Capitulo 4: Desinteresadamente perfecta

899 Words
Capitulo 4: Desinteresadamente perfecta Nos quedamos por un momento en silencio, mi tia Holly pareciendo procesar que era una excelente idea, parecía que entre más pensaba en la idea, más parecía gustarle. —Es que es perfecto, de seguro van a quererte aun más porque estás dispuesta a todo. ¿Uh? No entendí muy bien a qué se refería con “dispuesta a todo” pero me imaginaba que tenía que ver con el hecho de que estaba tan desesperada por salvarme que no me importaba que este hombre fuera completamente ciego. Entramos a la casa y mi tia me ayudó a cambiarme y bañarme, luego de unas horas mi tia Holly me dijo que ya había hablado con la señora o más bien secretaria que estaba encargada de John Mayer para poder ir a visitarlo y hablar. Así que era hora de hablar con el hombre que me sacaría de la miseria. Fuimos mi tia Holly, su esposo Tom y yo, apenas entramos noté que la casa era completamente lujosa, entonces nos hicieron sentar la silla enfrente de nosotros se giró mostrando que se trataba de John Mayer, llevaba lentes oscuros y el lazarillo en su mano como si fuera casi otra extremidad, era de hecho atractivo rubio, de rasgos refinados, la señora o mejor dicho secretaria Lina entró tomando una silla hasta sentarse a su lado, ella me veía de manera detallada, como si quisiera ser los ojos de John. Tal vez era así. Jesus estuvo en silencio toda la conversación, Holly y Lina eran las que comenzaban a hablar como si hicieran negocios con nosotros. —Meto la mano por mi sobrina —dijo mi tia Holly—, es perfecta para John Mayer, se los juro, ella es muy atenta, dulce y una perfecta acompañante para él, creeme que lo digo con la mejor satisfacción del mundo. Lina finalmente me miró, creí por un momento que iba a desgastarme de tanto verme el rostro. —Keila —dijo Lina—, que bueno que tengas tan buena fama, y eres de hecho muy linda, que pudieras cuidar a tu exesposo tan bien teniendo esta condición de silla de ruedas y ahora estes dispuesta a cuidar a John, me da cierta paz. Un momento, ¿entonces Lina y John sabían que yo estaba casada? ¿por qué parecían tan felices con la idea? A mi me parecería una atrocidad. —Pero claro —continuó Lina mirando a John—, todo depende del señor McGregor, yo solo soy sus ojos y su mano derecha. Todos por alguna razón miramos a John como si esperaramos que dijera algo y lo cierto era que no había dicho nada hasta ahora. —Tu estás casada con Jesus McGregor —dijo John—, se conoce que estaba en silla de ruedas. —Sí, es así —dije, sin saber a donde quería llegar con esto. —¿Quiere decir que sigues siendo virgen? —preguntó John sin tabues. Relamí mis labios, ¿como decirle que a mi exesposo le di asco por mi peso y que de hecho fingió todo ese tiempo? Ahora solo me quedaba la conciencia donde no fue él el que me quitó la virginidad, sino un loco del bosque que ni siquiera pude verle el rostro porque era de noche. Aclaré mi garganta. —No —respondí—, no soy virgen. Todos parecieron mirarme confundidos, pero sabía que habían hombres en silla de ruedas que podía follar, claro que mi esposo no, pero ellos no tenían por qué saberlo. —Pero... —dijo John— ¿acaso si lograban follar o lo engañaste? No sabría decir por qué pero parecía tener cierto tono irónico en su voz, como si se burlara de mí. —Recibió terapia —respondí esquivando todas las preguntas, John pareció estirar la comisura de sus labios en una ligera sonrisa, no entendía qué le parecía tan gracioso. —Oh eso es muy bueno —dijo Lina—. Pero claro es de suponer si ya estabas casada, además, si van a iniciar John y tu, es preferible simplemente olvidar el pasado para que inicien una nueva vida, ¿que dicen? John se rió de manera irónica y sin disimular el hecho de que parecía malvado por reirse. —Obviamente esta mujer esta completamente desesperada como para querer casarse conmigo —dijo John—, pero está bien para mí, dices que es linda, he escuchado que es gorda, pero supongo que eso no es lo que importa, igual quiero casarme con Keila. Apreté los labios, claro que me había hecho sentir mal y le prosiguió un trágico silencio incomodo, si embargo él continuó diciendo: —Quisiera que tuvieramos citas en estos días para hablar, quiero conocer más a Keila, no tendré inconveniente en cuidar de ella y su familia, sin embargo, necesito que se divorcie, de lo contrario la gente pensará que yo me metí en el matrimonio. —Claro, claro —dijo mi tia Holly—, deben hablar y conocerse, sé que se la llevarán a la perfección. —De hecho, creo que deberíamos salir para que hablen ahora un poco —dijo Lina, vamos señor Tom y señora Holly, les mostraré la otra sala de estar. Todos salieron dejandome frente al señor John, él amplió su sonrisa y me estremecí sintiendo que estaba frente a un demonio.
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