo pasar – Respondió secamente. Seguramente para ese momento, y a todo el personal estaría enterado de lo que había sucedido. A pesar de que hubiera sido mejor que nadie supiera nada, para evitar fuga de información. Sin embargo, solo los guardias sabían exactamente qué había pasado. Nadie, excepto ellos y el señor Richardson, sabían que era lo que la castaña de vestido azul había hecho en la empresa. Lois cortó la comunicación y se dirigió a Willy con una mirada que el jefe de guardias interpretó como de tristeza. Tal vez el señor Richardson había decidido echarlo de la empresa sin tomar en cuenta los treinta años que llevaba trabajando allí. Pero si lo despedía bien merecido se lo tenía. Solo se había descuidado veinte minutos en lo que almorzaba y se había vuelto loca la empresa, parecía una pista de carreras y no un laboratorio. – Dice el jefe que pases– Lois dio un suspiro– de verdad lo siento mucho Willy , el jefe está furioso. – Yo lo siento más, de verdad. – Mucha suerte. El jefe de guardias era un hombre bajito, regordete, de muy buen carácter. En las fiestas de navidad se vestía de Santa Claus, muy real, que divertía a todos los hijos de los empleados. Tal vez esta próxima navidad no sería así, tal vez y a estaría fuera de la empresa y eso realmente le daba una nostalgia terrible. Se acercaba a la puerta y podía sentir como el jefe estaba dando vueltas por su oficina. Lo más probable es que querría explicaciones y todavía no sabía que le iba a decir para justificar su error. Lo que si tenía claro era que si no lo despedían, él renunciaría a la empresa, era obvio que ya se estaba volviendo viejo y negligente y que ya no podía con su trabajo. Tocó la puerta en tres ocasiones y obtuvo como respuesta una contundente voz. – Adelante. Willy abrió la gran puerta de cedro y miró a su jefe parado enfrente de su escritorio de granito, recargado en ella tan calmado como si fuese cualquier día normal de trabajo, pero en su mirada se notaba que estaba iracundo y que solo se contenía de gritarlo por el respeto que le tenía a su jefe de guardias. Willy pensó que ese respeto se debía más a su edad que al trabajo que había realizado, porque Willy estaba completamente seguro de que era incompetente. – Pase Willy , – dijo Nick moviéndose de donde estaba para dejarle sentarse en las sillas que estaban frente al escritorio – siéntese – le señaló, haciendo lo mismo en su silla. – Gracias señor – contestó Willy , quitándose la gorra y sentándose donde el jefe le indicara. – Supongo que ya sabrá para que lo llamo. – Si, señor – contestó Willy , ahora si estaba seguro que lo despediría. – Pues bien – le dijo Nick mirándolo fijamente – quiero que me diga exactamente qué pasó, como pasó y porque pasó. Lo escucho, nadie nos interrumpirá. Willy dio un suspiro y se dispuso a narrar lo que sus subordinados le habían relatado. – Lo que pasó fue que hace una hora aproximadamente una señorita estaba parada en la acera de enfrente, se nos hizo un poco sospechoso porque volteaba con insistencia hacía acá, pero jamás pensamos que pasaría lo que sucedió. – ¿Pero qué fue lo que pasó? – Nick lo instó a seguir. – Esa chica aprovechó un descuido del guardia de la entrada para introducirse en el edificio. Cuando fue captada por las cámaras de seguridad dos de los chicos bajaron por el elevador. Pero la joven ya estaba subiendo por las escaleras de servicio. Pensamos que ella no llegaría muy lejos por ahí, así que los chicos subieron de nuevo por el elevador a tratar de interceptarla, cuando las cámaras mostraron que estaba en el octavo piso, cinco de los guardias se dispusieron a buscarla, laboratorio por laboratorio. Pero ella fue más rápida, – Willy tomó un respiro para continuar, pero la cara de Nick que pasaba del asombro a la furia lo estaba poniendo nervioso, era obvio que se le hacía increíble lo que Willy le relataba – cuando los chicos la encontraron en el quinto laboratorio ella ya había desmantelado una de las computadoras. – ¿Y cómo es que nadie la pudo detener? – entre más escuchaba Nick, más se impacientaba. – Creo que fue porque se escondió en el laboratorio y cuando los chicos entraron al cuarto de las máquinas, ella salió corriendo. Frankie la miró y trató de detenerla pero ella bajó corriendo por las escaleras y aunque el muchacho corrió tras ella y los otros chicos por el elevador, no lograron alcanzarla. Cuando estaba en el vestíbulo salió por la puerta del estacionamiento y lo demás usted y a lo sabe. – ¿Lo que trata de decirme es que esa chica simplemente entró y salió de mi empresa y ustedes no pudieron detenerla? – Así es señor. Lo siento mucho – dijo Willy con cara de pesar – y me gustaría aprovechar el momento para presentarle mi renuncia. Nick se quedó pensando antes de darle una respuesta, se volteó en su silla a mirar por la ventana, tenía enfrente una magnifica vista de la Bahía de Massachusetts. – No, no te irás – dijo Nick – ni tu ni ninguno de tus muchachos. – Pero señor... pensé que estaría muy disgustado por lo que pasó y que preferiría que nos fuéramos. – No te voy a negar que lo pensé. Pero en realidad quiero que se queden porque ustedes y Janeth fueron los únicos empleados que la vieron y los necesito aquí para que la localicen. Quiero a esa chica lo más pronto posible en esta oficina con su información. Así que póngase a trabajar, quiero los videos de seguridad desde que esa chica estaba en la acera de enfrente y quiero que la encuentren – dijo Nick con la voz un poco fuerte, alterado aun por lo que había pasado. – Si, señor – le contestó Willy con una sonrisa, esa orden era la mejor noticia que había tenido en todo el día desde que apareció la señorita del vestido azul – ya verá que la atrapamos, gracias señor. Willy salió de la oficina con una sonrisa, Lois se sorprendió mucho al verlo. – ¿No te despidió? – Para nada, al contrario quiere que todos nos quedemos para resolver esta situación de la mejor manera posible. – Me alegro mucho por todos. Lois le sonrió afectuosamente al guardia cuando se retiraba. De repente sonó el intercomunicador. – Lois venga para acá – le ladró una voz por el aparato. – Si, señor, y a voy – contestó ella muy educada y tomó su libreta denotas, se levantó y se dirigió a la oficina del jefe – creo que no se le ha pasado el coraje– dijo en voz baja, más para ella que para Willy que ya se había retirado.
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