Capítulo:01

1033 Words
Camila Brown: Alzo las manos y detengo un taxi. —A esta dirección por favor. Digo entregandole un pequeño papel y el señor de mediana edad asiente empezando a conducir. Observo las hermosas calles de la ciudad y miro a las personas caminar…. Cada quien en su mundo. Me quedo tan metida en mis pensamientos que no me doy cuenta cuándo llegamos al hotel. —Señorita, ya llegó a su destino. Dice el chófer y me bajo del auto pagándole la cantidad requerida. Entro al hotel de clase media y luego de registrarme subo a mi habitación. Al entrar lo primero que hago es quitarme la peluca corta de color rubio, así dejando caer mi sedoso cabello castaño y abundante por mi espalda. Me quito los lentes de contactos azules dejando ver mis hermosos ojos verdes y respiro con libertad. Me lanzo a la cama y cierro los ojos suspirando. Era tan molesto llevar esos estúpidos lentes de contacto y todo por que a mi madre no le gusta ver mis ojos verdes que son iguales a los de mi difunto padre… Escucho como la puerta es tocada junto a una voz femenina. —Soy yo, señora. —Pasa. Digo lo suficientemente alto para que ella escuche. Permanezco acostada en la cama y ella entra observando que todo está en orden. —¿Segura que se quedará en este hotel señora? Me pregunta y asiento con una sonrisa. —Por supuesto, no puedo gastar todos mis ahorros Carla. —En eso tienes razón… ¿Y crees que va a funcionar? Me pregunta con algo de duda. —Por supuesto que sí, solo nos queda esperar Carla y de no ser así, yo iré a él… No dejaré que todo lo que me haya dejado mi honrado padre, quede en manos del abusivo de mi hermano y madre, junto a la manipuladora de mi hermana menor se queden con todo. Me quedo pensando y mis pensamientos se teletransportan al día en que mi padre murió. AÑOS ATRÁS : Me encuentro acostada en la cama de mi habitación, luego de haber recibido un castigo con la correa de mi hermano. De pronto la puerta se abre y al ver a mi madre me cóloco de pie de inmediato. —Todos los días me pregunto cómo es que pude quedar embarazada de ti, y a pesar de todo lo que hice para abortar siempre permaneciste ahí como una condena. Escupe con rabia, repitiendo lo mismo todos los días. Permanezco callada, porque sé que si le respondo puedo recibir una bofetada por parte de ella y ya estoy cansada de los golpes. Mi madre me mira con odio y luego suspira. —En fin, vístete de luto qué tu padre ha muerto. Dice y sale de la habitación como sin nada. Mi cerebro se queda en shock por unos segundos y salgo de la habitación deteniendo a mi madre. —Repite lo que dijiste ¿Es una broma verdad? Le pregunto mientras repito en mi mente que es mentira. Ella me mira con fastidio y agrega. —¿Qué haces que no has empezado a cambiarte? Necesitamos proyectar una buena imagen a las cámaras así que muévete. Dice y se marcha dejándome destrozada. Corro a mi habitación y busco mi celular para entrar en las páginas de noticias. EL SEÑOR THEO BROWN HA MUERTO DE UN INFARTO AL CORAZÓN. Es todo lo que repite los titulares de noticias y siento como me falta el aire. —¿Infarto al corazón? Pero si estaba bien… Susurro ahogándome en mis sollozos. Luego de esa triste noticia, mi mundo se vino abajo y todo se volvió peor de lo que era antes. El día del entierro llegó y miré el cuerpo sin vida de mi padre rodeada de miles de personas que no conozco junto a miles de fotógrafos. La única persona que en realidad me quiso se fue ¿Qué sería de mí ahora? Es en lo único que podía pensar y no me di cuenta que estaba llorando hasta que sentí los brazos de alguien rodearme cuándo perdí el equilibrio. No entiendo por qué, pero lloré desconsoladamente en los brazos de esa persona hasta que todo se volvió oscuro y desperté sola en la camilla de un hospital. A decir verdad nadie fue a visitarme hasta que me dieron el alta y fue a mi “Casa” Las horas y minutos en mi casa se volvieron peores y pase días que no salía de mi habitación sumida en una depresión profunda. El intento de suicidio pasó varias veces por mi cabeza, pero nunca tuve el valor de hacerlo hasta que recibí una llamada y escuché una voz femenina detrás de el. —¿Nos podemos ver? Tengo algo muy importante que decirte. —Gracias, pero no me interesa. Le respondo a punto de colgar la llamada, pero lo detengo al escuchar que menciona. —Es sobre tu padre… Es importante. Dice y horas más tarde estoy en un pequeño café junto a una hermosa mujer de cabello castaño y ojos cafés. —Mi nombre es Carla Davies, fui abogada secreta de tu padre, y esto te pertenece. Dice entregándome en mis manos el testamento de la casa y el ochenta por ciento de las empresas, junto a una carta. ” Mi pequeña florecida, cuando estés leyendo esto ya no estaré contigo, y quiero que sepas que tú has sido el mayor tesoro que he temido. Con la abogada Carla te he dejado todo lo que me pertenece para que puedas ser feliz, con el tiempo me he dado cuenta de que mi esposa no es quien dice ser, y lamento profundamente por todo este maltrato que te han hecho pasar, espero me perdones por haberte dado una familia de esa manera, pero quiero que sepas que nunca me he arrepentido de tenerte. Con amor T.B Las lágrimas no dejan de caer al leer este contenido y mi pobre corazón duele. —No puedo reclamar esto… Estoy segura que me asesinaran. Susurro mirando todo lo que por derecho me pertenece. —Entonces… Buscate a alguien que pueda protegerte. Me recomienda la abogada Carla y me quedo muy pensativa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD